Nuevo Misionero CPPS
IMPRESIONADO Y FELIZ
Por
Padre Patrick Patterson
Dicen que las primeras impresiones son las últimas impresiones. Espero que esto sea verdad – porque estoy bien impresionado y muy feliz de estar aquí. A causa del cambio de personal, tuve que irme casi de inmediato para el “Sur”. Y allí me encontré solo, como nuevo párroco de Río Negro. De manera que después de unos pocos días muy ocupados visitando a nuestra gente y casas en Santiago, reuní mis cosas y una vez más estaba en camino. El último tramo de mi viaje fue el más corto – sólo 1.500 kilómetros; pero también el más largo – 14 horas.
Río Negro es una pequeña ciudad (3.000 de población) a unos cinco kilómetros de la Carretera Panamericana, resguardada por las hermosas montañas de los Andes, coronadas de nieve, hacia el este –las que dan a veces su grandeza y fortaleza a mi pobre alma – y las cadenas montañosas más pequeñas hacia el oeste – cuyos bosques vírgenes y prados, que parecen bordados, le dan a uno una tranquilidad poética y un sentido de descanso.
Ustedes podrían preguntarse cómo podemos hacer líderes y catequistas con gente que no sabe leer ni escribir. Yo también me lo pregunto. Quizás es aquí donde uno puede vislumbrar la auténtica fe y carisma que deben haber tenido las primeras comunidades cristianas de la época de San Pablo.
Mi breve estadía aquí me ha convencido que los problemas son un poco más complejos que los que San Pablo tuvo que enfrentar en Iconium, Derbe o Lystra (aunque aparentemente no tan peligrosos). Porque la Iglesia aquí no está uniformada, sino mal formada, habiendo estado cargada estos pasados 400 años con un concepto del reino de Dios, más místico que real; por una religión cuyo elemento divino fue a menudo mágico y cuyo elemento humano era la dominación; cuyas maneras se han vuelto rutina y su importancia secundaria. La mayor parte de la gente de aquí, al menos los campesinos, pueden ser católicos por el bautismo, pero no por la práctica. Esto no se dice para negar la casi natural caridad que tienen, sino porque su conocimiento y práctica de la religión es en el mejor de los casos, fundamental. Tampoco se dice esto para culpar a esta gente – que no tiene culpa ninguna en esto; tampoco para criticar a los miles de sacerdotes y religiosos que me han precedido con sudor y caridad. Pero el hecho, la realidad, existe y debemos trabajar con ella. Estoy hablando, por supuesto, de la situación en el sur de Chile. Lo que existe en el centro o en el norte – o en otros países – puede ser una historia diferente.
Y así tomando de nuevo y basándonos en San Pablo, “ser todo, para todos los hombres”, tratamos de satisfacer todas las necesidades de esta gente – incluso aunque a veces podamos ir en contra de nuestra propia opinión (del modo en que Pablo fue en contra suya para evitar el escándalo). Así con una mano trabajamos para formar unos pocos y con la otra continuamos bautizando, bendiciendo velas, santos y manteniendo clichés que no significan nada ni producen nada, “Gracias Padrecito”. Tenemos que aceptar esta actual Iglesia Católica de Chile, de doble faz, mientras trabajamos para hacer vida la Iglesia que es verdaderamente católica.
Pero los días del misionero a caballo y los bautismos y los matrimonios masivos se han ido para siempre. Ahora el énfasis está en formar pequeñas comunidades como centros cristianos, desde los cuales surgirá el reino vital de Dios. Esta “vitalidad”, sentimos depende de una relación personal con Dios, y para eso estamos guiando a la gente a componer su propia liturgia en cada centro del campo. Esta es una liturgia sin Eucaristía, ya que “la partición del pan” es la función precisa del sacerdote, es casi la definición del sacerdote, y esta gente no tiene sacerdotes. Pero los sacerdotes vendrán cuando su fe se los exija (como una flor sale cuando el terreno está bien preparado). Y luego la Eucaristía, la verdadera acción de gracias, realmente proclamará la instalación del reino de Dios en Chile.
