La calabaza es una hortaliza que está disponible durante todo el año en las estanterías de los mercados y por su precio resulta un alimento accesible para la mayoría de los bolsillos.
La planta de la calabaza es originaria del continente americano, y sus frutos nos proporcionan vitaminas y minerales esenciales sin aportar apenas calorías.
Es un alimento rico en agua y en fibra, con bajo aporte calórico, ideal para personas de sobrepeso y problemas digestivos. Además, la calabaza contiene betacaroteno, un componente antioxidante. También contiene varios antioxidantes que pueden evitar que el colesterol LDL (el “malo”) efectúe un proceso llamado oxidación.
De acuerdo al sitio de la Fundación Española de Nutrición, 67 g de calabaza cocida equivalen a 100 g del producto fresco. En esa línea, los nutricionistas recomiendan raciones de 70 gramos, unas dos veces por semana.
Comer una sola ración de calabaza al día no tiene efectos secundarios. Sin embargo, si comes demasiada, puedes sufrir diarrea debido a una dosis alta de fibra, o tu piel puede adquirir temporalmente un tono anaranjado.
Es un alimento muy bajo en calorías: 100 gramos de calabaza aportan tan solo 32 kcal. Además, aunque contenga carbohidratos, que pueden variar dependiendo del dulzor del fruto, oscilan siempre entre los 4 y los 8 gramos, un aporte muy bajo.