IMPRESIONES DE UN VISITANTE A CHILE
A PRICIPIOS DE LOS AÑOS SESENTA (PADRE LEO GAULRAPP)
He cubierto kilómetros y kilómetros desde mis últimas líneas a estas páginas. Casi todas nuestros lugares de misión en Chile fueron visitados en mi gira y bien aprovechados, aunque fuera sólo por el polvo. De a poco nos estamos organizando después del regreso de esta gira por las misiones. Como prometí, vimos mucho, tomamos unas cuantas fotografías y nos fijamos en muchos detalles. Nos sentimos listos e incluso ansiosos de hablar sobre la materia. De manera que con más esperanzas que nunca, esperamos con ansias la ocasión de poder mostrar – en “vivos” colores – la foto de la misión CPPS en cualquiera de vuestros círculos de misión, o clubes o sociedades.
Yo, por supuesto, no soy el único que habla en estos días. Nuestros Padres asignados en Chile están ahora de vuelta en los EE.UU. para un “descanso·” de seis meses, después de tres años de trabajo en las misiones.
Trataremos de anunciar las nuevas llegadas a su debido tiempo. Todos ellos estarán más que felices de tener la ocasión de hablar sobre su trabajo y sus proyectos de misión. Sus relatos tendrán el sólido toque de la experiencia personal y ese sabor especial de la verdad, que generalmente es más raro, que la ficción que a veces rodea a la vida de misión. Pueden coordinar una visita con vuestro misionero CPPS favorito, escribiendo a Mission Procurator, St. Charles Seminary, Carthagena, Ohio.
Ahora de vuelta de Chile, me estoy acostumbrando a la pregunta, ¿cómo se las arregló? Déjenme darles algunas impresiones del viaje en nuestra área de misiones, porque revelará más de algo sobre cómo me las arreglé; mostrará una faceta del día a día de la vida misionera.
Después de la reciente hazaña del Astronauta John Glenn, con sus con sus 140.000 kilómetros, en cuatro horas y cincuenta y seis minutos, mi viaje al campo de misiones, que pensé que resultaría muy rápido, se transformó más que en un simple paseo. Pero todavía queda el hecho de que ir a las misiones de Chile hoy en día resulta fácil y cómodo. Nuestros primeros Padres aventureros fueron en vapor y les tomó varias semanas de viaje. Esto puede haber tenido sus momentos agradables y de relajación. Sin embargo, muchos estarán de acuerdo, en que la ruta aérea tiene sus ventajas. Le lleva a uno allí con el ánimo en alto y le deja para comenzar el trabajo de la misión sin haber perdido fuerzas.
Para volar a Chile, generalmente salimos del aeropuerto internacional de Miami. El continente de Sudamérica, nos damos cuenta está hacia el este de nuestros EE.UU. Y Chile aunque está al lado oeste de Sudamérica, todavía está lo suficientemente lejos de Florida como para dejarlo en otra zona horaria. Los relojes de Santiago están una hora más adelantados que Miami.
Actualmente sólo las Aerolíneas Panagra ofrecen un servicio de jet de Miami a Santiago, y hace el viaje hacia las misiones, en tres graciosos saltos, de alrededor de tres horas cada uno. El jet aterriza en Panamá, en Lima, Perú y luego, Santiago. De ahí se dirige a Buenos Aires. Como es común en muchos vuelos de jet, hoy en día, hay primera clase en la parte delantera y clase turista en la parte trasera. Esta sección para turistas puede estar más llena que la primera, pero no es incómoda. Además, permite ahorrar U$ 166.00, la diferencia entre primera clase y clase turista, entre Miami y Santiago.
Una vez que aterriza en Chile, la era del jet se diluye o desaparece. El viaje entre los lugares de misión que tenemos en Chile, refleja casi la historia del transporte. Los autos antiguos no descansan en los museos e incluso los locales con autos usados parecen no existir. Si todavía tienen ruedas y partes que se muevan, los verá en las calles – moviéndose o atascados en alguna parte.
