9:15

"Y me acordaré del pacto mío, que hay entre mí y vosotros y todo ser viviente de toda carne; y no habrá más diluvio de aguas para destruir toda carne."

LXX:

και μνησθησομαι της διαθηκης μου η εστιν ανα μεσον εμου και υμων και ανα μεσον πασης ψυχης ζωσης εν παση σαρκι και ουκ εσται ετι το υδωρ εις κατακλυσμον ωστε εξαλειψαι πασαν σαρκα

Vulgata:

et recordabor foederis mei vobiscum et cum omni anima vivente quae carnem vegetat et non erunt ultra aquae diluvii ad delendam universam carnem

Me acordaré del pacto mío.

El arco iris, un fenómeno físico natural, es un símbolo adecuado de la promesa de Dios de no volver a destruir la tierra mediante un diluvio. Puesto que las condiciones climáticas serían diferentes después del diluvio, y en la mayoría de las partes del mundo las lluvias tomarían el lugar del anterior y benéfico rocío para humedecer la tierra, convenía que Dios utilizara algún medio para

aquietar los temores de los hombres cada vez que comenzara a llover. Toda persona que así lo desee puede ver en los fenómenos naturales la revelación de Dios mismo (ver Rom. 1: 20). De esa manera el arco iris es para el creyente la evidencia de que la lluvia traerá bendición y no destrucción universal.

Juan vio en visión un arco iris que rodea el trono de Dios (Apoc. 4: 3). El hombre contempla el arco iris para recordar la promesa de Dios, pero Dios mismo lo contempla para recordar y cumplir su promesa.

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