Cuentos de Fray Mocho

¿A mi?... ¡con la piolita!

–¡La gran perra con el agente que había sido desvergonzao y ligero p’al cuchillo! ¡Caray! ¡Se necesita ser corajudo pa’tajar así una sirvienta, en plena calle, haciendolá olvidar a la pobrecita de que tal vez su patrona l’haiga mandao apurada... u de que puede verla el patrón!... ¿Y mirenlén el modito a la indina y cómo le juega sonrisitas y parpadeos al vigilante!... ¡P’cha con las mujeres, amigo que se’stán poniendo peligrosas pa los particulares! ¡Dentro e poco se me hace que va ser cosa e cerrar los ojos y ni mirar p’atrás, cada vez que una tentación comience a quitarle el sueño!... ¡Lo que es a mí no me han de agarrar ni a bola, cuantimás con miga e pan!... Sin dir más lejos y en buena hora lo digo ¿no le tengo echao el ojo a una negrita d’esas que son com’una cosquilla y con ser que me lleva l’apunte, no le ando juyendo al calce, sin amimarmelé?... ¿Y qué me le v’y animar con esto que uno está viendo!... ¿Ve?... ¡Si Roca fuera otr’hombre y entendiera su deber, se ocuparía de los pobres y no dejaría qu’estos locos, que por ser autoridá no respetan prenda’jena, metan pierna adonde quiera!... ¡Y vea a la sirvientita, cómo l’echa leña al fuego con esa paradita como de quien dice adiós, pero que se va quedando y con ese meneíto de las polleras y ese jueguito convidador!... ¿Pero quién diablos les enseñará a estas diantres a orejiar su naipe de semejante manera? ¿Ande aprienden a frairle l’alma a un cristiano sin pedirle ni permiso?... Y el pobre vigilante, véanlo cómo s’encoge y s’estira creyéndose hombre suertudo, mientras la chinita inocente lo maneja como quiere... ¡Juna perra que es sonso el hombre cuando uno lo ve de cerca!... ¡Y decir que todos somos ansina y que al más toro lo hace cabrestiar una mocosa cuando le muestra los dientes!... ¿Y a qué patiar contra el carro ni meterse a corcobiar, si todo ha de ser pa pior y le han de ganar el lao?... ¡Bah!... ¿Y pa qué ser vigilante, ni comisario, ni presidente, si a todos nos cabe el lazo y todos clavamos l’aspa, cuando nos llega el momento?... ¡No!... Lo qu’es a mí, con la piolita... y el que corte de mi asao que guarde muy bien la mano si la quiere conservar... ¡Yo seré un triste carrero, pero e morir en mi ley!