50. LA MISIÓN EN CHILE 1947 a 1957 (Primera Parte)

      “Aunque septiembre de 1947, debiera ser considerada realmente la fecha de nuestra llegada a Chile -ya que los Padres John Wilson y John Kostik llegaron en avión el 16 de ese mes-, sin embargo, febrero de 1948, parece más apropiado, ya que marcó el comienzo de nuestros verdaderos esfuerzos misioneros en Chile. Los meses intermedios, sin embargo, no deben considerarse perdidos enteramente. Mientras los superiores se ocupaban de estudiar distintas parroquias ofrecidas a nuestro cuidado, el resto de nosotros que llegó por barco en noviembre de 1947, trataba de familiarizarse con el lenguaje y las costumbres de nuestros nuevos entornos.   

     “En aquellos primeros días era una odisea, incluso, comprar mercadería en el almacén del barrio. Cambiamos la gramática y agregamos algunas palabras y expresiones nuevas al vocabulario, pero los gramáticos se han negado persistentemente a añadir nuestras “mejoras” a los diccionarios oficiales -no se atreverían a poner algunos de nuestros disparates en imprenta-. Tenemos una gran deuda de gratitud con los Padres de Maryknoll, que nos abrieron sus puertas para recibir a nuestros dos Padres  pioneros en el mes de septiembre, y luego, a varios más de nosotros, en meses posteriores. 

     “Los locos se lanzan donde los ángeles no se aventuran a pisar” Sin embargo como San Pablo dice: “¡Somos locos por la causa de Cristo!” De manera que por febrero de 1948, sentimos que estábamos listos para comenzar el trabajo. Ya para el día de Año Nuevo, el Padre John Hoorman se había hecho cargo de los cuarteles de la capellanía del Hospital Salvador en Santiago. Luego, el primero de febrero, el Obispo Fariña, obispo auxiliar de Santiago, entregó las llaves y la administración de la parroquia de Santo Domingo al Padre Wilson y a otros Padres que lo ayudaron. 

     El 29 de febrero, las tres parroquias del sur, de Río Negro, Riachuelo y Purranque fueron entregadas a los Padres de la Preciosa Sangre. Purranque era sólo una misión de Río Negro en esa época, pero como sucede tan a menudo, la iglesia-hija sobrepasa a la iglesia-madre en tamaño e importancia. Purranque ya se podía ufanar de una pequeña escuela parroquial atendida por varios profesores seglares sacrificados, aunque las clases eran realizadas en una casa particular a mal traer. La iglesia era grande, construida con paneles de madera e imposible de reparar. 

     Fue aquí, a principios de diciembre de 1947, que los Padres John Wilson y John Kostik encontraron a un grupo de niños esperando en la iglesia para hacer su primera confesión como preparación a su Primera Comunión al día siguiente. El Padre del Verbo Divino que había estado atendiendo Purranque desde Río Negro, había muerto súbitamente y el sacerdote que lo iba a reemplazar no había llegado todavía. El Padre Kostik aunque iba sólo en una visita de inspección, enfrentó la ocasión. Después de media hora de diligente estudio del catecismo y de una oración especial al Espíritu Santo, fue al confesionario. Los niños hicieron su Primera Comunión como estaba programado. 

     “Estas cuatro parroquias, junto con el Hospital fueron consideradas como una  primera tajada suficiente para este pequeño grupo de ocho sacerdotes, que por ese tiempo se habían convertido en carpinteros, pintores y electricistas para poder dejar las casas parroquiales en condiciones de habitarlas. Pero en agosto, reforzados por cuatro sacerdotes recién llegados, pensamos que podríamos manejarnos con otra parroquia. El Padre Kostik fue entonces enviado a hacerse cargo de la parroquia de San José en Santiago. Ésta era lejos la más grande y la más pobre de todas. 

     “Pero entonces, el Padre Wilson, nuestro Superior entonces,  estaba buscando nuevos horizontes para conquistar, y en septiembre de 1949, envió al Padre George Fey hacerse cargo  la parroquia de Pitrufquén. Desde esa fecha, a pesar de la llegada de más misioneros en los años siguientes, no se han aceptado nuevas parroquias. 

     “Pero los Jeeps y camionetas, que han reemplazado a los caballos, han acortado las distancias y el número de capillas y misiones en el campo han aumentado mucho. Es interesante mirar la lista de lugares en donde los Padres de la Preciosa Sangre ahora ofrecen Misa más o menos regularmente. Es impresionante. Una mirada breve a los diez años en cada una de las parroquias C.PP.S. no estaría de más. 

En Santiago. La parroquia Santo Domingo continúa más o menos igual. En realidad ha disminuido de tamaño con el establecimiento de dos nuevas parroquias en el vecindario. Pero la disminución pronto quedará en nada, cuando en el futuro un proyecto habitacional  de departamentos, dentro de los límites de la parroquia abrirá sus puertas a 600 nuevas familias. La llegada de las Hermanas de la Preciosa Sangre hace un año atrás, para hacerse cargo de la enseñanza en el colegio Saint Gaspar recién establecido, está demostrando un efecto maravilloso. El futuro de esta parroquia se ve brillante. Otro hecho consolador es que durante los diez años pasados, se han añadido dos Misas extras al horario del domingo para acomodar a más gente. El número de gente que se acerca a los sacramentos ha aumentado rápidamente cada año. 

