12:2

"Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré,

y engrandeceré tu nombre, y serás bendición."

ואעשך לגוי גדול

ואברכך ואגדלה שמך

והיה ברכה

וְאֶעֶשְׂךָ, לְגוֹי גָּדוֹל, וַאֲבָרֶכְךָ, וַאֲגַדְּלָה שְׁמֶךָ; וֶהְיֵה, בְּרָכָה

LXX:

και ποιησω σε εις εθνος μεγα και ευλογησω σε

και μεγαλυνω το ονομα σου και εση ευλογητος

Vulgata:

faciamque te in gentem magnam et benedicam tibi

et magnificabo nomen tuum erisque benedictus

Haré de ti una nación grande.

Se anuncia la compensación que tendría Abram por dejar su familia y hogar. Sin duda Abram se preguntaría cómo podría cumplirse la promesa en vista de que no tenía hijos y no era joven. No podía ser el propósito de Dios que los siervos de Abram, los pastores y capataces de sus ganados, constituyeran la nación prometida. ¿Cómo entendió Abram la palabra "grande"? ¿Implicaba grandes cantidades, o influencia, o grandeza en realizaciones espirituales? Tan sólo el ojo de la fe, puesto en las promesas de Dios, podía penetrar el futuro y contemplar cosas que el ojo natural no podía ver.

Te bendeciré.

Esta promesa incluía tanto bendiciones temporales como espirituales, particularmente estas últimas. Pablo incluye claramente la justificación por la fe entre las bendiciones que reposaron sobre Abram (Gál. 3: 8).

Engrandeceré tu nombre.

La verdadera grandeza debía resultar del acatamiento de las órdenes de Dios y de la cooperación con su propósito divino. Los edificadores de Babel habían pensado hacerse "un nombre" desafiando a Dios, y sin embargo no ha sobrevivido ninguno de sus nombres. Por el otro lado, Abram sencillamente debía ir donde Dios lo dirigiera a fin de ganar fama. Aún hoy en día el nombre Abram es común como nombre personal, e incontables millones de judíos, mahometanos y cristianos lo han aclamado en lo pasado y todavía lo consideran retrospectivamente como su progenitor espiritual.

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