46. Llegan a Chile las Sisters de la Preciosa Sangre

Estamos contentos este mes de informar el relato del viaje a Chile y las primeras impresiones de la vida misionera de las cuatro Hermanas de la Preciosa Sangre, que llegaron a Santiago a mediados de enero, para enseñar en el “Saint Gaspar College en la parroquia de Santo Domingo, Santiago.       “Hace un poco más de cinco semanas, que nosotras las Hermanas de la Preciosa Sangre llegamos al puerto de Valparaíso, Chile. El viaje por mar en el barco Santa Margarita desde Nueva York, permanecerá en nuestra memoria por años. La terrible tormenta que nos tocó y que nos llevó fuera de ruta alrededor de 600 kilómetros -casi hasta Bermudas-, nos hizo agradecer más la llegada al  puerto de Valparaíso, sanas y salvas. 

      “A bordo del barco con nosotras iban ocho Padres Franciscanos y uno Maryknoll, todos destinados al trabajo misionero en Bolivia. Su presencia en el barco hizo posible que asistiéramos a  cuatro o cinco Misas diarias, excepto un día, cuando el movimiento del barco, hizo imposible decir Misa. 

      “A medida que nos acercábamos al fin de nuestro viaje, nuestro ánimo mejoró, porque íbamos a comenzar pronto esa vida misionera que tanto habíamos anhelado y para la que nos habíamos preparado durante los meses pasados. Al despertarnos la mañana del 16 de enero, nos encontramos en el puerto de Valparaíso. Mucho antes que atracara el barco, observamos un sacerdote con sotana negra, caminando de un lado para otro, sobre el muelle de la Grace Line. Naturalmente, nos preguntamos si el sacerdote era un Padre de la Preciosa Sangre. A medida que nos acercamos a la playa, reconocimos que el sacerdote era el Padre Walter Junk, y al mismo tiempo, nos dimos cuenta que iba con otro sacerdote, cuya estatura nos aseguraba que era el Padre Leonard Fullenkamp. Tan pronto como ancló el barco cerca del muelle, recibimos una calurosa bienvenida a Chile de los dos sacerdotes. 

      “Al llegar a tierra, nuestra primera experiencia fue con la Oficina de Aduanas Chilena. Sin saber castellano, estábamos extremadamente en desventaja para tratar con las Autoridades de Aduana, de manera que dejamos la tarea al Padre Fullenkamp y al Padre Junk, que hicieron un admirable trabajo para ayudarnos a pasar nuestras posesiones por Aduana. ¡Cómo deseábamos que los dos seminaristas que empacaron nuestras cosas en la Casa Madre hubieran visto el trabajo de los hombres al abrir aquellos embalajes! Estamos seguros que hubieran gozado con la escena. 

      “Habiendo superado esa prueba, dimos un suspiro de alivio y agradecimos a Dios la presencia del Padre Fullenkamp y del Padre Junk que nos ayudaron. A las 3:30 salimos de la aduana hacia Santiago, el lugar de nuestro futuro trabajo. Salimos de Valparaíso en dos autos, un chofer y uno de los Padres, en cada auto con nosotras. Esa tarde, cuando nos fuimos, no nos dimos  cuenta de lo que nos aguardaba, antes de llegar a destino. “Todo anduvo bien con el grupo del Padre Junk, que llegó a la casa parroquial de Santo Domingo, a  alrededor de las siete de la tarde, en donde todos los Padres de la Preciosa Sangre que trabajaban en Santiago se habían reunido para darnos la bienvenida a Chile. Mientras tanto, se esperaba la llegada del Padre Fullenkamp con su grupo de Hermanas. Finalmente, después de dos horas y media de espera, también llegaron al final de su viaje. 

      “Escuchamos ansiosas la causa de su demora. Después que su auto salió de un largo túnel, un niño de alrededor de unos diez años atravesó el camino frente al auto y fue lanzado varios metros por el aire. Felizmente el auto no iba rápido o el niño hubiera resultado muerto. 

      “Llevar el niño al Hospital de Casablanca y luego informar a la policía, consumió una considerable cantidad de tiempo y demoró su llegada a Santo Domingo. Hemos mencionado este accidente porque significó para tres de las Hermanas, esta semana pasada, una experiencia que nunca habían tenido en los EE.UU. Tuvieron que ir a los Tribunales – para dar  testimonio del accidente. Nuevamente se necesitó un intérprete, siendo el Padre Ambrose Lengerich quien lo realizó competentemente. 

     “Desde nuestra llegada a Santiago, hemos estado ocupadas con numerosas tareas concernientes a la fundación de una nueva casa. Pero por ahora, tenemos nuestra casa en orden y estamos haciendo los preparativos, para la apertura del colegio, aproximadamente a mediados del próximo mes. La semana pasada terminamos nuestra capilla, y esta misma mañana, tuvimos el privilegio de que su Excelencia, el Obispo Joseph Marling dijera la Misa en nuestra capilla. 

      “También hemos pasado  un tiempo considerable estudiando castellano, y hemos llegado a la conclusión, que no hay una manera rápida y fácil de aprender un idioma; toma tiempo, trabajo y práctica. 

     “En el poco tiempo que hemos estado aquí, sentimos que hemos logrado mucho, pero al mismo tiempo, nos damos cuenta que sin la ayuda de los Padres de la Preciosa Sangre, no tendríamos la casa o algunos  de los privilegios de los que gozamos. Siempre estaremos agradecidas de ellos, por su generosidad e incansables esfuerzos por ayudarnos a establecernos, en ésta, nuestra primera misión extranjera. 

      “Antes de terminar este relato, deseamos utilizar este medio, para agradecer a nuestros muchos amigos, y benefactores que han sido tan bondadosos y generosos para ayudarnos a equipar nuestra casa y capilla aquí en Santiago. Les aseguramos a todos ustedes, un recuerdo en nuestras oraciones.” 

      Con afecto, 

Hermana Mary John y Hermanas, C.PP.S. 

(Precious Blood Messenger, mayo, 1957, págs.145-146-147-148,Vol.I)