11:6

"Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno,

y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra,

y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer."

ויאמר יהוה הן עם אחד ושפה אחת לכלם וזה החלם לעשות ועתה

לא־ יבצר מהם כל אשר יזמו לעשות

וַיֹּאמֶר יְהוָה, הֵן עַם אֶחָד וְשָׂפָה אַחַת

לְכֻלָּם, וְזֶה, הַחִלָּם לַעֲשׂוֹת; וְעַתָּה

לֹא-יִבָּצֵר מֵהֶם, כֹּל אֲשֶׁר יָזְמוּ לַעֲשׂוֹת

LXX:

και ειπεν κυριος ιδου γενος εν και χειλος εν παντων και τουτο ηρξαντο ποιησαι και νυν ουκ εκλειψει εξ αυτων παντα οσα αν επιθωνται ποιειν

Vulgata:

et dixit ecce unus est populus et unum labium omnibus coeperuntque hoc facere nec desistent a cogitationibus suis donec eas opere conpleant

Han comenzado la obra.

La torre de Babel era un expresión de la duda en la promesa de Dios y de oposición obstinada a su voluntad. Era un monumento a la apostasía y un baluarte de la rebelión contra la Divinidad. No era sino el primer paso de un plan maligno, magistral, para regir el mundo. Esto exigía una acción pronta y decisiva para advertir a los hombres del desagrado de Dios y para frustrar sus proyectos impíos. Para que los seres humanos sepan que Dios no es arbitrario en su proceder y que no actúa por impulsos súbitos, aquí se lo representa como consultándose consigo mismo. Se declara abiertamente cuál es la razón de su intervención.

A no ser por el poder refrenador de Dios, ejercido de cuando en cuando en el curso de la historia, los malos propósitos de los hombres habrían tenido éxito y la sociedad se habría corrompido completamente. El relativo orden que hay en la sociedad de hoy se debe al poder moderador de Dios. El poder de Satanás está ciertamente limitado (ver Job 1: 12; 2: 6; Apoc. 7: 1).

11:5 11:7