La diseminación del arameo

Mesopotamia fue el hogar original del arameo.

Algunas tribus arameas, los caldeos, vivían en el sur de Babilonia, en la comarca de Ur; otras moraban en la alta Mesopotamia, entre el río Quebar (Khabur) y el gran codo del Eufrates, con Harán como su centro. El hecho de que los patriarcas Abrahán, Isaac y Jacob estuvieran relacionados con Harán, probablemente explica la declaración hecha por Moisés de que Jacob era "arameo":

"Entonces hablarás y dirás delante de Jehová tu Dios: Un arameo a punto de perecer fue mi padre, el cual descendió a Egipto y habitó allí con pocos hombres, y allí creció y llegó a ser una nación grande, fuerte y numerosa" (Deut. 26: 5).

Desde su cuna en el norte de Mesopotamia, el arameo se esparció hacia el sur por toda Siria.

Cuando las ciudades-estados de Siria, cuya población hablaba arameo, fueron destruidas por los asirios, en el siglo VIII AC, sus pobladores fueron trasplantados a diferentes partes del imperio asirio.

Esto originó una gran difusión del arameo que era mucho más simple para aprender que la mayoría de los otros idiomas del antiguo Cercano Oriente.

Finalmente, el arameo se convirtió en la lengua común, el idioma internacional, del mundo civilizado, y llegó a ser primero el idioma oficial del imperio neobabilonio y luego del imperio persa.

Las secciones arameas de la Biblia

El arameo, idioma de Cristo