9:6

"El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre."

LXX:

ο εκχεων αιμα ανθρωπου αντι του αιματος αυτου εκχυθησεται οτι εν εικονι θεου εποιησα τον ανθρωπον

Vulgata:

quicumque effuderit humanum sanguinem fundetur sanguis illius ad imaginem quippe Dei factus est homo

El que derramare sangre de hombre.

Dios vengaría o castigaría cada asesinato; sin embargo no directamente, como fue en el caso de Caín, sino indirectamente al colocar en manos del hombre el poder judicial.

La palabra "derramare" implica un asesinato voluntario y no el quitar accidentalmente la vida; implica homicidio, para el cual la ley tenía otras disposiciones diferentes de las que aquí se mencionan ("os señalaréis ciudades, ciudades de refugio tendréis, donde huya el homicida que hiriere a alguno de muerte sin intención." - Núm. 35: 11).

La orden divina proporciona al gobierno temporal poder judicial y coloca la espada en su mano. Dios cuidó de erigir una barrera contra la supremacía del mal y así estableció el fundamento para un desarrollo civil ordenado de la humanidad.

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