Cuentos de Fray Mocho

Ni con Cuarta

–No me tire con la tapa e la tinaja... y la vaya a ver el cabo González... Ya sabe qu’el hombre aunque sea suertudo no aguanta pulgas... ¡La gran perra!... ¡Y cómo anda por él todo el mucamerío del barrio... ni que juera caramelo el cabo!... ¡And’el se para, no hay que hacerle!... Hasta los cuartiadores somos gusanos... ¡Vea!... No es por contarle ¿sabe? sino pa que sepa cómo le codicean su prenda... si es de usté. Las otras tardes estaba yo parau allí en l’esquina y el cabo venía al tranquito por junto a la vereda, haciéndose el distraído, cuando un de repente aparece en el balcón la rubiecita de allí e los altos...

–¿Cuál?... ¿Una pecosa, más seca que mango e cacerola?

–¡Justo! Y diande va y saca un ramito e flores que tenía en el pecho y se lo tira al cabo, que ahí no más lo abarajó y lo metió entre el kepís... ¡Claro! Yo me quedé lambiendo, porque al fin aunque uno sea cuartiador, si se ve comer masitas y que no lo convidan se le hace agua la boca como a cualisquiera, y cuando pasó por mi lao me la raí y le cerré un ojo, haciendolé seña pa su casa...

–¿Y él que hizo?

–¿Y qu’iba hacer?, se riyó no más y medio s’encogió de hombros como diciendo “...¡que sos sonso pa rumbiar, che!” Y en cuanto volvió de la recorrida me le acerqué y recostándome en el caballo, como aura’stoy, le dije redepente que usted había pasao del centro y que venía paquetísima... ¡Ni s’encogió siquiera!

–¡Claro!... ¿Y qué s’iba a encoger, si ha de andar como pichicho por la garra esa e los altos!

–No digo tanto... ¡pero el hombre anda por cair!... ¡Así lo dije yo!... ¿Y qué pensará de su conduta, cabo, la cocinerita de allí e la cuadra? ¿Cuidao, me dijo, no me vaya a desvelar!... Será la cuarenta y cuatro, pues... ¡y nada más!... ¿Lo que son éstos de la policía, no?... Porque tienen pito ya se creen dueños del mundo... ¡Habían de ser cuartiadores, pa ver si eran tan entonaos cuando viesen que aunque quisieran como quiero yo, por ejemplo, a una que a mí ni me mira, los condenara la suerte a andarse guasquiando solos!

–¡El cabo es un canalla e patente... pero conmigo la torta le ha e salir pan... pierda cuidado!

–¿No ha de?... ¿No oye que él ya le llama la cuarenta y cuatro?... No solamente la desprecea, sino que hasta le pone la marca y la larga pa que corra.

–Permita Dios que reviente el muy trompeta aunque sea sin confisión... ¡Bah!... pa lo que a mí se m’importa... ¡Vea!... Luego lo espero para que demos una vueltita...

–¡Cómo no, mi vida!...

–Hasta luego...

–...¡Juna perra!... Qué tipiada se m’está viniendo encima... ¡Hasta vi’a tener que pedir el relevo en la parada!... Pero... ¡la verdá es que la hembra vale!... ¡Juna perra!... ¡Y lo que es d’esta el cabo González peludea! ¡No lo sacan ni con cuarta!