En Santiago, la única ciudad grande, no es problema moverse. La mayoría de las calles, la mayoría de las arterias del tráfico al menos, están ahora pavimentadas. Este es un cambio radical desde la época en que llegaron nuestros Padres. Hay excepciones por supuesto. En sectores de Quinta Normal, Roosevelt, Cerro Navia – áreas servidas por nuestra parroquia San José – todavía quedan muchas calles sin pavimentar.
¿Qué tienen que usar los Padres en esos caminos? Aunque están en diferentes etapas de deterioro, hay dos camionetas para el trabajo de la parroquia en San José y en la parroquia de Santo Domingo de Guzmán. El Falcon Econoline no lo haría muy bien en el sur, incluso si pudiera navegar por los altos y los bajos. Pero en la parroquia de Santo Domingo y en Santiago hace un trabajo bastante competente para proporcionar transporte confiable. Mientras tanto en San José, una camioneta pick up sirve para la mayor parte de las necesidades de transporte de los Padres.
Sin embargo, el vicario del Padre Leo Herber, goza de mucho aire fresco arriba de la motoneta que tiene disponible. Tampoco los Padres que trabajan como capellanes del Hospital Salvador toman el curso seguro de la caminata todo el tiempo. Los Padres allí también tienen una motoneta.
Aquellos pequeños artefactos son notables; le sorprenden a uno por la fuerza que tienen para subir. El Padre Herod y yo resoplábamos por el cerro San Cristóbal, en el centro de Santiago, a bordo la motoneta del Hospital. E íbamos los dos en ella, aunque casi me bajé un par de veces, para darle la oportunidad de poder seguir.
La motoneta también tiene la ventaja de usar poca gasolina. La gasolina es cara en Chile, especialmente, por la calidad del gas que se obtiene. Creo que el octanaje de la marca especial o premiun es sólo del 93%. De manera que usamos ésa generalmente para impedir que nuestro atesorado vehículo se desmaye.
Los hábitos de manejo y los estándares de seguridad, varían de un lugar a otro. Pero lejos los estándares que ofrece Santiago son los del manejo más loco del hemisferio. Pero uno aprende rápidamente a adaptarse a la costumbre. El Coronel Glenn habló en forma casual de dejar suspendida su cámara en la ingravidez mientras piloteaba su cápsula espacial. Quizás no tan fácilmente, y no tan casual, los Padres norteamericanos se han adaptado a los caminos pavimentados que encuentran y han aprendido a jugar a esquivarlos lo mejor que pueden. Su récord, aunque no invicto, es elogiable.
En ninguna parte vi algún eslogan que dijera: tome un bus y déjenos el manejo a nosotros. Eso podría haber servido en Santiago. Porque el servicio de buses en la ciudad está a la mano, es frecuente y razonable. No es exactamente moderno, por supuesto.
Vi a muchos buses detenidos a causa de algún desperfecto mecánico, sin embargo nunca perdí el valor del pasaje cuando eso ocurrió. El uso de los buses evita los problemas de viajar por la ciudad, que existen aquí y allá. Al menos evita los problemas de estacionamiento en el centro de la ciudad. Como se mencionó el servicio de buses es muy frecuente y lleva a casi todas partes, una vez que uno conoce los recorridos. Sin dudas es una de las pocas gangas en Chile. La tarifa varía entre los 30 y 50 pesos. Si uno calcula 10 pesos por un penny, se podrán dar cuenta de la magnitud de la ganga que significa.
La caminata es todavía un excelente medio de llegar a una parte y de ver cosas al mismo tiempo. Pero si camina por Santiago, esté preparado para caerse dentro de las acequias, etc. Y aparte de los autos, tenga cuidado con las carretas. Puede encontrar una carreta tirada por caballos ya sea en las afueras de la ciudad o en las avenidas principales. Debe ser toda una hazaña, tratar de detener un caballo corriendo por una calle de adoquines, con herraduras de metal en sus pezuñas y sin frenos en la carreta de dos ruedas. Algunos conductores no siempre tienen éxito. Por lo tanto hay una especie de derecho a vía para ellos en algunos tipos de cruces.
