Mateo 3:7

Versículos 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17

Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos

ιδων δε πολλους των φαρισαιων και σαδδουκαιων

idôn de pollous tôn pharisaiôn kai saddoukaiôn

viendo[2] y[1] muchos de los fariseos y saduceos

venían a su bautismo,

ερχομενους επι το βαπτισμα αυτου

erchomenous epi to baptisma autou

viniendo para (recibir) el bautismo de él

les decía: ¡Generación de víboras!

ειπεν αυτοις γεννηματα εχιδνων

eipen autois gennêmata echidnôn

dijo a ellos progenie de víboras

¿Quién os enseñó a huir

τις υπεδειξεν υμιν φυγειν

tis hupedeixen humin phugein

¿quién enseñó a vosotros huir

de la ira venidera?

απο της μελλουσης οργης

apo tês mellousês orgês

de la que está a punto de suceder [2] ira[1]?

Textus Receptus Stephanus 1550

ιδων δε πολλους των φαρισαιων και σαδδουκαιων ερχομενους επι το βαπτισμα αυτου ειπεν αυτοις γεννηματα εχιδνων τις υπεδειξεν υμιν φυγειν απο της μελλουσης οργης

Vulgata

videns autem multos Pharisaeorum et Sadducaeorum venientes ad baptismum suum dixit eis progenies viperarum quis demonstravit vobis fugere a futura ira

Almeida Revista e Atualizada

Vendo ele, porém, que muitos fariseus e saduceus vinham ao batismo, disse-lhes: Raça de víboras, quem vos induziu a fugir da ira vindoura?

La Nuova Diodati

Ma egli, vedendo molti dei farisei, e sadducei venire al suo battesimo, disse loro: «Razza di vipere, chi vi ha mostrato a fuggire dall'ira a venire?

Luther Bibel 1545

Als er nun viele Pharisäer und Sadduzäer sah zu seiner Taufe kommen, sprach er zu ihnen: Ihr Otterngezüchte, wer hat denn euch gewiesen, daß ihr dem künftigen Zorn entrinnen werdet?

Al ver él

Ἰδών [idôn] 2º Aoristo Ptcp. Act. nom. sing. masc. de εἶδω [eidô] "ver", "percibir"; "contemplar", "mirar".

δέ [de] (conjunción). Nunca es la primera palabra en una oración aunque allí debería ser su lugar. Puede ser, frecuentemente, omitida en la traducción: "y", "pero".

que muchos

πολλούς [pollous] (adjetivo) acus. sing. masc. de πολύς [polus] "mucho". C/ un sust. en singular: "mucho", "grande", "fuerte". C/ un sust. en plural: "muchos", "numerosos", "grandes".

de los fariseos

τῶν φαρισαίων [tôn pharisaiôn]

τῶν [tôn] (artículo) gen. pl. masc. de [ho]

φαρισαίων [pharisaiôn] (sust. masc.) gen. pl. de

φαρισαῖος [pharisaios] "separatista" (del heb. פָּרַשׁ [pharash] "distinguir", "separar").

Ver nota 1 (abajo) y

Las sectas del judaísmo - Los fariseos.

y

καί [kai] (conjunción) "y", "también".

de los saduceos

τῶν σαδδουκαίων [tôn saddoukaiôn]

τῶν [tôn] (artículo) gen. pl. masc. de [ho]

σαδδουκαίων [saddoukaiôn] (sust. masc) gen. pl. de σαδδουκαῖος [saddoukaios] "partidarios de la justicia"; transliteración del heb. tsadûqîm, que podría provenir del verbo צָדַק tsadaq ["ser justo"] o de צָדוֹק Tsadoq [Sadoc], el nombre de un sumo sacerdote de la época de David [2 Sam 8:17; 15:24], de quien pretendían ser descendientes todos los sumos sacerdotes que vinieron después).

Ver Nota 2 (abajo) y

Las sectas del judaísmo - Los saduceos

venían

ἐρχομένους [erchoménous] Presente Ptcp. Med. /Pas. acus. pl. masc. de ἔρχομαι [érchomai] "venir", "llegar"; "aparecer [hacer acto de presencia]"; "presentarse", "encaminarse", "aproximarse".

a su bautismo

ἐπὶ τὸ βάπτισμα [epi to báptisma]

ἐπί [epí] c/ acus. en sentido causal, de objetivo o propósito: "para" = "para el bautismo", i.e. "para recibir el bautismo".

