Mateo 3:6

Versículos 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17

y eran bautizados por él en el Jordán,

καὶ ἐβαπτίζοντο ἐν τῷ Ἰορδάνῃ ποταμῷ ὑπ᾽ αὐτοῦ,

kai ebaptizonto en tô iordanê potamô hup autou

y eran bautizados en el Jordán[2] rio[1] por él

confesando sus pecados.

ἐξομολογούμενοι τὰς ἁμαρτίας αὑτῶν

exomologoumenoi tas hamartias autôn

confesando los pecados de ellos

Textus Receptus Stephanus 1550

και εβαπτιζοντο εν τω ιορδανη

υπ αυτου εξομολογουμενοι τας αμαρτιας αυτων

Vulgata

et baptizabantur in Iordane ab eo confitentes peccata sua

Almeida Revista e Atualizada

e eram por ele batizados no rio Jordão, confessando os seus pecados.

La Nuova Diodati

ed erano battezzati da lui nel Giordano, confessando i loro peccati.

Luther Bibel 1545

und ließen sich taufen von ihm im Jordan und bekannten ihre Sünden.

Westcott-Hort 1881

και εβαπτιζοντο εν τω ιορδανη ποταμω υπ αυτου εξομολογουμενοι

τας αμαρτιας αυτων

Reina-Valera 1960

y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados.

King James Version

And were baptized of him in Jordan, confessing their sins.

La Bible du Semeur

Tous se faisaient baptiser par lui dans le Jourdain, en reconnaissant ainsi leurs péchés.

Russian Synodal Version

и крестились от него в Иордане, исповедуя грехи свои.

y

καί [kai] (conjunción) "y", "también".

eran bautizados

ἐβαπτίζοντο [ebaptizontô] Imperfecto Ind. Pas. 3ª pl. de de βαπτίζω [baptizô] "sumergir", "zambullir", "hundir"; "lavar", "bañar"; "bautizar". El imperfecto indica una acción continuada: "ellos eran (estaban siendo) bautizados". Ver nota 1.

por él

ὑπ᾽ αὐτοῦ [hup' autou]

ὑπό [hupó] (preposición)

Con genitivo: "por".

Con Acusativo: "debajo", "abajo de".

αὐτοῦ [autou] (pronombre personal, 3ª pers). gen. sing. masc. (αὐτός [autós]).

en el [rio] Jordán

ἐν τῷ Ἰορδάνῃ ποταμῷ [en tô iordanê potamô]

ἐν [en] (preposición c/ dativo) "en".

τῷ [tô] (artículo) dat. sing. masc.

Ἰορδάνῃ [iordanê] (sust.) dat. sing. masc. de Ἰορδάνης [iordanês] (Jordán".

ποταμῷ [potamô] (sust. masc.) dat. sing. de ποταμός [potamós] "río".

confesando

ἐξομολογούμενοι [exomologoúmenoi] Presente Ptcp. Med. nom. pl. masc. de ἐξομολογέομαι [exomologéomai] "confesar", "admitir"; "estar de acuerdo"; "reconocer completamente", "alabar"; (de ἐξομολογέω [exomologéô] "prometer", "consentir"). Aparece 11 veces en el NT. (Ver abajo).

sus pecados

τάς ἁμαρτίας αὐτῶν [tas hamartías autôn]

τάς [tas] (artículo) acus. pl. fem.

ἁμαρτίας [hamartías] acus. pl. de ἁμαρτία [hamartía] "errar el blanco", "pecado".

αὐτῶν [autôn] (pronombre personal, 3ª pers.) gen. pl. masc. (αὐτός [autós]).

"y confesando sus pecados, eran bautizados por él en el río Jordán". (LBLA)

Juan proclamaba la venida del Mesías, e invitaba al pueblo a arrepentirse. Como confesión de culpabilidad y símbolo de la purificación del pecado, se sometían al bautismo en las aguas del Jordán (ver com. vers. 11). Así, mediante una lección objetiva muy significativa, declaraba que todos los que querían formar parte del pueblo elegido de Dios estaban contaminados por el pecado y que sin la purificación del corazón y de la vida, no podrían tener parte en el reino del Mesías.

