2:3

"Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación."

ויברך אלהים את־יום השביעי

ויקדש אתו כי בו שבת מכל־מלאכתו

אשר־ברא אלהים לעשות

וַיְבָרֶךְ אֱלֹהִים אֶת-יוֹם הַשְּׁבִיעִי, וַיְקַדֵּשׁ אֹתוֹ: כִּי בוֹ שָׁבַת מִכָּל-מְלַאכְתּוֹ, אֲשֶׁר-בָּרָא אֱלֹהִים לַעֲשׂוֹת

LXX:

και ηυλογησεν ο θεος την ημεραν την εβδομην

και ηγιασεν αυτην οτι εν αυτη κατεπαυσεν

απο παντων των εργων αυτου ων ηρξατο ο θεος ποιησαι

Vulgata:

et benedixit diei septimo et sanctificavit illum quia in ipso

cessaverat ab omni opere suo quod creavit Deus ut faceret

Y bendijo Dios al día séptimo.

Se añade una explicación del significado y la importancia de este día de reposo. Aquí el Registro Sagrado relaciona estrechamente el día de reposo semanal con la obra de Dios de la creación y su descanso en el séptimo día así como lo hace el cuarto mandamiento:

"Acuérdate del sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día es de reposo para Jehová, tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni el extranjero que está dentro de tus puertas, porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el sábado y lo santificó" (Éxodo 20: 8-11 RV-1995).

La bendición sobre el séptimo día implicaba que por ella era señalado como un objeto especial del favor divino y un día que sería una bendición para las criaturas de Dios.

Y lo santificó.

El acto de santificación consistió en una declaración de que el día era santo, o puesto aparte para propósitos santos.

Así como después fue santificado el monte Sinaí: "Moisés dijo a Jehová: El pueblo no podrá subir al monte Sinaí, porque tú nos has mandado diciendo: Señala límites al monte, y santifícalo" (Éxodo 19: 23), o, temporariamente, investido con santidad como la residencia de Dios, y así como Aarón y sus hijos fueron santificados, o consagrados, para el oficio sacerdotal: "Y santificaré el tabernáculo de reunión y el altar; santificaré asimismo a Aarón y a sus hijos, para que sean mis sacerdotes" (Éxodo 29: 44), y el año del jubileo fue santificado, o consagrado, para propósitos religiosos: "Y santificaréis el año cincuenta, y pregonaréis libertad en la tierra a todos sus moradores; ese año os será de jubileo, y volveréis cada uno a vuestra posesión, y cada cual volverá a su familia" (Levitico 25: 10), así también aquí fue santificado el séptimo día y, como tal, fue proclamado como día festivo.

Este acto de bendecir el séptimo día y declararlo santo se hizo en favor de la humanidad para cuyo beneficio fue instituido el sábado. El día de reposo semanal con frecuencia ha sido considerado como una institución de la dispensación judaica, pero el Registro Sagrado declara que fue instituido más de dos milenios antes de que naciera el primer israelita (un descendiente de Jacob - Israel).

Además tenemos la palabra de Jesús que declara: "El día de reposo fue hecho por causa del hombre" (Marcos 2: 27), lo que indica claramente que esta institución no sólo fue ordenada para los judíos sino también para toda la humanidad.

Porque en él reposó.

Dios no podría haber tenido una razón más excelsa para ordenar que el hombre reposara en el séptimo día que aquella de que al descansar así el hombre pudiera disfrutar de la oportunidad de reflexionar en el amor y bondad de su Creador, y así asemejarse a él.

Así como Dios trabajó durante seis días y descansó en el séptimo, así también el hombre debía trabajar asiduamente durante seis días y descansar en el séptimo.

Este día de reposo semanal es una institución divina dada al hombre por Dios, el Creador, y su observancia es requerida por Dios, el Legislador. Por lo tanto, el hombre que retenga para sí cualquier parte de todo este tiempo santo se hace culpable de desobediencia contra Dios y de robarle como propietario original de las facultades y del tiempo del hombre. Como una institución establecida por Dios, el sábado merece nuestra honra y estimación. Su descuido Dios lo computa como pecado.

El sábado demanda la abstención de todo trabajo físico común y la dedicación de la mente y del corazón a las cosas santas.

Se advirtió a los israelitas que lo usaran para santas convocaciones: "Seis días se trabajará, mas el séptimo día será de reposo,* santa convocación; ningún trabajo haréis; día de reposo* es de Jehová en dondequiera que habitéis" (Levítico 23: 3). Nota al pie de página de la RV-1960: *Aquí equívale a sábado.

Los Evangelios afirman que así fue usado por Cristo y los apóstoles:

"Vino a Nazaret, donde se había criado; y el sábado entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer" (Lucas 4: 16 RV-1995).

"Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres sábados discutió con ellos" (Hechos 17: 2 RV- 1995).

"Y discutía en la sinagoga todos los sábados, y persuadía a judíos y a griegos" (Hechos 18: 4 RV- 1995.)

y que deberían continuar observándolo los cristianos después de que Cristo completara su ministerio terrenal:

"Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en sábado" (Mateo 24: 20).

El hecho de que el sábado continuará siendo celebrado en la tierra nueva como un día de culto ("Y de mes en mes,y de sábado en sábado, vendrán todos a adorar delante de mí, dice Jehová" Isaías 66: 23 RV-1995) es una indicación clara de que Dios nunca tuvo el propósito de que su observancia se transfiriera a otro día.

El sábado semanal es el monumento conmemorativo de la creación, que hace recordar al hombre, cada semana, el poder creador de Dios y cuánto le debe a un Creador y Sustentador misericordioso. Un rechazo del sábado, es un rechazo del Creador, y abre de par en par la puerta a toda suerte de teorías falsas.

El sábado es un testimonio perpetuo de la existencia de Dios, y un recuerdo de su grandeza, su sabiduría y su amor. Si el sábado se hubiera santificado siempre, jamás habría podido haber ateos ni idólatras.

2:2 2:4