51 La Misión en Chile 1947 a 1957 (segunda parte)

El mes pasado, estas páginas sobre las misiones C.PP.S., contenían la primera parte del resumen del Padre Paul Buehler sobre el trabajo realizado por los Padres de la Preciosa Sangre durante sus primeros diez años en Chile. Mucho en realidad se ha logrado. Sin embargo, como el Padre decía: “Hasta ahora, sólo hemos podido arañar la superficie”.      En las seis parroquias en donde trabajan los Padres C.PP.S., viven aproximadamente 120.000 personas, más de la mitad de ellos en la parroquia de San José en Santiago. El número de almas que asiste a Misa regularmente, como también el de aquellos que reciben los sacramentos, se ha triplicado en la década pasada. Pero el porcentaje todavía permanece muy bajo de acuerdo a los estándares norteamericanos. 

     En las parroquias rurales, de las que está preocupado el Padre Buehler, en esta segunda cuenta, uno de los grandes factores de la poca asistencia a Misa son las grandes distancias que mucha gente tiene que recorrer para poder llegar a Misa. Eso, y la falta total de cualquier medio de transporte público confiable, especialmente, en los sectores marginales, hace imposible que la mayor parte de la gente del campo vaya a la Misa del domingo en su parroquia. 

     Como la mayoría de estos campesinos son gente de buena voluntad, los Padres han hecho grandes esfuerzos por llevarles la Misa,  construyendo capillas en los sectores más poblados, en donde se pueda ofrecer la Misa una vez al mes. En otras localidades dicen Misa cada vez que tienen la oportunidad. Así, además de las seis parroquias en donde viven nuestros Padres y dicen Misa diariamente, hay una iglesia de misiones  con Misa diaria, y otra iglesia de misiones que tiene Misa todos los domingos. Entonces hay veintidós capillas en donde el Padre ofrece Misa una vez al mes, mientras que otras treinta y una “estaciones” pueden proporcionar una Misa a la gente, entre una a tres veces al año. 

     Estas capillas en los distritos marginales están produciendo un cambio notable y real en la vida religiosa de nuestras parroquias rurales. Hasta hace muy pocos años atrás, la mayoría de esta gente, veía al Padre  una vez al año, en el mejor de los casos. En ausencia del Padre, su lugar era ocupado en alguna medida por los “Oradores Autorizados”, hombres laicos a quienes se les enseñaba a bautizar en caso de necesidad y a dirigir las oraciones en los funerales y en días especiales, tales como el Día de Todos los Santos. Pero faltaba en gran medida toda la importante instrucción cristiana. Los párrocos anteriores habían hecho lo que podían para visitar las escuelas rurales e instruir a los niños, pero como sólo tenían un caballo como medio de transporte, sus visitas eran necesariamente pocas. 

     A través de la generosidad de muchos amigos, los Padres de la Preciosa Sangre, ahora tienen un Jeep o una camioneta pick-up en cada una de las parroquias. Éstos han demostrados ser valiosos aliados en el trabajo de la instrucción de catequesis. De este modo, como los niños están recibiendo instrucción religiosa todas las semanas, y muchos de los adultos escuchando un sermón una vez al mes en sus pequeñas capillas rurales, el futuro se divisa brillante en nuestras parroquias rurales. 

     Continuando ahora el resumen de los logros obtenidos en estos primeros diez años de trabajo misionero C.PP.S. en Chile, el Padre Buehler nos invita a revisar los campos de trabajo en el sur de Chile. 

     “Ahora movámonos (de Santiago) unos ochocientos kilómetros al sur, a Pitrufquén. 

     El Padre George Fey llegó allí en julio de 1949 a relevar a un anciano Padre capuchino que estaba solo y cojeando con la ayuda de un bastón. En septiembre se le unió el Padre Arthur Grevencamp -Q.E.P.D.- y los dos comenzaron a trabajar juntos. 

     “Se compró una propiedad vecina, y la casa más grande de este terreno se remodeló para que sirviera como escuela parroquial. Con la apertura del siguiente año escolar -1950-, se matricularon 280 niños en seis niveles. Al comienzo del año siguiente,  se completó otra construcción de madera y se añadieron los tres primeros años de la educación media -1º,2º y 3º-. 

     Aunque la ciudad de Pitrufquén tiene sólo 5.000 habitantes, toda la parroquia se extiende por más de ochenta kilómetros y cuenta con  alrededor de 15.000 almas. Cuando nuestros Padres llegaron primero, había cinco capillas repartidas por los campos, en donde se ofrecía Misa periódicamente, o cada vez que se disponía de un sacerdote. Desde entonces  se ha construido otra capilla y las otras se han remodelado. Se han fundado varios otros lugares apropiados para dar atención religiosa, de manera que el Informe de Pitrufquén al cierre de 1957, muestra diez lugares en donde se ofrece Misa mensualmente y cinco otros lugares remotos, donde al menos se ofreció una Misa al año. 

     “Setenta kilómetros no parecen una gran distancia, pero si consideramos que los mejores caminos son aquellos con ripio solamente, y que la gente no tiene autos -algunos no tienen ni caballos- y que la fe es débil – entonces unos kilómetros se convierten en un problema serio. 