Dios nunca envía mensajes que halaguen al pecador. Una de las evidencias de la reforma genuina es el sincero arrepentimiento del pecado y el apartarse de él. Del mismo modo, una de las evidencias de que un mensaje en realidad procede de Dios es que en su presentación señale el pecado y llame al arrepentimiento y a la confesión. Así ocurrió con los profetas de antaño (ver Isaías 1:1-20; 58:1; etc.), así sucedió en tiempos del NT (Mat. 3:7; 23:13-33; Apoc. 2:5; 3:15-18), y así también debe ser hoy.

El bautismo realizado por Juan era un "bautismo de arrepentimiento" (Mar. 1:4) porque se caracterizaba

por el arrepentimiento. Esa era su característica más notable. El acto del bautismo no era garantía de arrepentimiento ni de perdón.

Eran los pecados de Israel que estaban a la raíz de todos sus males, tanto individuales, como nacionales (Isa. 59:1, 2; Jer. 5:25; etc.). Procuraban en vano librarse de esas calamidades. Anhelaban la liberación y rogaban a Dios que los librara del yugo romano, pero la mayor parte de ellos no comprendían que el pecado debía ser quitado del campamento antes de que Dios pudiera trabajar en favor de ellos.

Pecado: cualquier desviación de la voluntad revelada

de Dios: ya sea no hacer lo que él ha ordenado definidamente, o realizar lo que específicamente ha prohibido.

El pecado se originó con Satanás, como consecuencia del orgullo desmedido que surgió en su corazón por la belleza y la sabiduría que Dios le había dado (Eze 28:17). y por el deseo irresistible de poseer lo que el Señor no le había dado y la envidia consiguiente (lsa. 14:12-14). El pecado entró en este mundo cuando Satanás indujo a Adán y Eva a apoderarse de lo que el Altísimo se había reservado para él, afirmando que así podrían alcanzar un nivel superior de sabiduría (Gén. 3:1-6).

Ya que "el pecado entró en el mundo por un hombre", y "todos pecaron", cada ser humano está bajo pena de muerte (Rom. 5:12; 6:23). "Por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores" (vers. 19).

"El pecado es infracción de la ley" -ανομια [anomia]- (1 Juan 3:4), así como "el cumplimiento de la ley es el amor" (Rom. 13:10). La palabra "ley", en este caso, se refiere a toda la voluntad revelada de Dios, y en forma especial al Decálogo, que resume todo lo que el Señor espera del hombre (Ecl. 12:13, 14). Donde no hay "ley", es decir. donde no hay revelación divina de la voluntad del Altísimo, no hay pecado ni transgresión (Rom. 4:15). Nuestro Señor dijo: "Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado", pero en cuanto se conoce la voluntad de Dios, los hombres "no tienen excusa por su pecado" (Juan 15:22).

El profeta resumió los requisitos de Dios mediante esta admonición: "Hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios" (Miq. 6:8), es decir, ser justos y considerados con nuestro prójimo, y conservar una actitud humilde delante del Señor. Cuando no alcanzarnos esta elevada norma, estamos pecando. "La paga del pecado es muerte" (Rom. 6:23).

El hombre debe guardar, cumplir la ley divina si quiere tener la vida eterna (Mat. 19:16-19). Pero nadie puede hacerlo por sí mismo. De otra manera no necesitaría un Salvador que "salvará a su pueblo de sus pecados" (Mat. 1:21). Sólo mediante Cristo (Juan 15:5), cuando él vive en el corazón del creyente (Gál. 2:20).

y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. (BJ)

y confesando sus pecados, eran bautizados por él en el río Jordán. (LBLA)

ἐξομολογέομαι [exomologéomai] "confesar", "admitir"; "estar de acuerdo"; "reconocer completamente", "alabar"; (de ἐξομολογέω [exomologéô] "prometer", "consentir").