τό [to] (artículo) acus. sing. neutro de [ho]

βάπτισμα [báptisma] acus. sing. neutro de βάπτισμα [báptisma] "inmersión", "sumersión"; "bautismo". Ver com. vers. 6, nota 1.

Príncipes, rabinos, soldados, publicanos y campesinos acudían a oír al profeta. Muchos fueron inducidos a arrepentirse, y recibieron el bautismo. Gente de todas las clases sociales se sometieron al requerimiento del Bautista, a fin de participar del reino que anunciaba. Muchos de los escribas y fariseos vinieron confesando sus pecados y pidiendo el bautismo.

les decía

εἶπεν αὐτοῖς [eipen autois] "dijo a ellos".

εἶπεν [eipen] 2º Aor. Ind. Act., 3ª sing. de εἶπον [eipon] (usado como 2º aoristo de λέγω [legô]) "hablar", "decir".

αὐτοῖς [autois] (pronombre personal, 3ª pers.) dat. pl. masc. (αὐτός [autós]).

El Espíritu Santo hizo comprender a Juan que muchos de estos hombres no tenían verdadera convicción del pecado. Eran oportunistas. Como amigos del profeta, esperaban hallar favor ante el Príncipe venidero. Y pensaban fortalecer su influencia sobre el pueblo al recibir el bautismo de manos de este joven maestro popular.

Generación de víboras

γεννήματα ἐχιδνῶν [gennêmata echidnôn]

γεννήματα [gennêmata] (sust. neutro) voc. pl. de

γέννημα [gennêma] (de γεννάω [gennaô], ver com. Mat. 1:2) "aquello que es producido"; engendrado [de seres vivos]", "descendencia", "progenie". 4 veces en el NT.*

ἐχιδνῶν [echidnôn] (sust. fem.) gen. pl. de ἔχιδνα [echidna] "víbora", "serpiente".

Westcott-Hort 1881

ιδων δε πολλους των φαρισαιων και σαδδουκαιων ερχομενους επι το βαπτισμα ειπεν αυτοις

γεννηματα εχιδνων τις υπεδειξεν υμιν φυγειν απο της μελλουσης οργης

Reina-Valera 1960

Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?

King James Version

But when he saw many of the Pharisees and Sadducees come to his baptism, he said unto them, O generation of vipers, who hath warned you to flee from the wrath to come?

La Bible du Semeur

Beaucoup de pharisiens et de sadducéens venaient se faire baptiser par lui. Il leur dit: Espèces de vipères! Qui vous a enseigné à fuir la colère de Dieu qui va se manifester?

Russian Synodal Version

Увидев же Иоанн многих фарисеев и саддукеев, идущих к нему креститься, сказал им: порождения ехиднины! кто внушил вам бежать от будущего гнева?

Los judíos habían interpretado erróneamente la promesa de Dios de favorecer eternamente a Israel:

"Así ha dicho Jehová, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que parte el mar, y braman sus ondas; Jehová de los ejércitos es su nombre: Si faltaren estas leyes delante de mí, dice Jehová, también la descendencia de Israel faltará para no ser nación delante de mí eternamente. Así ha dicho Jehová: Si los cielos arriba se pueden medir, y explorarse abajo los fundamentos de la tierra, también yo desecharé toda la descendencia de Israel por todo lo que hicieron, dice Jehová." (Jer. 31:35-37).

Los judíos consideraban que su descendencia natural de Abrahán les daba derecho a esta promesa. Pero pasaban por alto las condiciones que Dios había especificado. Antes de hacer la promesa, había dicho:

"Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo ... porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado." (Jer. 31: 33, 34).

El favor de Dios se asegura a aquellos en cuyo corazón está escrita su ley. Son uno con él. Pero los judíos se habían separado de Dios. A causa de sus pecados, estaban sufriendo bajo sus juicios. Esta era la causa de su servidumbre a una nación pagana. Los intelectos estaban obscurecidos por la transgresión, y porque en tiempos pasados el Señor les había mostrado tan grande favor, disculpaban sus pecados. Se lisonjeaban de que eran mejores que otros hombres, con derecho a sus bendiciones.

