130. Novedades desde la Casa de Formación

Por Barry Fischer

 Justo hace diez años atrás, debatíamos entre nosotros en el Vicariato Chileno, la suerte de nuestra Casa Central. Durante años estuvo habitada por uno o dos miembros de la comunidad... y para muchos de nosotros parecía destinada a una muerte lenta, pero segura. Hoy día, está prácticamente “¡llena hasta el tope!” El año pasado el Provincial y el Senado aprobaron un gasto extraordinario para su ampliación. Durante el verano (noviembre 1983 a marzo 1984) se construyó un segundo piso en una de sus alas, añadiendo así dos dormitorios más y un baño, conectado a las dependencias de la biblioteca existente y a los dormitorios adjuntos.

 Y así, hoy día, la Casa Central ha llegado a ser la Casa de Formación de nuestros seminaristas latinoamericanos, que estudian teología en la Universidad Católica de Chile. Es verdaderamente “central”, ubicada como está a medio camino entre nuestras dos parroquias en Santiago, San José y Santo Domingo,  y el Saint Gaspar College, y está a unas pocas cuadras del centro de Santiago y a unos veinte minutos del campus de la Universidad.

 La Casa Central está situada en un área residencial que durante el día está llena de hombres de negocios y estudiantes, ya que muchas de las casas existentes han sido transformadas en oficinas, centros médicos, salas cunas, residencias para estudiantes, etc. Al caer la tarde, sin embargo, y durante los meses de verano y vacaciones, es apacible, silencioso, un pequeño oasis para estudiar y reflexionar, en el medio de una ciudad bullente. El silencio, sólo es interrumpido por las muchas llamadas telefónicas a los nueve que formamos la Comunidad CPPS o por el timbre de la puerta, que significa muchos mendigos que vienen a pedir una taza de té o algo de comida. Aunque no hay ningún letrero afuera que anuncie nuestra presencia, todo el mundo sabe que detrás de esas puertas viven los “padrecitos”.

 Nuestra casa este año es un grupo heterogéneo, de ¡cinco culturas diferentes! 

Tenemos nuestros cuatro estudiantes chilenos:

Abelardo Ibaceta (37 años y en su último año de teología);

Antonio Baus (24 años, en tercero de teología);

Guillermo Prado (33 años, en tercero de teología);

Humberto Jaña (28 años, en primero de teología).

Tenemos un seminarista peruano:

 José  Daniel Martínez (22 años, en primero de teología);

 Y de Centroamérica:

 Noé Lemus (Guatemalteco, 30 años, en su último año de teología);

Candelario Yocuté  (Guatemalteco, 32 años, en segundo de teología);

Gerardo Lemus (Salvadoreño, 33 años, en su primer año de teología);

Y luego yo, Padre Barry Fischer, de Columbia, Penna.

Es una buena mezcla de culturas, créanme.  ¡pero el poder unificador de la Sangre de Cristo, parece llevarnos a todos a un solo Cuerpo!

Cada miembro de la casa tiene sus quehaceres asignados, limpiar la casa, comprar los alimentos, preocuparse del jardín, etc.  Y tenemos nuestra oración en común y celebraciones eucarísticas, como también un día al mes de retiro.

 Los estudios de cada estudiante ocupan la mayor parte del tiempo ya que el ritmo académico es bastante exigente, pero se encuentra el tiempo cada semana para las experiencias apostólicas en nuestras parroquias y en nuestro colegio. Cada dos años, más o menos, cada persona se rota en su apostolado, para enriquecerlo con nuevas experiencias y nuevos contactos CPPS a nivel pastoral. Los apostolados se realizan dentro de los compromisos de la comunidad.

 Hacia fines de mayo, coordiné las cosas para que el Cardenal Raúl Silva Henríquez nos visitara una tarde; tuvimos una charla informal con él por cerca de una hora, y luego, él celebró la Eucaristía en nuestra capilla y después compartió una taza de té con nosotros.  A pesar de sus 77 años, se ve bien, (como pueden verlo en la foto)  y es muy solicitado dentro y fuera del país para dar conferencias, especialmente sobre Derechos Humanos y Doctrina Social de la Iglesia. Continúa siendo el heraldo de los pobres y de la clase trabajadora y es un verdadero orgullo y alegría tenerlo con nosotros en el Saint Gaspar College, dos mañanas a la semana, y haberlo tenido de visita en nuestras casas.

 Estamos llenos de esperanza con nuestro número creciente de seminaristas latinoamericanos, y les pedimos vuestra continua ayuda en la oración, de manera que estos hombres puedan un día “solicitar los méritos de la Sangre de Cristo” ¡a través de la cultura latinoamericana! 

(Cincinnati CPPS Newsletter Nº 189, agosto 21, 1984, págs. 93 – 94)