Por Bernard Mores
Cuando llegué a Chile por primera vez, hace 33 años, en agosto de 1948, mi primer cargo durante siete años fue con el Padre John Kostik en la Parroquia San José, Plaza Garín en el sector marginal poniente de la ciudad de Santiago. El primer día allí con el Padre Kostik, tuve que comprarme una cama, pero se me olvidó la palabra en español y tuve que hacerle un dibujo al vendedor. La primera frase que entendí en español fue cuando alguien dijo: “¡El no entiende nada!”.
Uno de mis recuerdos de esos años en San José, fueron los disputados partidos de pinocle en los días libres con los Padres John Kostik, John Wilson, Leonard Fullenkamp y Walter Junk. Más bulla que habilidad.
Ahora estoy de vuelta donde empecé. Después de una estadía de 12 años en el lluvioso sur de Chile y luego en el Centro Parroquial en los departamentos en altura de la parroquia de Santo Domingo, aquí estoy de vuelta con mi primer amor – la parroquia de San José, con los Padres Lawrence Eiting, Antonio Lagos, un sacerdote diocesano Germán Alvarez (que quiere unirse a nosotros) y el seminarista Guillermo Prado.
Nunca un momento aburrido en esta enorme parroquia. Se calcula que hay alrededor de 200.000 personas en los límites de la parroquia – y 180.000 están bautizados católicos, los que al menos se presentan a algunos sacramentos.
Una Tarde de Sábado
Déjenme describir una tarde de sábado.
La gente ha estado viniendo a inscribirse para Bautismos, Primeras Comuniones, Matrimonios y ayuda caritativa. Alrededor de las dos de la tarde, llegaron dos personas hasta la puerta de la parroquia. Una de ellas había sido acuchillada en el estómago y estaba sobre los escalones posteriores de la iglesia. Vino la policía y llegó la ambulancia. Había sangre por todas partes.
Alrededor de las tres, seis o siete grupos de niños se comienzan a reunir preparándose para sus clases de Doctrina Cristiana dirigidas por los jóvenes. Luego llegan los padres, que vienen semanalmente durante dos años para poder enseñar a sus hijos y prepararlos en su participación en la Eucaristía. Todo esto mientras grupos de Boy Scouts y Alitas se reúnen en el patio de atrás de la parroquia con sus cantos y juegos.
En el salón parroquial hay alrededor de setecientas u ochocientas personas que están tratando de obtener una casa o al menos un sitio a través de la Cooperativa de Caritas Chile. Llega el obispo y yo lo acompaño al hall. Me invita a subir al escenario, pero no puedo. Debo preocuparme de los grupos de padres que esperan ser organizados.
Muy probablemente hay un ataúd o dos con unos pocos dolientes en las salas de la sacristía en donde la gente los vela y rezamos el “responso”. Nunca pasa un día en que no tengamos un funeral. En día normal tenemos dos, y a veces dos más, en las casas de ellos. Ha habido días en que hubo seis ataúdes en la parroquia al mismo tiempo.
El “Padrino”
Estamos agradecidos de la fiel persona que es Gastón Ramírez, propietario de una pequeña librería en los alrededores, quien es nuestro organizador de funerales. Es conocido en toda la parroquia como el “Padrino” y junto con otros está autorizado para rezar el “responso” por los muertos cuando yo no puedo.
Todo esto es en la iglesia principal de la parroquia. Hay otras dos iglesias grandes que son cuasi parroquias dentro de los límites de San José y también seis capillas. En todas ellas hay Misas, Bautismos, Matrimonios y Primeras Comuniones. El año pasado hubo 820 bautismos y 270 matrimonios, junto con cientos de Primeras Comuniones.
Evangelización y Formación Cristiana
Esto puede hacer aparecer nuestro trabajo como puramente sacramental, pero no es cierto. El principal esfuerzo de la parroquia de San José está dirigido a una evangelización continua de los adultos y la juventud y a un programa catequístico. Este programa de formación cristiana está guiado por sacerdotes y religiosas, pero la instrucción es realizada, principalmente, por laicos preparados previamente, a quienes se les da cursos en la parroquia y a nivel diocesano.
Algunas de las actividades del programa de formación consisten en dos años de encuentros semanales, de los padres y de los niños, en preparación a la participación en la Eucaristía. Ocho reuniones con sacerdotes, un doctor y laicos en el curso de Pre-Caná para matrimonios. Luego en preparación para el Bautismo están las ocho reuniones para padres y padrinos. Es fácil ver que ésta es una gran demanda de actividad y motivación.
Otros sacerdotes y Religiosas
Pero aquí en San José no estamos solos. Hay tres sacerdotes de la Congregación de Mill Hill, dos diáconos y 18 monjas de diferentes órdenes religiosas trabajando en la actividad pastoral entre nuestra gente. En nuestro almuerzo del miércoles se reúnen alrededor de 12 a 14 sacerdotes y unos pocos diáconos del decanato, del cual Antonio Lagos es el decano. Muchas veces el obispo se nos une para escuchar los planes y también las quejas de sus obedientes súbditos. Nuestro decanato tiene solo dos parroquias, Nuestra Señora de la Preciosa Sangre y San José.
Este un trabajo interesante y alegre por el Señor, pero nos entristece, a veces, ver que sólo estamos rasguñando la superficie de una de las más grandes parroquias de Chile. (Cincinnati CPPS Newsletter, Nº127, julio 17 1981, pág.937).
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