Estas cosas "están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos" (1 Cor. 10:11). ¡Con cuánta frecuencia interpretamos erróneamente las bendiciones de Dios, y nos lisonjeamos de que somos favorecidos a causa de alguna bondad nuestra! Dios no puede hacer en favor nuestro lo que anhela hacer. Sus dones son empleados para aumentar nuestra satisfacción propia, y para endurecer nuestro corazón en la incredulidad y el pecado.

Juan declaró a los maestros de Israel que su orgullo, egoísmo y crueldad demostraban que eran una "progenie de víboras", una maldición mortal para el pueblo, más bien que los hijos del justo y obediente Abrahán. En vista de la luz que habían recibido de Dios, eran peores que los paganos, a los cuales se creían tan superiores. Habían olvidado la roca de la cual habían sido cortados, y el hoyo del cual habían sido arrancados. Dios no dependía de ellos para cumplir su propósito.

¿quién?

τίς [tis] (pronombre interrogativo) nom. sing. masc. ¿quién?

Os enseñó

ὑπέδειξεν ὑμῖν [hupédeixen humin]

ὑπέδειξεν [hupédeixen] Aoristo Ind. Act. 3ª sing. de ὑποδείκνυμι [hupodeíknumi] "mostrar", "dar a conocer", "enseñar". 6 veces en el NT.**

ὑμῖν [humin] (pronombre personal, 2ª pers.) dat. pl. (σύ [sú]).

a huir

φυγεῖν [phugein] Aoristo Infinitivo Act. de φεύγω [pheúgô] "huir", "escapar". Sugiere la fuga de las serpientes de un campo cuando empieza la cosecha.

No buscaban sinceramente el arrepentimiento al cual Juan había llamado a hombres y mujeres como única preparación válida para el reino del Mesías. En vista de esto, ¿por qué habían venido?

de

ἀπό [apo] Preposición con Genitivo: a) denotando separación, partida, u origen: "de", "desde", "a partir de". b) causa, modo, medios: a causa de, proveniente de, con, etc.

la ira venidera

τῆς μελλούσης ὀργῆς [tês melloúsês orgês]

τῆς [tês] (artículo) gen. sing. fem. de [ho]

μελλούσης [melloúsês] Presente Ptcp. Act. gen. sing. fem. de μέλλω [mellô] "estar para suceder"; "estar a punto de" hacer o sufrir algo, "estar cerca de", "ser inminente"; "tener intención de", "planear", "disponer [deliberar, determinar, mandar]" lo que ha de hacerse.

ὀργῆς [orgês] (sust. fem.) gen. sing. de ὀργή [orgê] "ira", "cólera", "indignación".

Es posible que, por inspiración, Juan estuviera anticipándose a las indescriptibles escenas de angustia que acompañarían la caída de Jerusalén ante los ejércitos romanos en el año 70 d. C., días por los cuales Jesús dijo a las mujeres que lloraran (Luc. 23:27-29) y por cuya causa aconsejó a sus discípulos que huyeran de la ciudad (Mat. 24:15-21; Luc. 21:20-24). Por supuesto, más allá de ese día está el gran día de la ira divina, el último gran día de juicio (Rom. 1:18; 2 :5, 8; 3:5; 5:9; Apoc. 6:17; etc.).

Pero viendo él venir muchos fariseos y saduceos al bautismo, les dijo: «Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira inminente? (BJ)

Pero cuando vio que muchos de los fariseos y saduceos venían para el bautismo, les dijo: ¡Camada de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira que vendrá? (LBLA)

* γέννημα [gennêma]

(1) Mateo 3:7

Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?

(2) Mateo 12:34

¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.

(3) Mateo 23:33

¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?

(4) Lucas 3:7

Y decía a las multitudes que salían para ser bautizadas por él: ¡Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?

** ὑποδείκνυμι [hupodeíknumi]

(1) Mateo 3:7

Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?

(2) Lucas 3:7

Y decía a las multitudes que salían para ser bautizadas por él: ¡Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?

