Los sistemas de ecuaciones lineales fueron ya resueltos por los babilonios, los cuales llamaban a las incógnitas con palabras tales como longitud, anchura, área, o volumen, sin que tuvieran relación con problemas de medida. Un ejemplo tomado de una tablilla babilónica plantea la resolución de un sistema de ecuaciones en los siguientes términos: 1/4 anchura + longitud = 7 manos longitud + anchura = 10 manos También resolvían sistemas de ecuaciones, donde alguna de ellas era cuadrática. Los griegos también resolvían algunos sistemas de ecuaciones, pero uti1izando métodos geométricos. Thymaridas (400 a. de C.) había encontrado una fórmula para resolver un determinado sistema de n ecuaciones con n incógnitas. Diophante resuelve también problemas en los que aparecían sistemas de ecuaciones, pero transformándolos en una ecuación lineal. Los sistemas de ecuaciones aparecen también en los documentos indios. No obstante, no llegan a obtener métodos generales de resolución, sino que resuelven tipos especiales de ecuaciones. El libro El arte matemático, de un autor chino desconocido (siglo III a. de C.), contiene algunos problemas donde se resuelven ecuaciones. En ellos encontramos un esbozo del método de las matrices para resolver sistemas de ecuaciones lineales. Uno de dichos problemas equivale a resolver un sistema de tres ecuaciones lineales por dicho método matricial.
MÉTODO GRÁFICO RESOLVER SISTEMAS
MÉTODOS ALGEBRAICOS RESOLVER SISTEMAS
SISTEMAS DE ECUACIONES NO LINEALES
SISTEMAS DE ECUACIONES EXPONENCIALES
SISTEMAS DE ECUACIONES LOGARITMICAS
INECUACIONES DE PRIMER GRADO
INECUACIONES DE GRADO 2 O SUPERIOR
INECUACIONES RACIONALES
INECUACIONES CON DOS INCÓGNITAS
SISTEMAS DE ECUACIONES CON 1 INCÓGNITA
SISTEMAS DE INECUACIONES CON 2 INCÓGNITAS
MÉTODO DE GAUSS
MÉTODO GRÁFICO RESOLVER SISTEMAS
MÉTODOS ALGEBRAICOS RESOLVER SISTEMAS
SISTEMAS DE ECUACIONES NO LINEALES
SISTEMAS DE ECUACIONES EXPONENCIALES
SISTEMAS DE ECUACIONES LOGARÍTMICAS
INECUACIONES DE GRADO 2 O SUPERIOR
INECUACIONES CON DOS INCÓGNITAS
SISTEMAS DE INECUACIONES CON 1 INCÓGNITA
EL AMOR
En cierto libro de matemática, un cociente se enamoró de una
incógnita. Él (cociente), producto de una familia de
importantísimos polinomios. Ella, una simple incógnita, de
mezquina ecuación literal ¡oh! ¡Qué tremenda desigualdad! Pero
como todos saben, el amor no tiene límites y va del más
infinito al menos infinito.
Embargado, el cociente la contempló desde el vértice hasta la
base, bajo todos los ángulos, agudos y obtusos. Era linda, una
figura impar que se evidenciaba por: mirada romboidal, boca
trapezoidal y senos esféricos en un cuerpo cilíndrico de líneas
sinusoidales.
¿Quién eres? preguntó el cociente con una mirada radical. Soy
la raíz cuadrada de la suma de los cuadrados de los catetos.
Pero puedes llamarme hipotenusa - contestó ella con expresión
algebraica de quien ama.
Él hizo de su vida una paralela a la de ella, hasta que se
encontraron en el infinito. Y se amaron hasta el cuadrado de la
velocidad de la luz, dejando al sabor del momento y de la
pasión, rectas y curvas en los jardines de la cuarta dimensión.
Él la amaba y el recíproco era verdadero. Se adoraban con las
mismas razones y proporciones en un intervalo abierto de la vida.
Luego de tres cuadrantes, resolvieron casarse.
Trazaron planes para el futuro y todos le desearon felicidad
integral. Los padrinos fueron el vector y la bisectriz.
Todo marchaba sobre ejes. El amor crecía en progresión
geométrica. Cuando ella estaba en sus coordenadas positivas,
concibió un par: al varón, en homenaje al padrino lo bautizaron
versor; la niña, una linda abscisa. Ella fue objeto de dos
operaciones.
Eran felices, hasta que un día todo se volvió una constante.
Fue así que apareció otro. Sí, otro. El máximo común divisor,
un frecuentador de círculos viciosos. Lo mínimo que el máximo
ofreció fue de una magnitud absoluta.
Ella se sintió impropia, pero amaba al máximo. Al saber de
esta regla de tres, el cociente la llamó fracción ordinaria.
Sintiéndose un denominador común , resolvió aplicar la solución
trivial: un punto de discontinuidad en sus vidas. Cuando los
dos amantes estaban en coloquio, él, en términos menores y ella
en combinación lineal, llegó el cociente y en un giro sin
limites disparó su 45.
Ella pasó al espacio imaginativo y el fue a pasar a un
intervalo cerrado, donde la luz solar se veía a través de
pequeñas mallas cuadradas.