El yogur griego, labne o labna, chakka, queso de yogur o, más técnicamente, yogur colado es el yogur que ha sido colado para retirarle el suero de leche, lo que resulta en una consistencia más espesa y cremosa que la del yogur natural, al mismo tiempo que conserva el amargor característico.
La diferencia del yogur griego con el yogur natural es que, en el caso del primero, se ha filtrado el suero líquido del yogur dándole así una consistencia más espesa. Además, tiene menos azúcares y sodio que el yogur natural y mayor contenido proteínico. Sigue destacando por su riqueza en Probióticos.
Rico en vitaminas (B2, B6, B12), probióticos, calcio, fósforo y potasio, el yogur griego es un aliado contra las dolencias estacionales y ayuda a mantener la piel más brillante. También se puede utilizar como una mascarilla para eliminar las células muertas (efecto scrub) y suavizar la piel.
Los beneficios del yogur griego se asocian principalmente a su alto contenido en proteínas biodisponibles, es decir, listas para el consumo, para el mantenimiento de la masa corporal magra, pero también a un bajo (por no decir nulo) contenido en azúcar y lactosa.
Si lo que buscas es incorporar más proteína a tu dieta, lo mejor es inclinarte hacia el yogur griego. En promedio, el yogur griego con bajo contenido de grasa contiene hasta 10 gramos de proteína, en comparación con 5 gramos en el yogur regular con bajo contenido de grasa. Es decir, contiene el doble.
Los yogures griegos naturales tienen unas 120 kilocalorías por cada 100 gramos, es decir, el doble de lo que suponen los yogures naturales convencionales.