En cuanto a mi trabajo en la ciudad – hay un colegio aquí que las monjas (de España) dirigen y al que yo trato de ir de vez en cuando para visitar los cursos. En la cuadra siguiente hay un nuevo hospital moderno que visito semanalmente. Cuando el clima está bueno doy una caminata por el centro, deteniéndome a conversar con la poca gente que conozco en las tiendas. Los precios aquí son casi los mismos que en los Estados Unidos, US$ 20 por un par de zapatos, por ejemplo. La diferencia es que US$ 20 es aquí 2/3 del sueldo promedio mensual de un hombre. Le pago a mi cocinera 100 escudos (US$ 10) al mes, más alojamiento y comida. Pero ella gana más que yo, yo sólo saqué 95 escudos el mes pasado, ¡imagínense!
Esta burocracia gubernamental me está volviendo loco. Me tomó dos semanas obtener mi “carnet de identidad” y otras dos semanas mi “carnet de manejar”. Todos los días el “vuelva mañana” para firmar otro papel o comprar otra estampilla. Un día casi perdí la paciencia. Se me dijo que estuviera en una oficina temprano y ellos se encargarían inmediatamente de todo (ya había estado tres veces antes allí). Esta oficina está en Osorno, lo que significa manejar hasta allá cada vez y esperar en las calles entre las citaciones. De manera que fui y firmé otro papel; luego dijeron que necesitaba la firma de un doctor y que él no venía hasta las 12:30 y luego necesitaba una estampilla gubernamental y no podía comprarla hasta las 3:30, ¿me importaría esperar? Dije que sí y me fui.
Un día en Osorno – justo en la plaza principal – se me desinfló un neumático. El único lugar para detenerme y arreglarla era en una zona donde no se podía estacionar. De manera que le pregunté al policía que estaba allí si podía detenerme y cambiar la rueda. Dijo sí. Pero mientras cambiaba la rueda se fue. Luego un policía del otro lado de la calle viene y me saca un parte. De manera que discutiendo con él, se comenzó a juntar la gente mirando. Finalmente me dije de qué sirve y acepté el parte. ¡Grandioso!
Hablando de perder la calma. La perdí el otro día en una Misa de funeral en Riachuelo la semana pasada. Está a quince kilómetros de aquí y después de la Misa en la ciudad me dirigí a ese lugar para la Misa de 10:00. La gente finalmente llegó a las 11:00. Había unas 200 personas presentes, pero hubo sólo una comunión. Aparte de esto una pareja de comunistas al fondo de la iglesia conversó todo el rato durante la Misa. Se juntó todo y la tapa saltó, dije mi primer sermón en castellano improvisadamente. Realmente les dije todo, “cómo podían esperar que Dios recibiera sus plegarias si ellos no lo recibían a El”, etc. (estoy seguro que la pobre gente a duras penas contuvo la risa con mi horrendo castellano). De todos modos después me arrepentí y decidí que no lo haría nunca más (probablemente pensaron que estaba haciendo una elegía funeraria). Pienso que lo que corresponde es cortar con las Misas funerarias y escribir una especie de paraliturgia o servicio bíblico más instructivo y relevante a sus necesidades y mentalidad.
Todas las semanas tengo dos o tres niñas solteras que traen sus guaguas para bautizarlas. Si las rechazo, al día siguiente mandan a alguien con una “guagua mortalmente enferma” (la misma), de manera que uno nunca gana. Uno se siente como un ogro diciendo que no, pero no les ayuda mucho continuar con esta “magia”.
Hasta aquí no hay respuesta. Pero como indiqué, creo que estamos en el camino. En el camino no sólo de instalar el reino de Dios aquí, sino en el camino de hacer de éste uno de los centros del reino de Dios.
¿Sólo una gran visión de un misionero joven? Pienso que no. Visión, sí, pero basada en la historia. Todo comenzó en Palestina, el centro desde el cual los primeros misioneros siguieron adelante para difundir la palabra de Dios, siendo Roma y Grecia los objetivos. La Palabra prendió y pronto Roma y Grecia fueron los centros desde los cuales Europa oriental y occidental recibieron el mensaje cristiano. Desde el siglo 12 hasta los tiempos modernos, Europa fue la fuente primaria de la expansión de la Buena Nueva a las naciones recientemente descubiertas y colonizadas, incluyendo la nuestra. Y hoy en día los Estados Unidos tienen incontables misioneros en África y Sudamérica que llevan la Luz a este oscuro “Tercer Mundo”. Llegará el momento, estoy convencido, en que el “Tercer Mundo” “brillará en la oscuridad”. (Precious Blood Messenger, diciembre, 1968,págs. 3-4-5, Vol.III)