El pavo, como el resto de las carnes blancas, es una carne magra. Tiene aproximadamente una media de 2,2 % de grasa por cada 100 gramos, de los que tan solo el 0,44 % es saturada, mientras que la del pollo tiene en torno a un 9,7 %, de los que el 2,63 % son ácidos grasos saturados.
Es un alimento muy poco calórico (158 Kcal/100 g) pero que ofrece un valor nutricional importante.
En general, el pavo es más bajo en calorías y grasa que el pollo, lo que puede ser importante en dietas de adelgazamiento. Además, aporta un poco más de proteínas, lo que la hace más propicia para las dietas deportivas.
Se trata de una carne muy saludable, fuente de proteínas que ayudan a tu cuerpo a reparar y producir nuevas células y defender tu organismo contra infecciones o patógenos, vitaminas (B1, B3, B5, B6, B12 y el ácido fólico) y minerales como el fósforo, hierro, potasio o zinc.
Es rico en vitaminas del complejo B, niacina, B6 y B12, y en el nutriente esencial colina. Es una buena fuente de minerales como el magnesio y el fósforo y también proporciona hierro, potasio y cinc. También tiene un alto contenido de selenio, el cual podría ayudar al sistema inmunitario.