(3) Lucas 6:47

Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante.

(4) Lucas 12:5

Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed.

(5) Hechos 9:16

porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.

(6) Hechos 20:35

En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.

Nota 1

Los fariseos

Secta o partido religioso conservador del judaísmo en tiempos intertestamentarios y del NT. Se llamaban a sí mismos los "compañeros" (heb. חֲבֵרִים [chaberim]) o los "santos" (heb. קְדוֹשִׁים [qedoshim]). Se supone que los fariseos se originaron como partido separado en la 2ª mitad del siglo II a.C. Sin embargo, su origen es un tanto oscuro. Parece razonable suponer que fueran sucesores de los חֲסִידִים [chasidim] (jasidim, hasidim o asideos), "los píos", quienes apoyaron activamente a los primeros macabeos en su lucha contra los seléucidas.

Como eran estrictamente ortodoxos y estaban muy preocupados por conservar la pureza religiosa de su pueblo rechazaron todos los intentos de introducir prácticas helenísticas entre los judíos. Cuando los gobernantes macabeos comenzaron a apoyar el helenismo, este grupo de judíos ortodoxos empezó a oponerse a su propio gobierno.

El nombre "fariseo" apareció por 1ª vez en nuestras fuentes bajo Juan Hircano (135-105/04 a.C.); el nombre indicaba que los adeptos se consideraban promotores de una separación del mundo y sus tendencias. Habiendo llegado a ser un partido religioso-político, se opuso activamente al gobierno mundano de Juan Hircano, y aun más al de su hijo Alejandro Janco (103-76/75 a.C.). El resultado fue una sangrienta persecución contra estos religiosos celosos y la muerte de muchos fariseos notables. Pero pronto fue claro que su influencia sobre la gente aumentaba a pesar de la adversidad. La viuda y sucesora de Janeo, Alejandra (Salomé), procuró una reconciliación con ellos, y los fariseos llegaron a ser una poderosa fuerza en su Estado. Cuando estalló la guerra civil entre los 2 hermanos (Hircano II y Aristóbulo II), poco después de la muerte de Alejandra, los fariseos apoyaron al 1º y los saduceos al 2º.

Cuando Palestina cayó bajo el dominio romano (63 a.C.), los fariseos retuvieron su posición como partido político influyente y como abanderados de la ortodoxia. Herodes el Grande, al subir al poder (40-4 a.C.), fue lo suficientemente prudente como para no perseguirlos, porque sabía que tenían gran influencia sobre el pueblo, aunque su número era de unos 6.000, cantidad relativamente pequeña. A esa época pertenecen Hillel y Shammai, sus maestros más grandes de todos los tiempos. Sus enseñanzas sobrevivieron en los escritos rabínicos de la Mishná y del Talmud. Los fariseos formaban uno de los 3 grupos que componían el Sanedrín, junto a los saduceos y a los herodianos. La secta de los fariseos fue la que por varios siglos continuó produciendo los mayores dirigentes religiosos entre los judíos ortodoxos, y de ese modo ejerció más influencia sobre la vida religiosa de su nación que cualquier otra fuerza dentro del judaísmo.

Su lugar en la vida y el pensamiento judíos del NT puede ser mejor comprendido cuando se lo contrasta con los otros grandes partidos: los saduceos y los esenios. En el espectro religioso del judaísmo del NT, los saduceos eran los liberales. Como se encontraban "en el mundo", también estaban listos y dispuestos a ser "del" mundo. Los fariseos, por otra parte, aunque por necesidad estaban "en el mundo", rechazaron ser parte de él. El fariseísmo -"separatismo"- enfatizaba la separación del mundo y su contaminación. Los esenios no sólo rehusaban ser "del" mundo, sino hacían todo lo que podían para escapar de él viviendo una vida ascética.

