6:18

"Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo."

והקמתי את־בריתי אתך

ובאת אל־התבה אתה

ובניך ואשתך ונשי־בניך אתך

;וַהֲקִמֹתִי אֶת-בְּרִיתִי, אִתָּךְ

,וּבָאתָ, אֶל-הַתֵּבָה--אַתָּה

וּבָנֶיךָ וְאִשְׁתְּךָ וּנְשֵׁי-בָנֶיךָ אִתָּךְ

LXX:

και στησω την διαθηκην μου προς σε εισελευση δε εις την κιβωτον συ και οι υιοι σου και η γυνη σου και αι γυναικες των υιων σου μετα σου

Vulgata:

ponamque foedus meum tecum et ingredieris arcam tu et filii tui uxor tua et uxores filiorum tuorum tecum

Pacto.

ברית bryth [beryth, berith, beriyth], "pacto", "convenio", "acuerdo". Esta es la primera de las 284 veces que aparece esta palabra en el AT.

Griego: διαθηκη [diathekê] "testamento", "decreto", "convenio", "acuerdo", "pacto".

Los pactos antiguos eran de 2 clases:

(1) Los que se hacían entre iguales.

En un pacto entre iguales había un acuerdo mutuo acerca de las condiciones, los privilegios y las responsabilidades (Génesis 21: 32; 26: 28; etc.).

(2) Los que involucraban a un señor y un vasallo.

En un pacto entre un señor y un vasallo, un conquistador y los conquistados, entre un superior y un inferior, el señor o el conquistador especificaba las condiciones, los privilegios y las responsabilidades que competían a ambos pactantes, y el vasallo o la nación subyugada se sometía a las condiciones que les eran impuestas (2 Samuel 3: 21; 5: 3; etc.). Un acuerdo semejante a éstos fue el que propuso Senaquerib a Ezequías (Isaías 36: 16, 17).

Sin embargo, a través de las Escrituras el término "pacto" describe más comúnmente la relación formal que existía entre Dios, por una parte, e Israel como el pueblo escogido, por otra. Obviamente, éste no era un pacto entre iguales, sino entre el Dios infinito y el hombre finito. El Señor mismo determinó las provisiones del pacto, las dio a conocer a su pueblo y les dio la

posibilidad de aceptarlo o rechazarlo. Una vez ratificado, sin embargo, se consideraba que era obligatorio tanto para Dios como para su pueblo. En suma, abarcaba todo lo necesario para que el plan de salvación fuera totalmente efectivo. Por su parte, Dios prometía bendecir a su pueblo, darle en posesión la tierra de Canaán, revelarle su voluntad para ellos, enviarles el Mesías y emplearlos como un instrumento escogido para convertir al mundo. Por su parte, el pueblo debía rendir obediencia implícita y cooperar con todos los requerimientos de Dios.

En una forma preliminar, este pacto fue hecho con Adán, en ocasión de la caída (Génesis 3: 15), y más tarde con Noé (Gén. 9: 12, 15, 16). Pero llegó a ser plenamente efectivo por primera vez para Abrahán y su descendencia (Gén. 12: 1-3; 15: 18; 17: 1-7; etc.). Fue ratificado formalmente en el Sinaí, cuando Israel como nación prometió cumplir las demandas divinas y aceptó las promesas (Éxodo 19: 5-8; 24: 3-8). Después de siglos de infidelidad a su compromiso de cooperar con Dios, fue liberado del pacto y se le dejó ir en cautividad como señal de que sus provisiones ya no estaban en vigencia (Jeremías 11: 1-16; Ezequiel 16; Hebreos 8: 9; etc.). Al volver del cautiverio, Dios prometió hacer "un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá" (Jeremías 31: 31-34). Al rechazar y crucificar a Cristo, el pueblo judío renunció al pacto y fue rechazado como pueblo escogido de Dios (Mateo 21: 43). Al mismo tiempo Dios transfirió los privilegios y las responsabilidades de la relación del pacto a su nuevo pueblo escogido: la iglesia cristiana (Mateo 21: 43; Gálatas 3: 29; Hebreos 8: 8-11; 1 Pedro 2: 9, 10).

El autor de Hebreos se refiere al pacto con el antiguo Israel como el "primer" pacto, o "antiguo" pacto, y al que hizo con los cristianos como el "segundo" o "nuevo" pacto (8: 7, 13). Esencialmente, las provisiones, condiciones y objetivos de los 2 pactos son idénticos. La principal diferencia es que el "antiguo" fue hecho con Israel como nación, mientras que el "nuevo" se hace con los creyentes en Cristo en forma individual. Este también es llamado el "eterno" (Génesis 17: 1 3; Hebreos 13: 20). Se puso en operación en el Edén cuando el hombre pecó, pero no fue ratificado hasta que la sangre de Cristo fue derramada en la cruz (Hebreos 13: 20). El "antiguo" fue ratificado en el Sinaí (Éxodo 24: 3-8); fue, en realidad, una disposición temporaria para permitir que quienes estaban ligados por sus provisiones pudieran entrar en los privilegios y las responsabilidades del pacto "nuevo" o "eterno".

Estableceré mi pacto.

Mejor: "confirmaré mi pacto". Al concluir un pacto con Noé, Dios fortaleció la confianza de ese varón justo en la seguridad del cuidado divino. Sin importar lo que ocurriera, Noé sabía que él y su familia estarían a salvo.

Tus hijos.

Estas promesas incluían aun a los hijos de Noé que no habían nacido y a sus esposas, porque en ese tiempo Noé todavía no tenía hijos, aunque ya tenía 480 años de edad (ver com. de cap. 5: 32). Ninguno de los antepasados de Noé había esperado tanto tiempo para tener descendientes y él puede haber renunciado a la esperanza de ser bendecido con hijos. En muchas ocasiones Dios preparó a sus instrumentos escogidos para tiempos de crisis guiándolos a través de largos períodos de chasco, para que pudieran aprender a tener paciencia y para que confiaran en él. Esta misma experiencia sobrevino a los padres de Isaac, Samuel y Juan el Bautista. La orden de construir el arca, pues, incluía la seguridad indirecta de que al preservar la vida, el linaje familiar de Noé no se extinguiría. Por lo tanto, el nacimiento de sus hijos sería para Noé una señal de igual certidumbre acerca de la venida del diluvio. Prosiguió por fe, creyendo "cosas que aún no se veían" (Hebreos 11: 7).

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