15:6

"Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia."

והאמן ביהוה ויחשבה לו צדקה

וְהֶאֱמִן, בַּיהוָה; וַיַּחְשְׁבֶהָ לּוֹ, צְדָקָה

LXX:

και επιστευσεν αβραμ τω θεω και ελογισθη αυτω εις δικαιοσυνην

Vulgata:

credidit Domino et reputatum est ei ad iustitiam

Creyó a Jehová.

(Dijo "amén"* a Dios).

האמן ביהוה h'mn b-yhwh

Pablo usó este texto como la piedra angular sobre la cual erigió la doctrina de la justificación por la fe: "Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia." (Rom. 4: 3). "Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia." Gál. 3: 6).

Aunque la posibilidad de que Abram tuviera hijos había disminuido desde que Dios le diera la primera promesa, puesto que su edad había aumentado, no vaciló en aceptar la palabra de Dios de que sería así.

La forma verbal hebrea traducida "creyó"*, האמן h'mn ['âman], viene de la misma raíz de la palabra "amén"* (אמן 'mn ['âmên]), con la cual destacamos nuestro deseo de que Dios oiga y realice nuestras oraciones. Este verbo expresa completa confianza en el poder y en las promesas de Dios. Además la forma particular del verbo que aquí se usa expresa que ésta no sólo fue la experiencia histórica de Abram en ese momento, sino también un permanente rasgo de carácter. Perseveró creyendo.

La fe de Abram y su confianza en Dios -comparable a la de un niño- no lo hicieron "justo", sino más bien "le fue contado por justicia" por el Señor. Por primera vez se presentan juntos estos importantes conceptos: fe y justificación. Es obvio que Abram no había tenido "justicia" basta que le fue atribuida por Dios. Y si él no la tuvo, ningún hombre jamás la ha tenido.

Abram era pecador y necesitaba redención, como cualquier otro ser humano; pero

cuando la justicia le fue imputada, también se le extendieron la misericordia y la gracia, que incluían el perdón de su pecado y hacían accesibles las recompensas de la justicia. Por primera vez aquí aparece la plena importancia de la fe. También aquí, por primera vez, se menciona la justicia imputada. De aquí en adelante, ambos conceptos fundamentales se presentan en las Sagradas Escrituras hasta ser tratados exhaustiva y magistralmente por la pluma del apóstol Pablo (Rom. 4).

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*Amén

Heb. (אמן 'mn ['âmên]) , "ciertamente [realmente]", "así sea" [del verbo 'âman, "ser fiel", "estar firmemente establecido"].

En el AT 'âmên es tanto un asentimiento ante una proclama (Deut. 27: 14-26) como una respuesta, tal vez por una audiencia, a salmos cantados en el culto del templo (Sal. 41: 13). También es la respuesta ante cualquier promesa, maldición, juramento y orden. En Isaías 65: 16 se traduce como "verdad" ("Dios de verdad"; literalmente, "Dios de amén"), destacando la fidelidad y confiabilidad de Dios (cf. Apoc 3:14, donde Cristo es "el Amén, el testigo fiel y verdadero"). Tanto en el AT como en el NT el término se duplica para darle énfasis (heb. 'âmên we-'âmên; gr. amen amen; LXX guénoito guénoito).

En el NT, αμην [amên] comúnmente sigue a una doxología o atribución de alabanza a Dios, ya sea larga (1 Tim. 1: 17) o corta (Rom. 11: 36). Se usa también como palabra final de la mayoría de las epístolas (Jud. 25), aunque en algunos casos la evidencia de los manuscritos está dividida acerca de si la palabra aparecía en los autógrafos originales. En algunos casos, el gr. αμην [amên] se traduce por "ciertamente", en lugar de ser transliterado. Este es el caso cuando antecede las afirmaciones más solemnes de nuestro Señor (Mat. 5: 18). En el Evangelio de Juan (1: 51; etc.) el término se duplica.

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