     “Los Padres en el Hospital Salvador han visto añadir dos grandes y modernos edificios al Hospital original y una tercera ala está ahora en construcción. Los dos Padres encuentran ahora imposible hacer todo el trabajo que debería hacerse en un Hospital por sobre 1.500 camas. 

     Posiblemente la parroquia de San José en Quinta Normal ha sufrido el mayor cambio. El Padre Kostik recibió la parroquia de un sacerdote enfermo que trabajaba solo para unas 40.000 almas. El Padre nos dice que el primer domingo en su nueva parroquia tuvo una asistencia de quince personas en su primera Misa. Alrededor de treinta y cinco más vinieron a la segunda Misa. La planta de la parroquia consistía en una pequeña iglesia que se caía y una casa parroquial sólo en poco mejores condiciones. Juntas ocupaban toda la propiedad parroquial. 

     “Poco tiempo después, se compraron varias propiedades colindantes y se comenzó el trabajo de construcción de una escuela parroquial. A través de los años, se han añadido más piezas, de manera que en este momento el colegio puede jactarse de  13 salas de clases grandes. Con clases  en la mañana y en la tarde para distintos grupos de niños, y apretándolos hasta que las paredes casi se inflaban, pudimos acomodar a 1.750 niños en nueve grados durante el pasado año escolar. 

     “Fuimos afortunados en obtener catorce Hermanas, la mayoría de ellas chilenas, para que nos ayudaran con este trabajo. Naturalmente estas Hermanas necesitaban un lugar para vivir. Como la casa parroquial estaba al lado del colegio, se remodeló y se entregó a las Hermanas para su convento. Eso dejó a los Padres en la calle, de manera que tuvo que añadirse una nueva casa parroquial permanente, a la planta de la parroquia. Luego, finalmente, gracias a los esfuerzos del Padre Samuel Homsey, se añadió un gran gimnasio. Además siendo el gimnasio, el principal lugar de reunión de los jóvenes de ese sector de la ciudad, sirve también como iglesia temporal para dos Misas de niños los días domingo y finalmente servirá como iglesia temporal, cuando sea construida la nueva iglesia parroquial en un futuro no lejano. 

     “Dentro de los límites de la parroquia de San José está la Capilla de Resbalón. Aquí también se construyó una escuela parroquial, que el año pasado tuvo una matrícula de 230 alumnos. Cuatro Hermanas italianas están a cargo del colegio. Su convento está siendo terminado cuando escribo esto. Y finalmente, en otro sector de las afueras de la parroquia de San José, entre los más pobres de los pobres, tenemos una pequeña combinación de capilla-escuela. Los domingos simplemente movemos la división entre las dos salas del colegio y queda convertida en una capilla de buen tamaño para la Misa. Aquí con la ayuda de cuatro buenos profesores católicos laicos y con dos turnos en el colegio, dimos educación a unos 280 niños, el año que pasó. 

     “Un punto interesante sobre este sector de Santiago es su nombre – ‘Población Roosevelt’, que lleva el nombre del Presidente Franklin Delano Roosevelt. Nuestra capilla está al frente de la calle Estados Unidos y la del costado se llama Henry Wallace. La plaza central -que actualmente es solo un hoyo de barro- se llama Plaza Dwight D. Eisenhower. Otra calle se llama George Washington, otra Lincoln, etc.  Puedo mencionar que ninguna de estas calles está pavimentada. Ni siquiera tienen ripio. No hay veredas, ni alcantarillas, ni agua, ni electricidad, y de acuerdo a los estándares de Estados Unidos, tampoco hay casas – sólo 5.000 personas que viven en lo que han podido juntar. 

     “Resumiendo, encontramos que ahora, en vez de dos Misas, tenemos doce Misas cada domingo, dentro de los límites de la parroquia de San José. La víspera de Año Nuevo, después de bautizar 119 guaguas en un día, cerramos los libros con 2.090 bautizos en el año. Los registros de la parroquia también hablan de 250 parejas casadas en la parroquia de San José, el año pasado, mientras que 895 niños hicieron su Primera Comunión. 

     “Pero con una población estimada de 65.000 personas que viven dentro de los límites de la parroquia, sabemos que sólo estamos arañando la superficie. La semana pasada vinieron dos delegaciones de gente a la casa parroquial pidiendo que les dijéramos Misa  en dos distritos más de nuestra inmensa parroquia. Quizás se pueda hacer algo por ellos este nuevo año. 

Nota: El relato de los diez años del Padre Buehler respecto al trabajo misionero de la C.PP.S., continuará en el próximo envío, con una interesante relación del progreso hecho en las cuatro parroquias del sur de Chile. El Padre  pide a nuestros lectores que redoblen sus oraciones para que el Señor envíe trabajadores para Su Cosecha en Chile. Como podemos ver por lo que nos señala el Padre, “La cosecha es muy buena, pero los trabajadores son pocos.” (Precious Blood Messenger, abril, 1958, págs.83-84-85-86, Vol.II