La fresa es un fruto de color rojo brillante, suculento y fragante que se obtiene de la planta que recibe su mismo nombre. En Occidente es considerada la "reina de las frutas". Además de poderse comer cruda se puede consumir como compota, mermelada,... Es empleada con fines medicinales ya que posee excelentes propiedades que ayudan a preservar la salud.
Es una fruta de primavera muy ligera que aporta valiosos minerales y vitaminas. Ayuda a depurar y a tonificar el organismo. La campaña de la fresa se extiende desde febrero-marzo hasta mayo-junio. Aunque actualmente podemos encontrar fresas y fresones de invernadero todo el año.
Son una gran fuente de vitamina del grupo B tales como la vitamina B6, el ácido fólico y la niacina. También contienen una gran cantidad de vitamina C, que es la encargada de potenciar nuestro sistema inmunitario.
Diversos estudios hablan de que lo recomendado sería comer ocho fresas al día, de tamaño normal y no muy maduras. Eso sí, ten en cuenta que para que las fresas sean realmente sanas, no puedes añadirles azúcar, nata o chocolate, algo muy típico en los postres, sino que lo mejor es que las tomes al natural.
Las fresas son tu mejor opción si haces ejercicio por la tarde/noche y quieres comer algo. Al hacer ejercicio pierdes sodio y potasio por la transpiración. Las fresas aportan el potasio que tu cuerpo necesita para recuperar lo que perdió. Además este mismo mineral ayuda al funcionamiento de los músculos y su formación.
Se calcula que unos 100 gramos de fresas frescas contienen solo 33 calorías, lo que es muy poco en comparación con otros alimentos. De una forma muy aproximada, una fresa tendría unas 4 ó 5 calorías, así que una taza con unas cuantas fresas podría alcanzar las 50.