(1) Mateo 3:6

y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados.

(2) Mateo 11:25

En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.

(3) Marcos 1:5

Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.

(4) Lucas 10:21

En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó.

(5) Lucas 22:6

Y él se comprometió, y buscaba una oportunidad para entregárselo a espaldas del pueblo.

(6) Hechos 19:18

Y muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos.

(7) Romanos 14:11

Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios.

(8) Romanos 15:9

y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito: Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles, y cantaré a tu nombre. - ἐξομολογ́ησομαι [exomologêsomai] Futuro Ind. Med. 1 sing. de ἐξομολογέομαι [exomologéomai].

(9) Filipenses 2:11

y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

(10) Santiago 5:16

Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.

(11) Apocalipsis 3:5 [Variante]

El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. - ὁμολογήσω [homologêsô] Futuro Ind. Act. 1ª sing. de ὁμολογέω [homologeô]. Variante: ἐξομολογ́ησομαι [exomologêsomai] Futuro Ind. Med. 1 sing. de ἐξομολογέομαι [exomologéomai] (cf. Rom. 15:9).

Nota 1

El verbo griego βαπτίζω [baptízô] quiere decir "bañar", "sumergir". Se empleaba para referirse a la inmersión de una tela en una tintura, o al acto de sumergir un tiesto en el agua a fin de llenarlo. También se empleaba en sentido metafórico para referirse a las heridas recibidas en una batalla. Se dice de Esquilo, que aparece tiñendo (literalmente "bautizando") a un hombre en la tintura roja de Sardis. También se empleaba el verbo βαπτίζω [baptízô] para referirse a una persona que se estaba ahogando en deudas.

El sentido intrínseco de la palabra, junto con los detalles específicos del relato evangélico, deja en claro que el bautismo de Juan era administrado por inmersión. Juan el evangelista destaca que Juan el Bautista "bautizaba también en Enón, junto a Salim, porque había allí muchas aguas" (Juan 3:23). Además, los cuatro evangelistas hacen notar que la mayor parte, si no todo el ministerio de Juan, acaeció en las proximidades del río Jordán (Mat. 3:6; Mar. 1:5, 9; Luc. 3:3; Juan 1:28). Si Juan no hubiera bautizado por inmersión, habría encontrado suficiente agua en casi cualquier punto de Palestina.

Es evidente que lo mismo ocurría con el bautismo cristiano, porque en la descripción del bautismo del eunuco etíope, se nota que tanto el que bautizó como el que fue bautizado "descendieron... al agua... y subieron del agua" (Hech. 8: 38-39). Si hubiera sido adecuado el bautismo por aspersión, el eunuco, en vez de esperar a que llegaran a "cierta agua" para solicitar el bautismo (vers. 36), bien podría haberle ofrecido a Felipe agua de la que llevaba para beber.

Por otra parte, solamente la inmersión refleja con precisión el simbolismo del rito bautismal. En Rom. 6:3-11 Pablo enseña que el bautismo cristiano representa la muerte. El ser bautizado, dice Pablo, es ser bautizado en la muerte de Cristo (vers. 3), ser sepultado "juntamente con él para muerte por el bautismo" (vers. 4), ser plantado "juntamente con él en la semejanza de su muerte" (vers. 5),ser "crucificado juntamente con él" (vers. 6). Pablo concluye: "Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios" (vers. 11). Es evidente que derramar agua o asperjarla sobre una persona no puede simbolizar la muerte ni la sepultura. Pablo aclara más el sentido de lo que dice señalando el importante hecho de que el salir del bautismo simboliza la resurrección "de los muertos" (vers. 4). Los escritores del NT sólo conocían el bautismo por inmersión.

