Crónica del Maratón de Valencia. Josito.

Post date: Nov 30, 2011 8:41:07 PM

Por fin llegó Valencia, la esperada maratón donde los corredores del Guachinche estaban dispuestos a dejar el pabellón bien alto y lo consiguieron.

El grueso del viaje llegó a Valencia el viernes casi a media noche. En el Hotel nos estaba esperando Santi que llegó esa misma tarde desde Barcelona. También contactamos con Manolo, Manuel y Bernardo para quedar al día siguiente para rodar media hora.

A la mañana siguiente a las 08:00 estábamos listos para darnos un “paseo” y desperezar las piernas. Nos fuimos desde el hotel hasta la Ciudad de las Artes y las Ciencias donde quedamos con Bernardo y rodamos por el antiguo cauce del río Turia que habilitaron como parque. Un rincón muy bonito y fantástico para correr, pasear y olvidarse que estás en una ciudad. Durante el paseo muchas bromas y “piques” a ver qué marcas se conseguirían al día siguiente. A continuación, después de desayunar, rumbo a la feria del corredor para recoger dorsal, cotillear por la feria y disfrutar de las espectaculares instalaciones de la Ciudad de las Ciencias. Después cogimos rumbo hasta la zona centro donde vimos la parte antigua, el mercado, la estación y muchas iglesias. Cómo no, había que buscar un sitio para la comida de la pasta. Dado que era Valencia, la pasta la cambiamos por una paella y tuvimos la suerte de comer en una coqueta plaza muy cerca del mercado. Lo mejor del almuerzo no fue la comida, sino la “camarera”, que causó gran sensación tanto por sus comentarios como por su caudalosa pérdida de aceite. “Rulo”, que así se llamaba, era de la pocas personas capaz de hacer callar a Álvaro, al menos un rato, pero lo más sorprendente es que a otro miembro de club, el cual no sabemos si dejó con miembro erecto, le propinó abrazos, besos, insinuaciones muy provocadoras e incluso tocamientos. Por respeto a esta persona no voy a revelar la identidad de la misma dado que puede afectar a su capacidad de memorizar todos los boleros habidos y por haber.

Regresando al tema maratoniano, nos tomamos la tarde más tranquila para poder descansar, regresamos al hotel y cenamos algo ligero en un centro comercial cercano. Yo aproveché después para pasarme por la Ciudad de las Artes y las Ciencias y hacer un par de fotos nocturnas; quedaron espectaculares.

Domingo, 6:00 h. de la mañana, a levantarse para desayunar y preparar todos los elementos de la carrera. Álvaro y Pedro, algo nerviosos como siempre. Particularmente Pedro, los últimos días siempre está nervioso y callado. Álvaro estaba más tranquilo que de costumbre, recuerdo que dijo multitud de veces que iba a rodar y no a correr. Después de preparar la ropa y todo lo demás nos hacemos la foto de rigor y nos dirigimos hasta la salida donde habíamos quedado con Manolo al cual nunca vimos por la gran cantidad de gente que había. Últimos ánimos y cada cual a su zona de inicio. Pedro, Santi, Bernardo y Manolo atrás, Álvaro Miguel, Jesús, Víctor y yo, delante. Bueno, menos yo que los perdía al ir al baño y salí a lo Berlín, detrás de las vallas. De las pocas cosa que no me gustó de la carrera, era la salida, poco espacio para tanta gente, y no respetaron los cajones con los tiempos, como siempre.

Salí tranquilo, sin prisas, que todavía tenía las piernas frías e hice los dos primeros kilómetros muy retrasado en el pelotón, adelantando, a 5 minutos el kilómetro. Poco a poco aumenté el ritmo y encuentro a Santi y compañía sobre el kilómetro 4, les saludo, los animo y sigo adelante. Después adelanto al globo de 4:30 y me pregunto que si salí tan atrasado no pillaría al resto. Aumento el ritmo a 4:35, luego a 4:30 el kilómetro y estabilizo un buen ritmo, dado que las avenidas son muy anchas no tengo problemas en adelantar. Desde el principió noté que las piernas las tenía cansada del día anterior, descansé poco y sabía que al final lo pagaría. Por eso siempre intenté correr lo más eficiente posible. Sobre los kilómetros 21 al 26 pasamos por un gran avenida en ida y vuelta, se veía al resto de corredores y miré casi todo el rato a ver si encontraba al resto, pero justo al pasar el giro me los veo justo detrás, no lo entendía, ¿Cuándo los adelanté? Posteriormente me comentaron que los adelanté por las paradas técnicas, en realidad íbamos todos muy juntos. A Álvaro resultó imposible cruzárselo dado que su tradicional parada técnica incluye bajarse los pantalones y agacharse en unos matorrales que encontró por allí. Parece ser que otro miembro del club no tuvo más remedio que imitarlo. Al final de la misma avenida, justo en un cruce, a lo lejos, vi al grupo de Santi y compañía en el camino de ida. Como estaban lejos, para animarlos grité mucho y consiguieron escucharme. Del kilómetro 25 al 31 empecé a notar bastante el cansancio en las piernas, pero no lo noté en los parciales dado que esa zona era cuesta abajo y evitaba que se perdiera tiempo. Había un tramo por túneles urbanos muy curioso, estaba como en casa. Al final de esa avenida, sobre el 32 se difuminaba a lo lejos el auditorio y por un instante pensé que quedaban pocos kilómetros, pero en seguida me acordé que me quedaba un rodeo y 10 kilómetros. Pero mi cuerpo decía que la meta estaba ahí mismo y estos últimos 10 kilómetros me costaron mucho, tenía muy castigados los cuádriceps y me costaba mantener un buen ritmo.

Apreté los dientes y hasta el kilómetro 35 no aflojé mucho, pero sobre ese punto pasó Víctor y Jesús, con su tradicional toque de culo que no me lo esperaba y me hizo brincar como “Rulo”. Les aguanté un kilómetro y luego se me fueron. Los últimos kilómetros me costaron mucho y simplemente aguanté para llegar corriendo y al ver el ambiente que había en la meta saqué la cámara para grabar el tramo final. En ese punto me adelantó Álvaro y luego Miguel que iban a buen ritmo. Recuerdo que Álvaro dijo que no iba a correr. Los últimos metros traté de disfrutar la espectacular meta que prepararon y en ella me encontré a 4 corredores muy contentos. Sobre todo a Jesús que se estrenaba en la distancia e hizo nada más y nada menos que 3:18, entrando con Víctor que baja su mejor marca. Nos relajamos un poco, disfrutamos de nuestra primera cerveza y regresamos al hotel donde nos llegó el resto de personal y nos dijo que el todos llegaron muy bien, alrededor de 3:45 y muy contentos. Ya sólo quedaba descansar, brindar y disfrutar. Aparte de la cerveza, como técnica de recuperación, nos aventuramos a meter las piernas en la pequeña piscina del hotel para que sus frías aguas estimularan la circulación de nuestras maltrechas extremidades y nos hicieran gritar como “Rulo”. Álvaro y yo regresamos el domingo y ya teníamos varias cervezas en el cuerpo. Dejamos al resto en Valencia donde dijeron que querían adelantar las fallas.

José Álvaro Paz Rodríguez (Josito)