El calabacín es una hortaliza que tiene multitud de propiedades saludables, además de ser increíblemente ligera y suave. Pertenece a la familia de las Cucurbitáceas, igual que otras frutas como la sandía y melón. Gracias a su contenido en mucílagos, suaviza el aparato digestivo y favorece el tránsito intestinal.
El calabacín es una verdura popular y el tipo más común de calabaza de verano. Una taza (124 g) de calabacín crudo contiene 4 g de carbohidratos, de los cuales 1 g es fibra. Es una buena fuente de vitamina C, ya que aporta el 25 % del valor diario recomendado por porción.
El consumo de calabacín puede ayudar a bajar el colesterol gracias a su contenido en fibra. Además, las vitaminas A y C también contribuyen a reducir el riesgo de arterosclerosis. El potasio ayuda a reducir el exceso de sodio del organismo, favoreciendo la eliminación de líquidos y la disminución de la presión arterial.
Aporta un tipo de fibra soluble llamada mucilagos, que ayuda a captar el agua formando una sustancia voluminosa tipo gel que favorece la digestión, suaviza la mucosa digestiva y favorece el tránsito intestinal. El calabacín, rico en agua y potasio y pobre en sodio, favorece la eliminación de líquidos en el organismo.
El calabacín es un alimento ideal debido a su bajo contenido calórico: 100 gramos de calabacín apenas tienen 20 calorías. Casi no contiene grasa, pero sí está repleto agua, fibra y minerales: calcio, potasio, sodio, fósforo.