El azúcar es una sustancia cristalina perteneciente al grupo químico de los hidratos de carbono, de sabor dulce y de color blanco en estado puro, soluble en el agua, que se obtiene de la caña dulce, de la remolacha y de otros vegetales.
Es un disacárido, que está hecho de 2 monosacáridos más simples: glucosa y fructosa. La sacarosa incluye azúcar sin refinar, azúcar granulada, azúcar morena, azúcar de repostería y azúcar turbinado. El azúcar de mesa se elabora con caña de azúcar o remolacha. El azúcar sin refinar es granulada, sólida o gruesa.
El azúcar es considerado un ingrediente importante en la alimentación, por sus propiedades: sabor y olor dulce que se puede disfrutar, fuente de energía de rápida asimilación al organismo, y permite una recuperación de fuerza.
Es fácilmente digerible y asimilable por nuestro organismo. Es soluble en agua, incoloro e inodoro, y normalmente cristaliza en agujas largas y delgadas. Proporciona una textura y sabor agradable a otros alimentos.
Altas cantidades de glucosa generan daños en riñón, corazón, ojos nervios y páncreas, así como creación de desechos que entorpecen y envejecen las células.
Cuando la dieta incluye azúcar en grandes cantidades, aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, sobrepeso y obesidad (en particular, en los niños), hipertensión, diabetes, problemas bucodentales e incluso cáncer. Estos son sus posibles efectos negativos más conocidos.
Reducir el consumo de azúcar puede hacer que su piel se vea y se sienta más vibrante y saludable. El azúcar elimina el agua de las células, lo que deshidrata la piel y produce brotes, hinchazón, círculos debajo de los ojos y una piel opaca.
El azucar blanco al estar más refinado no contiene melaza y su composición en sacarosa es mas alta, por eso a nivel calórico tiene alguna caloría más que el moreno: 397cal/100 grs. el blanco tiene 375 cal/100 grs.
Muchos creen que el azúcar moreno es más sano que el blanco o que la miel. La respuesta es que todos los azúcares añadidos tienen el mismo efecto en la salud por lo que no hay un azúcar más beneficioso que otro.