12:17
"Mas Jehová hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas,
por causa de Sarai mujer de Abram."
וינגע יהוה את־פרעה
נגעים גדלים ואת־ביתו
על־דבר שרי אשת אברם
וַיְנַגַּע יְהוָה אֶת-פַּרְעֹה
,נְגָעִים גְּדֹלִים, וְאֶת-בֵּיתוֹ
עַל-דְּבַר שָׂרַי, אֵשֶׁת אַבְרָם
LXX:
και ητασεν ο θεος τον φαραω ετασμοις μεγαλοις και πονηροις και τον οικον αυτου περι σαρας της γυναικος αβραμ
Vulgata:
flagellavit autem Dominus Pharaonem plagis maximis et domum eius propter Sarai uxorem Abram
Jehová hirió a Faraón.
La extrema necesidad del hombre es la oportunidad de Dios. Aunque Abram había
chasqueado a Dios, el Altísimo intervino en su favor. No podemos determinar cuál fue la naturaleza de las plagas que sobrevinieron, pero evidentemente fueron de tal naturaleza como para proteger a Sarai de la deshonra y como para convencer a Faraón de que él debía devolverla a Abram. Sarai misma quizá reveló su verdadera condición de casada, o quizá Dios habló directamente a Faraón como lo hizo más tarde con Abimelec (ver cap. 20: 3).
Este incidente debiera haberle enseñado a Abram a confiar en Dios antes que en la eficacia de sus propios hábiles planes. Sin embargo, parece extraño encontrarlo un poco después cometiendo el mismo error y aún más extraño el que su hijo Isaac intentara el mismo artificio (caps. 20: 2; 26: 7).
El hecho de que Dios liberara a sus siervos rescatándolos de circunstancias creadas por ellos mismos es una evidencia de su misericordia y amor. Los que profesan tener fe en el Altísimo quizá a veces procedan como indignos de su vocación, y sin embargo Dios con frecuencia induce a sus oponentes a que los respeten. El Señor sigue siendo fiel a sus hijos aun en los momentos de infidelidad de ellos (ver 2 Tim. 2: 13). Pero es presunción proceder mal deliberadamente suponiendo que Dios nos salvará de resultados adversos. Ante una tentación como ésta, Cristo replicó: "No tentarás al Señor tu Dios" (Mat. 4: 7).