La cebolla en polvo, resultado de la deshidratación de la cebolla convencional, ha ganado un lugar destacado en la industria alimentaria gracias a su sabor concentrado y su versatilidad culinaria.
Se elabora a partir de cebollas deshidratadas y molidas finamente, que se han secado y procesado cuidadosamente hasta convertirlas en polvo. Este ingrediente versátil se utiliza en diversas recetas, incluidas sopas, guisos, aderezos y marinadas. Una de las mayores ventajas de la cebolla en polvo es su larga vida útil.
Lo que hace que la cebolla en polvo sea excepcional es su capacidad para adaptarse a diversas combinaciones de sabores. Se mezcla fácilmente con una variedad de condimentos, permitiendo la creación de perfiles de sabor únicos. Ya sea en patatas fritas con un toque de cebolla caramelizada o en opciones más saludables, la cebolla en polvo se convierte en un ingrediente clave para satisfacer paladares variados. Desempeña un papel fundamental en la fabricación de snacks deliciosos.
Dado que el polvo está deshidratado y el sabor está concentrado, una pequeña cantidad del polvo será suficiente para sustituir una cebolla grande.
Es un gran aliado en el combate de afecciones respiratorias, como gripe, bronquitis, tos y resfríos. La cebolla contiene quercetina, un elemento antioxidante de la familia de los flavonoides al que se le han atribuido propiedades analgésicas, vasodilatadores y antiinlamatorias entre otras.
Probablemente no sea una sorpresa que la cebolla en polvo tenga sabor a cebolla, solo que con mucha menos agua y sin ese picante que hace llorar. La cebolla en polvo es excelente para cuando quieres el sabor y la dulzura de una cebolla sin la textura, la humedad y el ligero ardor que pueden tener las cebollas frescas.
Existen estudios que sugieren que su consumo puede prevenir o mitigar o trastornos relacionados con el síndrome metabólico: obesidad, resistencia a la insulina, dislipidemias y presión arterial elevada y enfermedades cardiovasculares y respiratorias, así como algunos tipos de cáncer.