Por Barry Fischer
Poco después que el Cardenal de Chile, Don Raúl Silva Henríquez se retirara a la edad de 75 años, como Arzobispo de Santiago durante 22 años, fue entrevistado en la radio acerca de sus planes futuros. Él contestó que iba a tratar de ayudar en una parroquia local y que le ¡gustaría trabajar en el Saint Gaspar College!
Nadie en el Colegio sabía de esta novedad y corrieron las especulaciones en nuestro colegio. Mientras tanto Sister María Luisa Miller CPPS me comunicó las noticias, ya que me estaba reemplazando, mientras visitaba a mi familia en los Estados Unidos.
En poco tiempo, el Vicario de nuestra Zona, se contactó con el Colegio y confirmó los rumores. En verdad, el Cardenal quería trabajar en el Saint Gaspar College y pidió ser contactado lo más pronto posible, esperando una respuesta mía a su petición, ya que muchos querían sus servicios. Dos llamadas telefónicas entre Columbia (Pennsylvania), Estados Unidos y Santiago, fue todo lo que se necesitó para seguir adelante y la Hermana María Luisa dejó el mensaje al día siguiente en la Casa del Cardenal. A la mañana siguiente llamó a la hermana del Cardenal, a su residencia, para afinar los detalles de su nuevo apostolado. Ofreció sus servicios para una dirección espiritual, confesiones, celebraciones eucarísticas, lecturas, etc. Y no quería esperar hasta el segundo semestre para empezar. Comenzó sus actividades a la semana siguiente...y los informes que llegan desde Chile es ....¡ que le encanta!
El Cardenal es un sacerdote salesiano y la Hermana María Luisa tenía curiosidad por qué nos había elegido a nosotros. Dijo que sus colegios salesianos lo requerían, pero que él declinó la oferta diciendo: “Ustedes tienen sus sacerdotes. Quiero ayudar donde no hay suficientes sacerdotes.”
Los niños en el colegio están entusiasmados por su presencia aquí y decidieron darle la bienvenida el primer día con una verdadera Tradición Chilena. Fueron a su casa temprano en la mañana tocando guitarras y cantando canciones de saludo a Su Eminencia.
Con seguridad, toda la comunidad escolar está feliz con este vuelco inesperado, porque el Cardenal llenará una gran necesidad de nuestro colegio. Estamos honrados que haya escogido servirnos a nosotros. Sin embargo, su respuesta a la pregunta de la Hermana todavía está sonando en mis oídos. “Quiero ayudar donde no hay suficientes sacerdotes.” Qué curioso que el único Cardenal de Chile viera esa necesidad y ofreciera sus servicios tan generosamente. ¿No sería maravilloso que algún sacerdote o Hermano de la Preciosa Sangre viera también esta necesidad y se ofreciera como voluntario para ayudarnos? Estaríamos felices de ¡darles la bienvenida también! (Cincinnati CPPS. Newsletter, Nº169, agosto 24, 1983, pág.1327).