3:4
"Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis."
ויאמר הנחש אל־האשה לא־מות תמתון
וַיֹּאמֶר הַנָּחָשׁ, אֶל-הָאִשָּׁה: לֹא-מוֹת, תְּמֻתוּן
LXX:
και ειπεν ο οφις τη γυναικι ου θανατω αποθανεισθε
Vulgata:
dixit autem serpens ad mulierem nequaquam morte moriemini
La serpiente dijo: No Moriréis.
Si la primera pregunta de Satanás tenía el propósito de despertar la duda - como lo era seguramente -, la declaración que la siguió tenía la apariencia engañosa de una declaración autorizada. Pero dentro de ella, con refinada astucia, se mezclaban la verdad y la mentira.
Ese aserto contradecía la orden explícita de Dios con el énfasis máximo que se puede emplear en hebreo, y que se puede traducir: "Positivamente, no moriréis".
Satanás desafió la veracidad de la orden de Dios con una mentira desembozada. Por esa razón, Cristo con justicia lo llamó padre de toda mentira: "Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira" (Juan 8: 44).