      “Continuando al sur, otros quinientos kilómetros, llegamos a las tres parroquias restantes a nuestro cargo. Estas tres parroquias – Río Negro, Purranque y Riachuelo – forman un triángulo, correspondiendo las tres ciudades, a las tres esquinas, cada una a 20 kilómetros de las otras dos. A nuestra llegada en 1948, encontramos un sacerdote diocesano temporalmente  a cargo de Riachuelo y a un Padre del Verbo Divino  tratando de atender las necesidades de las otras dos parroquias. Su compañero había muerto hacía poco tiempo atrás y no había nadie que lo reemplazara. 

     “En Río Negro y Riachuelo las casas parroquiales estaban en muy malas condiciones, de manera que en ambos lugares los Padres se arremangaron sus mangas y comenzaron a trabajar remodelando y reparando. En ambos lugares se dieron cuenta, que había que poner nuevos cimientos bajo las iglesias. Cinco años más tarde, la Divina Providencia guió a cuatro Hermanas españolas a Río Negro y al año siguiente estaba lista una escuela parroquial para ellas y sus alumnos. Este gran colegio de madera proporciona alojamiento a las Hermanas en el piso superior. Comenzaron con sólo el primer curso y cada año se le han ido agregando los demás. Mientras tanto, hay planes para un convento para las Hermanas, de manera que las habitaciones superiores puedan ser ocupadas como salas de clases el próximo año.  

     “En Purranque, se logró lo aparentemente increíble en poco tiempo. Cuando los Padres C.PP.S. primero llegaron al lugar, se estaban recién terminando los cimientos de una casa parroquial. Se le había dicho a la gente que tan pronto como se terminara  la casa parroquial, Purranque sería elevado a parroquia  y podrían tener su propio párroco residente.  Sin embargo, los fondos necesarios se demoraban en llegar. De manera que recayó sobre el Padre Ambrose Lengerich salir a pedir para terminar la casa parroquial. 

     En ese momento se juzgó que la iglesia era absolutamente insegura, de manera que había que demolerla y construir otra en su lugar. Ahora una hermosa iglesia, parte de estuco y parte de madera, mira hacia la plaza, al lado de la casa parroquial. El pequeño colegio se hizo muy pequeño y no admitía reparaciones. 

     “Fue la primera tarea del Padre John Wilson, cuando llegó a Purranque, comenzar la construcción del nuevo colegio. Antes que fuera terminado ese edificio, resultó obvio que también se necesitaba tener aquí los cursos de, 1º,2º,3º y 4º -E.M.-. Eso requería añadir otros edificios. Justo ahora, se están dando los toques finales a este segundo colegio y en marzo estará listo para la consagración y sus primeras clases. Hay amplios recintos para habitar en el piso superior a la espera de las Hermanas, que se puedan conseguir. Mientras tanto nos mantendremos con profesores seglares. 

     “Mientras que todo esto sucedía en las tres ciudades, los extensos campos no eran descuidados.- Río Negro tenía una capilla de misiones; Purranque tenía dos. En la década pasada se han construido varias capillas más en cada parroquia, y se han utilizado para los servicios religiosos,  toda clase de rincones disponibles -piezas, salas de clases, graneros o al aire libre-. Los Padres construyeron una capilla rodante y la equiparon con comodidades para habitarla, de manera que cada primavera salen y dan misiones de una semana de duración en las áreas más distantes y más abandonadas. 

     “Los resultados han sido gratificantes. Durante el año pasado, aparte de las Misas en las parroquias, los Padres en Río Negro asistieron a cuatro misiones mensualmente, a dos, varias veces durante el año, y a cuatro, una vez al año. Purranque, después de que dispuso de un tercer sacerdote, atendió cuatro misiones una vez al mes, a cinco, varias veces durante el año y a diez, una vez. Riachuelo con la ayuda de Purranque, atendió cuatro capillas mensualmente y cinco lugares una vez al año. 

     “Sí, hemos hecho mucho materialmente durante estos diez años. Pero lo que es realmente importante –mucho más importante – es que hemos notado un constante crecimiento en la asistencia a Misa y en la recepción de los sacramentos. En prácticamente todas nuestras iglesias parroquiales se han añadido una o dos misas los días domingos. El número de Comuniones  se ha doblado y redoblado. Pero todavía sólo un pequeño porcentaje asiste a la Santa Misa regularmente. Pero con el tiempo y muchas oraciones, esta condición, sin duda, mejorará. 

     “Y así llegamos al final de nuestra primera década en Chile. No hallamos las horas de comenzar la próxima década, con un gran paso hacia el establecimiento permanente de la Sociedad de la Preciosa Sangre en Chile – la apertura de nuestro Seminario Menor. Los preparativos avanzan rápidamente y dentro de un par de semanas tendremos las instalaciones listas para veinticinco estudiantes. Probablemente este año se matricularán diez. Estos niños son algunos de los primeros frutos de las escuelas parroquiales que hemos fundado. 

     “¡Que Dios bendiga nuestros esfuerzos! ¡Y que Él recompense a todos nuestros generosos amigos en los EE.UU. que nos han ayudado a hacer estos diez años tan fructíferos para las almas!” (Precious Blood Messenger, abril, 1958, págs. 114-115-116-117, Vol.II)