El uso del agua para la purificación ritual no era novedad en tiempos de Juan el Bautista. Las leyes levíticas mandaban al leproso sanado (Lev. 14: 9), a los que habían tenido impurezas físicas (cap. 15), al que había comido animal mortecino (cap. 17: 15), al sumo sacerdote (cap. 16) y al que se preparaba para comer cosa santa (22: 6), a que se lavaran para ser limpios. Por lo tanto, el símbolo del lavamiento para quitar la inmundicia era bien conocido.

La comunidad de Qumrán practicaba ritos de lavamiento. Las ruinas de su establecimiento monástico muestran claramente cisternas y estanques con accesos escalonados para facilitar la entrada y la salida del agua. El Manual de disciplina describe las ceremonias diarias de purificación y para limpiarse del pecado. La persona misma cumplía el rito sin que otro lo administrara. Qumrán queda a poco más de 20 km del lugar donde se cree que Juan bautizaba. Muchos han querido ver una estrecha relación entre los dos, pero el estudio cuidadoso de los restos arqueológicos y de los escritos esenios muestra que aunque había parecidos, no hay por qué pensar que Juan fuera esenio ni que estuviera siguiendo las costumbres esenias.

Por otra parte, en la literatura rabínica de épocas posteriores, se mencionan también ritos de purificación mediante inmersión en agua. Muy posiblemente esto refleje costumbres más antiguas que los libros mismos, pero esto no se puede asegurar. El que las escuelas de Hillel y de Shammai aparezcan discutiendo cuestiones de inmersión ritual indicaría que esto viene del primer siglo (ver Mishnah Pesahim 8. 8). Al parecer, los prosélitos debían pasar por este rito, como también las mujeres después de la menstruación (ver Talmud 'Erubin 4b, p. 20; Yebamoth 47a, 47b). Si bien había algún precedente para la idea de purificación por agua, el bautismo como tal es diferente a los ritos judíos y esenios.

Es evidente que los judíos que acudían a Juan en el desierto comprendían el significado de ese rito y lo consideraban como un procedimiento apropiado. Aun los representantes del sanedrín que fueron enviados para interrogar a Juan no pusieron en tela de juicio el rito del bautismo en sí, sino sólo la autoridad de Juan para realizarlo (Juan 1:19-28).

En todo el NT se ve que el bautismo cristiano es sencillamente un símbolo y que no infunde gracia divina. A menos que una persona crea en Jesucristo (Hech. 8:37; cf. Rom. 10:9) y se arrepienta del pecado (Hech. 2:38; cf. cap. 19:18), el bautismo de nada le puede servir. En otras palabras, no hay poder salvador en el rito mismo, aparte de la fe en el corazón del que recibe el rito. Por éstas y otras consideraciones, queda en claro que el bautismo de los párvulos no tiene sentido en lo que concierne a la salvación del niño. El bautismo sólo puede ser significativo cuando el niño tiene edad suficiente como para entender la salvación, la fe y el arrepentimiento.

Los judíos reconocían la validez del bautismo para los prosélitos, o sea, los gentiles que se habían convertido al judaísmo. El que Juan lo exigiera de los, judíos mismos -y aun de sus dirigentes religiosos- era lo más notable de su bautismo. Además, consideraba que su bautismo sólo preparaba para el bautismo que había de ser administrado por Cristo (Mat. 3:11). A menos que los judíos aceptaran el bautismo de Juan y el bautismo subsiguiente del Espíritu Santo por medio de Jesucristo, no eran mejores que los paganos. El que fueran descendientes de Abrahán de nada les serviría (Mat. 3: 9; cf. Juan 8:33, 39, 53; Rom. 11:21; Gál. 3:7, 29; Sant. 2:21; etc.).

Ver también:

Historia Eclesiástica

X - DE LOS RITOS A LOS SACRAMENTOS

9.01. El bautismo - I

9.02. El bautismo - II

9.03. El bautismo - III