Cuentos de Fray Mocho

Una cura por el agua

–La familia ha pedido su detención, porque dice que anda con intención de suicidarse... Lo agarré junto a la parada catorce y s’hizo el que compraba unos duraznos cuando me vio aparecer acompañao de su hijito, que me lo enseñó...

–¡Son macanas de la familia, hombre!... Se necesita no tener que hacer y no conocer a mi gente... pa ocuparse en hacerle caso...

–¡Bueno!... ¿Cómo se llama y a dónde vive?

–¿Y pa qué quiere saberlo?... No le digo que todo es una macana...

–Yo tengo que llevarlo, amigo... como quiera que sea no más... y no lo v’y a llevar así... en seco... pa qu’el comisario me pregunte si h’estao dormido u si lo h’encontrao en la vedera como perro que ha perdido el domicilio...

–Y a mí qué m’importa... Lo que yo no quiero es que los diarios me agarren pa la chacota y más por una cuestión qu’en realidá no es cuestión... Yo soy persona conocida, che... y a’nque me vean con gorra’e vasco, sepansén que me saludo con hombres de galera y que a veces sé ser suplente en l’aduana e Catalinas...

–¡Perfectamente, amigo!... ¡Le almito todo lo que quiera!... Per’usté comprende que me tiene que dar su nombre pa no cair a la comisaría como cualquier ene ene...

–¡Bueno!... Ponga Antonio Delgadillo...

–¿Delgadillo y con esa panza?... ¡Mire que v’a resultar una barbaridá, che... y se le van a rair en la oficina!... ¡No sabe lo que son los escribientes!... ¡En fin... allá se las haiga!... ¿No le parece, compañero?

–¡Claro!... Diga en la comisaría, siquiera par’ayudarlo... qu’el hombre no se resistió y que parece decente... –¡Hij’una gran perra con la vieja chancha e doña Rosa!... ¡Vean! ¡Si alguna vez esa vieja me agarra’travesao y con una copa de más, tengan seguro que la cazo e la cabeza y de los pies y la convierto en acordeón!... ¡Saben lo qu’hizo anoche!... ¡Le dijo a mi mujer, qu’es sobrina d’ella y que anda con sangr’en el ojo porque no encuentro trabajo, que me había visto en la calle acompañao por una inglesa!... ¡Claro!... Una palabra saca a la otra y nos trenzamos de un modo que yo tuve que salirme a medianoche con la ropa dentrecasa y enderezar pa los diques... ¿Ve?... Y d’eso es que ha resultao lo que aura me’stá pasando y de que tengo seguro que mi mujer se arrepiente...

–Yo, conforme lo ví, ya pensé que usted no era hombre de suicidarse y que todo había de ser por cuestiones de familia...

–¿Qué no soy hombre de suicidarme?... ¡No crea!... ¡En un momento e rabia, soy capaz de cualquier cosa!... Anoche no más... cuando me senté sobr’el malecón y me puse a reflexionar sobre las chanchadas de la vida, pensé que quizás mejor acabase de una vez y cuando más cavilaba me sentía más tentao... Conform’empezó a clariar me comencé a desvestir... pucha con la mañana linda... dije y me quedé mirando el sol que comenzaba a’somar pa’quel lao de la Colonia... Mi mujer se acordará d’ este día mientras le dure la vida y cuando sepa que toditas son mentiras de la canalla e su tía, tal vez l’arrastre e las mechas y yo me vea vengao... Y ahí no más me zambullí...

–¡Entonces era verdá que salió pa suicidarse!...

–¡No crea!... El decir adiós no es dirse... Conforme me tocó l’agua, se me aplacaron los nervios y en vez de querer augarme me pegué uno d’esos baños que lo dejan como nuevo al hombre más aporriao... Y la verdá amigo, lo que nadé un poco, se me despejó la cabeza y dentré a considerar que yo no tenía derecho p’abandonar a mis hijos en este trance tan fiero del vivir en la pobreza y m’empecé a tomar rabia, pensando qu’era más justo qu’en vez de matarme yo, que al fin le soy necesario a toda mi cachorrada, viera de darle un dijusto a la vieja doña Rosa por enredista...¡y por chancha!

–¡Ya lo creo!... Pero tenga cuidao amigo y que no se le vay’a dir la mano... Mire qu’engolosinao puede hacer una barbaridá...

–¡No crea!... L’he dar lo que necesita sin almitirle rebaja... y si puedo hasta un bañito en el dique... ¡con venia e l’autoridá!