Por Leo Herber
Las cosas están resultando en la Parroquia Sagrada Familia de Río Negro. La gente está llegando y son amistosos. Poco a poco la organización está comenzando a florecer – no a crecer, sólo a florecer. Lo más exasperante es su hábito de llegar tarde a todo, incluso bajo los estándares chilenos. Cuando llega la hora de la Misa, así lo hace también el primer feligrés. Una vez más tomo las tácticas del Padre Ehrman – comienzo a la hora; luego viene ese famoso anuncio después de todas las Misas: “Nuestros servicios son cortos. Comienzan inmediatamente cuando el sacerdote sale de la sacristía y terminan cuando regresa a la sacristía.” Después de tres domingos, algunos niños se lo han aprendido de memoria – son sensacionales para aprenderse los avisos.
He estado reestudiando el documento del Papa que salió como resultado del sínodo de obispos sobre el Matrimonio. Últimamente se ha adquirido conciencia de los problemas matrimoniales aquí en Chile, y hay una preocupación por los resultados de la vida moderna en la familia. En todos estos países, la familia no ha sido la institución que conocemos entre los europeos, y especialmente, entre los norteamericanos. Incluso el fundador del país, Bernardo O’Higgins, era hijo ilegítimo. El machismo de Latinoamérica no da un sentido de paternidad responsable; y el resultado de una sociedad matriarcal da a las mujeres más interés en su rol de madres que de esposas. Ha habido un gran sentido de familia en la clase media que crece, pero al mismo tiempo, es precisamente esa clase media la que se está saliendo del camino por su deseo de progresar económicamente. El cuidado, la educación y el amor son todos interpretados en términos de dinero. El individualismo de la clase media tratando de ser clase alta, sólo divide a la familia en otro predicamento – pero la división es igual de grande. Quizás es más peligrosa porque es más sutil. Me parece que nuestras instrucciones “matrimoniales” podrían cambiarse a instrucciones de “cortejo” y ser dadas en los colegios de educación media a los jóvenes a cuando empiezan a salir con niñas. Pienso que entonces harían mucho más bien. Es un tema interesante de conversación con los seminaristas, ya que ellos son chilenos, están recibiendo el último entrenamiento y están a pocos años de ser ordenados.
(Cincinnati CPPS Newsletter, Nºº149, octubre 20, 1982, pág.1181)