La nuez es el fruto del nogal, y pertenece a la familia de las juglandáceas. Su árbol crece en todos los climas templados del mundo. Se trata de un fruto con cáscara leñosa y dura, que al partirlo por la mitad presenta una pulpa seca de color marrón amarillento y con forma de cerebro.
La nuez es un fruto seco muy energético y con un alto porcentaje de grasa en su composición. De ella, los ácidos grasos saturados (AGS) equivalen al 11% del total, los monoinsaturados (AGM) al 16%, y los ácidos grasos poliinsaturados (AGP) al 68%.
Las nueces son fuente de minerales como el potasio, zinc, magnesio o fósforo. Estos son primordiales para el desarrollo muscular, el sistema inmunitario o la salud de huesos y dientes, entre otros. Beneficiosas para prevenir enfermedades cardiovasculares.
La Unión Europea reconoce las propiedades saludables de las nueces y afirma que un puñado de nueces, unos 30 gramos al día, lo que equivale a unas cinco nueces, contribuye a mejorar la elasticidad de los vasos sanguíneos, aportan energía, ayudan al tránsito intestinal y relaja los músculos.
Las nueces tienen 645 kilocalorías por cada 100 gramos, 4 nueces aportan unas 105 calorías.
La consecuencia más habitual de comer demasiadas nueces son la aparición de hinchazón, gases e indigestión. La piel de los frutos secos, pese a ser natural, puede aportarnos un exceso de fibra que, en pequeñas cantidades, es inofensiva pero que con una gran ingesta puede derivar en indigestiones y diarreas.