El romero son las hojas y sumidades floridas, sanas, limpias, desecadas y molidas del Rosmarinus officinalis, Linneo; recogidas durante el periodo de floración. Usada desde la antigüedad por sus propiedades gastronómicas, medicinales y ornamentales. Es un sabor típico en muchos asados de monte y recetas provenzales.
Se utiliza para condimentar o sazonar carnes, en maceraciones para aceite o vinagre, en ensalada, también se puede tomar en infusión.
Es bueno contra la anemia: tiene un alto contenido de hierro, es antiinflamatorio, puede aliviar inflamaciones en articulaciones, estómago e incluso la tendinitis. Favorece la circulación: cuenta con propiedades antiplaquetarias, por lo que evita los coágulos y trombos.
El romero seco tiene un sabor más concentrado y ligeramente más suave. La versión seca es más adecuada para platos con tiempos de cocción más prolongados.
Contiene fibra, calcio, hierro, magnesio, zinc, potasio, taninos, ácido rosmarínico, rosmaricina, folatos, tiamina, riboflavina, vitaminas A, C y B6. Como en el resto de casi todas las especias, la ración de romero usada en gastronomía se aproxima a 0,25 g.
Facilita la expulsión de la bilis retenida en la vesícula biliar. Efecto diurético como la cola de caballo, antiinflamatorio, antiulcerogénico y antioxidante. Efecto antibactericida, antiséptico, fungicida y balsámico.
Relaja y regenera la piel. Aporta elasticidad, frescura y brillo en la piel. Tiene propiedades antibióticas, antisépticas y cicatrizantes. Tonifica las pieles maduras.
El romero también puede tener algunos efectos positivos en los niveles de colesterol de una persona. Según un estudio anterior de 2014, las personas que tomaron 2, 5 o 10 g de romero en polvo al día experimentaron una disminución en los niveles de colesterol total .