El Padre Walter Junk, quien es el Vicario de San José de Garín, Quinta Normal, Santiago, nos cuenta sobre la Navidad en esa parroquia. Escribe el 26 de diciembre diciendo: "Esta época del año, nos recuerda los hermosos nacimientos que nosotros acostumbrábamos a disfrutar en distintas iglesias de los Estados Unidos, en tiempo de Navidad. Por supuesto, la Navidad siendo en invierno, siempre nos parecía algo natural, y los nacimientos, grandes y pequeños nos contaban la historia de Belén. Aquí también hay nacimientos, algunos grandes, y elaborados y otros simples y sencillos, pero todos cuentan la misma dulce historia. Pero para mí, el nacimiento de nuestra parroquia cuenta la historia de Belén en forma más completa. El nuestro es un nacimiento pequeño y sencillo, con sólo ocho o nueve figuras, incluyendo a los tres reyes. El establo es muy sencillo, logrando dar la sensación de protección, y hay sólo tres luces, necesarias para la iluminación. Pero la parte de nuestro nacimiento que es inusual para lo que hemos conocido en el pasado, es la parte que juega la gente y especialmente los niños. El nacimiento se levantó el 16 de diciembre, durante el tiempo en que se inició la Novena al Niño Jesús. Al principio el nacimiento estaba prácticamente vacío. Pero ahora encontramos en el nacimiento muñecas, pelotas de goma, fruta fresca, flores, tarros con semillas en crecimiento -de unos diez o quince centímetros de alto, hechas especialmente con este propósito-, globos -inflados-, pedazos de vidrio, porcelana, animales de todos tipos, de greda y cerámica; una franja como de un metro de largo llena de ropa para muñecas, plantas, un pequeño árbol de Navidad decorado, un carro tirado por bueyes hecho por un niño en una clase de trabajos manuales; un pequeño perro -de madera y con ruedas-, -traído por una niña de unos dos años y medio-, yo le ayudé a colocarlo en el nacimiento; y una variedad de otros artículos, que si tuviéramos que hacer una lista parecería el inventario de una tienda de baratillo. Y lo que se lleva sale tan rápido como en una tienda de baratillo. Los niños traen algunas cosas y se llevan otras. Algunos traen cosas y no se llevan nada; y otros simplemente se llevan algo. Pero creo que todo el conjunto y sistema muestra la simplicidad y manera de actuar infantil que tiene la gente.
Una cosa notable es ver cómo la gente se para ante el nacimiento, sólo para mirarlo, por largos períodos. Cuando veo esta gente mirando como si fueran niños, que por primera vez están observando un reluciente árbol de Navidad, puedo decir que tienen una buena posibilidad de ir al cielo, porque nuestro Señor dijo, 'a no ser que sean como niños, no entrarán en el reino de los cielos'.
Otro aspecto de nuestra Navidad aquí son las actividades que preceden a la Misa de Medianoche. Parece ser la costumbre general tener un baile en la noche de Navidad, comenzando temprano, luego interrumpiéndolo para ir a la Misa, y luego volver a bailar. Hemos cambiado esta costumbre un poco, introduciendo un programa de una hora de duración, consistente en un espectáculo religioso que muestra la Anunciación y el Nacimiento. Resulta bastante bien y participa bastante gente. Inmediatamente después sigue la Misa de Medianoche, que debemos hacerla afuera, ya que nuestra iglesia es muy pequeña para recibir a toda la gente.
En la noche de Navidad, justo cuando comenzaron las confesiones, tuvimos una multitud de bautismos. Entre las 7 P.M. y 9:30 P.M. tuvimos 39 bautismos. El Padre Samuel Homsey se encargó de los primeros 10 y yo tuve los otros 29. A la tarde y noche siguientes, como era Navidad, tuvimos un día liviano, -solo 24 bautismos- El domingo anterior por la noche, había aquí solo dos sacerdotes, ya que otros dos habían tenido que salir. Justo en medio de un grupo de 18 bautismos que estaban esperando, tuve que ir a ver a un enfermo. Hacía casi hacía 30 años que la mujer no iba a la iglesia. Antes que terminara la noche, le había dado ya todos los últimos sacramentos, escuché la confesión de su marido, y convalidé su matrimonio. Regresé para hacerme cargo de otro grupo que esperaba para bautismos y además otros que esperaban confesarse. A las 11:00 cené. Hasta el momento, desde el sábado pasado, sólo hemos tenido doce matrimonios -trece contándo el que hice en la casa-, pero este sábado hay cinco en la lista, el domingo, tres y el lunes, quince".
(The Precious Blood Messenger, Marzo de 1952, pp. 80 - 82)