114. ALGUNOS PENSAMIENTOS EN UN ANIVERSARIO SOMBRIO

Por Robert Conway

 

              Probablemente, ni van a pensar en ello, pero el 8 de marzo de 1979, serán ocho años que el Padre Larry Eiting estará en Chile.  Lo que hace significativo este aniversario es que marca ocho años desde que un nuevo voluntario se unió al Vicariato Chileno. Es verdad que desde 1971 se ha estado recibiendo alguna ayuda adicional. El Padre Emil Dinkel, después de su estadía en Perú, pasó varios años más en Chile, y este año recién pasado, el veterano de la Misión Peruana, el Padre Edgar Jutte, ha estado trabajando en Chile. Además, el Padre Salvador Bautista, un sacerdote español del Vicariato Ibérico, está ahora trabajando con el Padre Israel de la Fuente en Río Negro. Pero el hecho permanece: hace ocho años que no viene un nuevo voluntario desde la Provincia de Cincinnati.

 

              El mundo ha dado muchas vueltas desde que entonces el Provincial, Padre Joseph Marling, escribió su carta al secretario del Cardenal José María Caro en Chile.  El 7 de abril de 1947, el Provincial escribió:

 

              “Yo mismo estoy confiado que dentro de un período de cinco años, tendremos cuarenta sacerdotes en Sudamérica. También espero  que podamos comenzar dentro de poco a  preocuparnos de estas vocaciones para este tipo de apostolado, de manera de poder garantizar un flujo rápido de sacerdotes  a Latinoamérica.”

 

 

             Sin embargo, a mediados de agosto, el primer motor de la empresa chilena, era ahora obispo auxiliar de Kansas City. Aunque ya no estaba asociado con la Provincia norteamericana, el Obispo Marling estaba vivamente interesado en la nueva empresa misionera. A fines de septiembre, escribió a los Padres John Kostik y John Wilson: 

              “Nunca se ha presentado una oportunidad más gloriosa a la Sociedad, que la que tenemos ante nosotros, en este momento. No hay razón (salvo el letargo o temor de emprender lo que es difícil) para que no debamos empezar con planes inmediatamente que garanticen quince sacerdotes CPPS a Sudamérica cada año. Tenemos los hombres, los fondos – todo lo que es necesario, si tan solo la voluntad de emprender algo grande para la Iglesia estuviera presente. Sin mucho esfuerzo podríamos instalar un seminario teológico para aquellos destinados a Sudamérica. Puede hacerse sólo si la Congregación tiene el coraje de emprenderlo.”

 

              Desde septiembre de 1947 a agosto de 1949 vinieron quince sacerdotes a Chile. En la década de los años 1950, dieciocho más, fueron asignados al vicariato; en los años 1960 dieciocho sacerdotes más y un hermano llegaron a Chile; además fue ordenado el primer miembro chileno. En los años 1970, tres miembros chilenos más llegaron al sacerdocio, tres norteamericanos ordenados en Chile y el Padre Eiting, Padre Jutte y el sacerdote de España comenzaron a trabajar en el Vicariato. Sin contar a los seminaristas enviados desde EE.UU. (cuatro) y los miembros chilenos. Desde 1947 hasta 1979, la Provincia Americana (después de 1965 la Provincia de Cincinnati) ha asignado cincuenta y tres sacerdotes y un hermano al Vicariato Chileno.

 

     

         Una edición especial del Gasparian, en febrero de 1965, explicaba con gran detalle la división para formar las tres Provincias nuevas.  Bajo “Misiones Extranjeras” apareció lo siguiente: “Las misiones extranjeras deben ser patrocinadas por la Provincia de Cincinnati. Razones: 1) Eficiencia Administrativa; 2) Apoyo financiero, y 3) No es aconsejable recargar a las nuevas Provincias con las misiones extranjeras inmediatamente.” 

              Propongo respetuosamente, que después de catorce años de existencia independiente, ha llegado el momento en que todas las Provincias norteamericanas examinen su compromiso con el apostolado de la misión extranjera en la Congregación. (Cincinnati CPPS Newsletter, Nº93, febrero 13, 1979, pág. 712; 715 y 716)