Cuentos de Fray Mocho

Cosas de Negros

–Vea... No sé como decirle, ¿sabe?... Tengo miedo e que me vay’a tomar por algún chichón suelto... ¡Atiéndame! ¿Usté’s moreno endeveras o es difrasao como yo, nomás?

–Sofrené, che y no juegue con armas que no conoce... ¡Mire qu’el diablo las carga!

–¿No ve? Ya se m’enojó... P’cha que soy sin suerte...

–No, che... ¡qué sin suerte ni qué macanas! Es que usté se me viene montando a la vedera...

–Bueno, compañero, perdóneme... ¡por favor! Mire que si yo le he hablao así, sin conocerlo, ha sido por pura simpatía y porque siendo forastero d’estos barrios, no conozco a naides y es tan sin gracia andar de máscara cortao... ¡Vea! Yo m´he difrasao de negro... ¿sabe por qué?... ¡Bueno! ¡Le v’y a contar!... ¡Porque ando enamorao, amigo, y he querido ver si de negro tengo más suerte!... ¿Qué le parece?

–Pero, ¿qué me v’a parecer, che?... ¡Que usté ha’e ser algún chiflao de otros barrios!... ¡Mire que se necesita pecho pa crer que un negro puede ser suertudo en algo y cuantimás en amores!... ¡Si no hay bicho más disgraciao qu’el negro, compañero, y máxime si como yo es medio hoyoso e virgüelas!

–¡No diga!

–¿No diga?... ¡Mire!... Las mujeres cren que los negros y los picao de virgüelas podemos mirar al sol sin que nos lloren los ojos... ¡Vea!... Aquí, adonde usté me ve, yo soy un negro cargao, que a gatas cruza la vida, agobiao con el peso e lo que lleva... ¡Juna gran perra, chei! Si usté conociera a Juanita...

–Digamé... ¿no es una pardita de ojos grandes que cuando lo miran a uno parece que l’hiciesen cosquillas?...

–¡Qué pardita ni qué demonches, compañero!.. Juanita es la hija del confitero e la esquina, che, una rubiecita como de quince años que da las doce antes de hora!... ¡Si la viera en eso de que se pone su pollerita celeste y sale a pasiar al hermanito!...

–¡Bueno!... Pero también es un atrevimiento, compañero, pensar que un confitito d’esa laya pueda cairle entre los dientes... Yo no me hallo en ese caso, ¿sabe?... A mí, la que me tiene penando es una pardita bizarrota, che, carnudita com’una ciruela y con su modito y un aire que parece de raina...

–¿Y cre que siendo pardita lo va’querer si lo ve vestido e negro?... ¡P’cha qu’es inocente!... ¡Si aura nosotros pa las pardas no valemos ni fósforo!... Ellas lo que quieren son italianos u ingleses y a nosotros ni nos miran...

–¡No diga!...

–¡Mire!... Crealé a un hombre que sabe... Quand’un negro se pesca aura una morena o alguna parda, le lleva el apunte... ¡hay que desconfiarle, che!... Los negros tomamos borra y ni olemos el café... ¡Me conchavé vez pasada en casa de unos franceses y les cai a la cuenta en gracia porque m’empezaron a’cer colita pa que formara familia... ¡Si viese cómo busqué fogón en qué churrasquiar!... Allá, pa’aquellos laos de la Recoleta m’indicaron una morena que buscaba un pior es nada y me la fui con coraje... ¿La gran perra!... ¡Hasta aura me duelen los garrones de la sentada que pegué!... ¡Vea! Con ese disfraz l’unico que v’a sacar es la lengua... ¡de tanto trotiar al ñudo!