Fuera de Santiago, en nuestros lugares de misión en el sur, el transporte se hace más complicado. No hay servicios de buses dentro de la ciudad, por supuesto. Nos hemos arreglado para proporcionar a nuestras parroquias CPPS en el sur camionetas que son vitales para ellos, pero algunas se están deteriorando. El deterioro se produce, por las condiciones de los caminos más que por las condiciones de los elementos. Las condiciones de los caminos presentan pruebas diarias para cualquier vehículo mecánico. Incluso la versión antigua del jeep de la Armada se lo pasa en el taller de reparaciones. A mediados del invierno los caminos detienen hasta a los bueyes – el último elemento con tracción capaz de moverse. Si hubiera cualquier fabricante de autos leyendo esto y estuviera buscando caminos que conquistar o buscando hacer propaganda sobre la durabilidad de sus productos, desde ya lo invito a contactarse conmigo. Le puedo proporcionar los mejores caminos de prueba, bajo las condiciones más reales. También están disponibles los choferes de prueba. A cambio del uso de vuestros vehículos de prueba, los Padres en sus excursiones de las misiones estarán más que contentos de llevar un archivo de los datos de prueba, incluso en triplicado. Nota: Asegúrense sin embargo de incluir repuestos.
En estas misiones sureñas, la importancia del transporte es difícil de sobreestimar. En cierto sentido uno hace el trabajo en proporción a lo adecuado o inadecuado del transporte disponible. El tiempo es valioso obviamente en cualquier área, pero su importancia aumenta en proporción a la escasez de mano de obra. La escasez de trabajadores en los campos de misión sudamericanos es prácticamente proverbial – con más verdad que en la mayoría de los proverbios. Mientras más tiempo se pase en el camino por los lentos medios de transporte, menos tiempos disponible hay para el trabajo vital que hay que hacer. Y mientras más cansadores son los medios de transporte, menos efectivo es el misionero en llevar a cabo los trabajos. El transporte adecuado está lejos de ser un lujo en las misiones.
Hay tantas cosas que dificultan esta necesidad de transporte. El gasto que implica, primero para obtener los vehículos y luego para mantenerlos funcionando, es una de las batallas siempre presentes. Muchos amigos de las misiones han ayudado a dar esta batalla, aunque debe continuar. Los dólares y los centavos son armas maravillosas, pero se acaban tan luego.
Pero luego hay otros obstáculos que no se pueden olvidar. Las largas estaciones de lluvias en estas áreas de misión pueden atascar, incluso equipamientos más caros que no podríamos financiar jamás. Como los caminos rurales se convierten en mares de barro, la camioneta debe dar paso al caballo más lento, o incluso, al todavía más lento hombre que camina. Todavía no se vislumbra el día, para cuando estos caminos rurales del “campo” estén pavimentados. No es necesario decir, que las misiones no pueden financiar los caminos rurales.
Sólo uno de los Padres mantiene su caballo para uso regular en la misión. Eso no significa que sea el único que termina haciendo a caballo los últimos kilómetros hasta una estación de misión. La gente está muy consciente de las condiciones de los caminos, sin contar con los servicios en el camino de un Automóvil Club que no existe. Cuando el Padre va a decir Misa, o lo llaman para visitar un enfermo, a menudo le llevan un caballo hasta el punto del camino, donde comprenden que el Jeep o camioneta del Padre no podrá seguir. A veces ese punto del camino no es más que un corto camino desde la parroquia base, pero aún así imposible de superar.
Los bueyes a menudo tienen su rol que jugar en todo esto, aunque no he escuchado de ninguno de los Padres que haya ido a las misiones en una carreta arrastrada por bueyes. Son más bien, el servicio de grúas de los campos – y una aparición muy bienvenida cuando uno está hundido en el barro. No hay que estar mucho tiempo en el campo para desarrollar un respeto por estas bestias de carga. Son los tractores del hombre pobre. La primera reacción al encontrarse con una yunta de bueyes es un sentimiento extraño de vuelta atrás al pasado. Pero muchas otras cosas calzan y pronto se comprenderá que los bueyes calzan perfectamente en el cuadro total.