Mientras que los fariseos vivían separados del mundo y esperaban salir de él, los saduceos no esperaban ningún otro mundo. Los ojos de los fariseos estaban fijos en la vida futura, pero los de los saduceos en esta vida, ya que no tenían esperanza de otra. Para los fariseos, los intereses religiosos eran supremos, pero los seculares eran la preocupación dominante para los saduceos. Los fariseos evitaban los deberes cívicos y resistían pasivamente a la autoridad romana, pero los saduceos constituían el partido político práctico y estaban dispuestos -siendo las cosas como eran- a cooperar con los romanos y los herodianos; en realidad, tenían una fuerte preocupación por los asuntos seculares de la nación y voluntariamente aceptaban cargos públicos. Los fariseos eran principalmente de la clase media; los saduceos constituían el partido de la rica aristocracia. El pueblo común no pertenecía a ninguna de las dos sectas, pero favorecía a los fariseos.

La letra y el espíritu del legalismo -de la justificación por las propias obras-, que en tiempos del NT se llegó a identificar con la religión judía, reflejaba con exactitud el espíritu y las enseñanzas de los fariseos. En su celo por un cumplimiento estricto de todos los deberes religiosos ordenados por la Torá (o "ley de Moisés") y por la tradición, y en la creencia de que el bienestar de la nación dependía de esta forma de actuar, los fariseos tendieron a pasar por alto el hecho de que la disposición del corazón era de mayor importancia que los actos externos. La mayoría de los "escribas" o "doctores de la ley" (Luc. 5:17) -los estudiantes y expositores profesionales de la "ley"- eran fariseos. Su ocupación era interpretar y aplicar "la ley" a cada mínimo detalle y circunstancia de la vida. En el tiempo de Cristo, esta siempre creciente masa de reglamentos se conocía como "la tradición de los ancianos" (Mat.15:2).

Los fariseos aceptaban como Escrituras la mayoría, sino todos, de los libros del AT (3 divisiones; cf. Luc. 24:44), mientras que los saduceos rechazaban todos menos los 5 libros de Moisés. En tanto los fariseos eran los "fundamentalistas" conservadores y ortodoxos de su tiempo, los saduceos eran los "modernistas" progresistas y liberales.

Los fariseos creían que una divina providencia ordenaba los asuntos de los hombres, y enfatizaban la dependencia del hombre de Dios. Concebían a Dios como un Padre estricto que vigilaba atentamente para ver la mínima infracción de su voluntad, siempre listo para castigar a cualquiera que se equivocara. Para los saduceos, Dios prestaba escasa atención a los hombres y tenía muy poco interés en los asuntos de ellos; creían que el hombre era el árbitro de su propio destino y no esperaban en una vida después de la muerte.

Los fariseos creían en la existencia de los espíritus, la inmortalidad del alma, la resurrección literal de cuerpo y la vida futura, donde los hombres serían recompensados o castigados de acuerdo con sus hechos en esta vida. Enseñaban que al morir todos iban al Hades, el mundo subterráneo, que era la prisión de las almas, donde los que habían sido "impíos" en esta vida quedarían para siempre, pero del cual los que habían vivido "virtuosamente" escaparían para "vivir otra vez". Creían que "todas las cosas son dirigidas por el destino", pero que los hombres están libres para actuar como escojan hacerlo.

Jesús tuvo enérgicas discusiones con los fariseos durante todo su ministerio por causa de su rigurosa adhesión a la tradición (Mar. 7:1-13) y el énfasis resultante en los actos externos con la exclusión práctica de las actitudes y los motivos del corazón (véase Mat. 23:4-33). Fue precisamente esta rigurosa piedad exterior en la observancia de "la ley" como lo interpretaban y aplicaban sus tradiciones, con el descuido total de la piedad interior, y así permitir que el legalismo fuera el manto para cubrir el pecado, lo que condujo a Jesús a catalogar a los fariseos como hipócritas (Mat. 23). Juan el Bautista consideraba a los fariseos y a los saduceos como una "generación de víboras" (3:7), y los amonestó a producir "frutos" que dieran testimonio de un cambio de corazón (vers. 8). Cuando Jesús puso el énfasis en que el motivo que impulsa el acto es de mayor importancia a la vista de Dios que el acto mismo, los fariseos inevitablemente se complotaron para desacreditar a Jesús en la mente de la gente y silenciar su mensaje. En una ocasión, los saduceos se unieron con ellos para desafiar su autoridad y exigieron una "señal del cielo" para confirmar su derecho a enseñar (16:1-6); pero no fue hasta casi el final de su ministerio cuando los saduceos se tomaron la molestia de atacarlo con una argucia sobre la resurrección (Mat. 22:23-33).

