126. OPERACIÓN CNI

Por Bernard Mores

 

 

              Estábamos almorzando con todos los sacerdotes y diáconos que ayudaban en la inmensa parroquia San José de Garín, como es nuestra costumbre cada miércoles.  Asistían alrededor de 15 personas, gozando de un asado de carne. Con nosotros estaban dos sacerdotes irlandeses de la Sociedad de San Columbano, el Padre Desmond McGillicuddy, uno de aquellos que el gobierno estaba expulsando. Debía irse en unos pocos días. El Padre Bernard Forde, que debía irse dentro de unos días, llegó un poco más tarde.

 

              Temprano en la mañana, se vieron pasar extraños en el vecindario por delante de  la casa y que luego volvieron. Algunos pensaron que eran periodistas. Luego varios de ellos llegaron hasta el patio de la casa del lado, mientras otros entraban al colegio preguntando por los Padres Desmond, y Bernardo.

 

              Luego alrededor de diez hombres llegaron hasta la casa parroquial, diciendo que tenían órdenes de búsqueda y arresto. El Padre Antonio Lagos, nuestro decano, habló con ellos y les dijo que no se les permitiría buscar o arrestar a nadie. Primero tendría que hablar con el Vicario de la zona oriente de la arquidiócesis, Monseñor Olivier D'Argouges. Monseñor llegó en alrededor de cinco minutos.

 

              Enseguida, sesenta agentes de la CNI llegaron hasta la casa parroquial, y después hasta la cocina y luego trataron de meterse al resto de la casa. Usaban walkie-talkies para comunicarse con la central. Los niños del colegio que estaban observando todo, contaron en total 14 autos de la CNI.

 

Finalmente, los agentes dijeron que querían llevarse al Padre Desmond y al Padre Bernard para que firmaran unos documentos en la Oficina Central de Investigaciones. Los dos sacerdotes se subieron al auto de Monseñor Olivier  acompañados por uno de los agentes de la CNI. En ese momento, se escuchó que estaba por llegar el abogado de la Oficina de la  Solidaridad de la Arquidiócesis. En ese mismo momento, por los walkie-talkies se oyó: “Pongan el Plan en Acción”.

 

              Cuando se iba el auto del Vicario, los autos de la CNI bloquearon el camino. Los dos sacerdotes fueron trasladados a la fuerza a unos de los autos de la caravana CNI. Monseñor Olivier volvió a la casa parroquial, y muy alterado llamó a al Padre Juan de Castro, Vicario de la Oficina de la Solidaridad para informarle lo que había pasado.

 

Luego llegaron periodistas de la revista “Hoy”, de la radio “Radio Chilena” y del periódico “Las Ultimas Noticias”.

 

              A las 5:30, el Consulado Británico confirmó que los dos sacerdotes estaban en ese momento en un avión LAN CHILE, vuelo 125, en ruta hacia Buenos Aires.

 

              La reacción de la Iglesia fue fuerte. En una carta leída en todas las Iglesias de Santiago, el domingo 13 de marzo, El Cardenal Silva Henríquez declaró que la medida tomada por Investigaciones era injusta y discriminatoria. Monseñor Olivier  lo declaró una acción de persecución en contra de la Iglesia.

 

              Los Sacerdotes y Hermanas se reunieron luego y acordaron cinco días de ayuno y oración en la Basílica de Lourdes (la iglesia vecina a la parroquia). El ayuno terminó al lunes siguiente con una Misa. La Gente de las Comunidades Cristiana, los sacerdotes y religiosas de Santiago vinieron en número impresionante. Era una demostración masiva de apoyo en favor de los sacerdotes expulsados y una demostración de la Iglesia unida en solidaridad cuando pasa por tiempos difíciles. (Extractado de PRECIOSA SANGRE-CHILE/Nº16- Marzo de 1983; Cincinnati CPPS Newsletter, Nº163, abril 15, 1983, pág. 1280).