Cuando surgen las necesidades de viajar de un sector a otro en Chile, como ocurre a menudo, hay disponible tanto un servicio de trenes como aéreo. El servicio aéreo es interesante; es algo limitado, por supuesto, y sujeto a muchas cancelaciones debido a la neblina en las pistas de aterrizaje. De lo que pude ver, los pilotos saben muy bien lo que hacen. Las pistas de Osorno y Valdivia son solamente caminos de ripio. El viaje se hace por las montañas y las corrientes de aire hacen tambalearse con ganas al avión. Aparte de la única línea comercial, está disponible un servicio en pequeños aeroplanos Cessna o Piper, pertenecientes a los clubes de vuelo. Estos clubes han proliferado, alentados por el patrocinio del gobierno, al menos en términos de comprar estos aviones sin pagar impuestos.
La línea férrea en Chile es administrada por el gobierno. Los admiradores de los ferrocarriles estarían extasiados de ver las máquinas a vapor en funciones, la mayor parte de origen alemán o japonés. La línea principal que corre entre el norte y el sur, los mismo que las dos ramas que van a la costa, son de trocha normal; otras líneas hacia las montañas, son de trocha angosta. El servicio de pasajeros se encuentra disponible desde Santiago a Puerto Montt. Esta línea pasa por lugares importantes para nuestras misiones: Pitrufquén. Río Negro, Purranque y Valdivia.
El mejor tren es uno llamado el “Rápido”. Ofrece dos clases de servicio. Servicio de primera clase, que traducido a nuestro lenguaje, le ofrece asiento reservado en el carro. Los asientos son tapizados pero no reclinables. El carro no tiene aire acondicionado, aunque esto no es tan malo en un país donde el verano no es muy húmedo. La desventaja es que las ventanas abiertas dejan entrar el polvo y la suciedad....La otra clase en el Rápido le otorga un asiento en un carro que tiene aire acondicionado, con asientos reclinables y más espacio para las piernas. En el viaje nocturno le proporcionan una frazada y una pequeña almohada. Tener mayores comodidades implica un gasto extra. Algunas detenciones están programadas, pero se puede arreglar una parada fuera de programa, con un costo extra.
Hay otro tipo de trenes de pasajeros fuera del Rápido. También tiene dos clases, una primera y una tercera clase. (Yo también pregunté por la segunda). El viaje en primera clase en estos trenes regulares es en un carro igual que la primera clase del Rápido. En tercera clase los asientos son de madera sin tapizar y muy derechos. Hay veces en que uno se preguntará si va arriba de un tren de pasajeros o en un tren de carga con pasajeros adentro. Creo que subir ganado pequeño no se permite, pero no deben ser tan rigurosos. El horario de estos trenes ordinarios no es exacto. Son los locales de lo local, el tren de la leche que espera la ordeña. Por supuesto, viajar en ellos es más barato que en el “aristocrático” Rápido, si no se toma en cuenta el desgaste de la paciencia.
Los aviones, los trenes, los buses, las camionetas, las motonetas, los caballos, los bueyes y los pies – todos juegan su rol para llegar a las estaciones de misión.
Quizás estas impresiones sobre los modos de viajar le añadirán un poco de color a su interés y preocupación por los Padres en Chile. Debemos mantener moviéndose a los hombres en su campo. Parte de ese movimiento es la locomoción. Pensamos y hablamos mucho hoy día sobre como los viajes amplían, como acercan los continentes, como las vacaciones soñadas están disponible para cualquiera que tenga tres semanas de permiso- y un año para pagar. En toda esta maravilla de la velocidad y oportunidad, sin embargo, no se olviden que todavía hay áreas en donde la preocupación es acercar dos aldeas vecinas en el tiempo y en la oportunidad.
Chile y sus áreas de las misiones de los Padres de la Preciosa Sangre dan lugar a otras muchas impresiones llenas de color. Sólo el tema de la gente es muy sutil y vasto. Está el área de la economía; el problema del abastecimiento; el costo de los suministros y de los alimentos. Todo esto afecta a la gente con que los misioneros trabajan y la propia vida de los Padres también.
Más sobre esto en otra oportunidad.
Sinceramente en la Preciosa Sangre,
Rev. Leo J. Gaulrapp, C.PP.S.
Procurador de las Misiones.
(Precious Blood Messenger, abril, 1962, págs.114-115-116-117118-119, Vol.II).