Fariseos fueron los que levantaron la disputa acerca de los discípulos de Jesús y los de Juan (Mt. 9:11, 14; cf Jn. 4:1); los que lo acusaron de echar fuera demonios por el poder del príncipe de los demonios (Mt. 9:34; 12:24); los que se molestaron por su enseñanza con respecto a la inutilidad de la tradición (15:1-12); los que tomaron el liderazgo en su arresto, condenación y crucifixión (Mat. 27:62; Mar. 3:6; Juan 11:47-57; 18:3). Nicodemo era fariseo (Juan 3:1), así como Pablo y también su maestro Gamaliel (Hech. 5:34; 23:6; 26:5-7).

Nota 2

Los saduceos

Partido judío político-religioso, minoritario, de los tiempos del NT, que representaba el ala rica, liberal, aristocrática y secularizada del judaísmo. Casi nada se sabe de sus orígenes ni de la primera etapa de su historia. En la época de los Macabeos, Alejandro Janeo (103-73/75 a.C.), hijo de Juan Hircano I, favoreció a los saduceos hasta el punto de crucificar a una considerable cantidad de fariseos. Pero hacia el fin de su vida se malquistó con ellos, y en su lecho de muerte le aconsejó a su esposa que favoreciera a los fariseos, lo que ella efectivamente hizo. Después de su deceso, los saduceos se pusieron de parte de su hijo Aristóbulo II el menor y más capaz de sus 2 hijos, y apoyaron sus pretensiones en contra de su hermano Juan Hircano II. Más tarde se aliaron con el partido de los herodianos y colaboraron con los romanos. Manifestaron mucho interés por los asuntos seculares de la nación, aceptaron con gusto diversos cargos públicos y ejercieron una influencia que excedía por mucho a la que correspondía a su número.

Durante la dominación romana y el gobierno de los Herodes, la conducción de las actividades políticas de los judíos estaba mayormente en sus manos. A diferencia de los fariseos y los esenios, quienes dejaron una cantidad de escritos con información referente a sus creencias, los saduceos no legaron obras de tal naturaleza. Por eso, nuestra información acerca de sus opiniones y sus doctrinas es más bien escasa, y debernos basar nuestro conocimiento de ellas mayormente en Josefo y el NT. Como partido religioso, se enorgullecían de su estricta interpretación de "la Ley", es decir, de los 5 libros de Moisés, que eran los únicos que ellos aceptaban como inspirados, al punto que rechazaban toda doctrina que no tuviera un apoyo explícito en ellos. Sin duda, éste es el Fundamento de la acusación de Jesús de que erraban "ignorando las Escrituras y el poder de Dios" (Mat. 22:29). Al negar la resurrección, la vida futura y la idea de un castigo venidero (Mat. 22:23; Hch. 23:8), le daban destacada importancia a los intereses seculares y materiales de la vida. Creían que Dios le prestaba muy poca atención a los seres humanos y manifestaba escaso interés en sus asuntos, y sostenían a la vez que el hombre era el árbitro de su propio destino. Negaban la existencia de ángeles y de espíritus (Hechos 23:8).

Tanto los saduceos como los fariseos fueron objeto de las punzantes denuncias de Juan el Bautista (Mat. 3:7). Se unieron a los fariseos para pedirle a Cristo una señal del cielo (16:1-4), y Jesús previno a sus discípulos acerca de ambos (vers. 6-12). Después de la ascensión, se unieron a los sacerdotes para perseguir a Pedro y a Juan (Hechos 4:1-3). Había fariseos y saduceos presentes en el juicio de Pablo ante el Sanedrín, y el apóstol, al darse cuenta de esa circunstancia, puso a discutir a los unos con los otros (23:6-10). Un sumo sacerdote saduceo presidió el Sanedrín responsable de la muerte de Santiago, hermano de nuestro Señor, y de otros cristianos. Cuando el templo fue destruido en el 70 d.C., con la desaparición del estado judío, los saduceos dejaron de existir como partido.