Cuentos de Fray Mocho

Instantánea

–¡Mire qu’es terca y caprichuda usté!...

–Ma... ¿dicamé un poco?... ¿Cosa li parece in amuramientos tras ina lavandiera e in bombiero?... E aunque... tra ina cringa comé me e cono criollo comi osté... que e propio in chino...

–¿Vea con la que salimos aura?... ¡No digo!... ¡La gran perra con las mujeres para pensar fiero!... ¿Y qué tiene de raro (¡vamos a ver!) que un bombero como yo, achinadito, ¿sabe? guste de una mujer com’usté, que lo anda tentando dende que vivían juntos en la calle e Mateo, aura dos meses?... ¡Vamos a ver! ¿Y qué va a sacar usté con querer a algunos de sus paisanos... tal vez con mujer en Uropa, como le pasó a una conocida mía?... ¡Pucha que se va a armar!... ésos no quieren más que la guadañanza y le van a hacer echar los bofes trabajando, mientras que yo ¡qué diablos! Seré bombero y pobre y todo lo que se le antoje, pero con la manguera en la mano soy un tigre y en eso que le comienzo a tomar gusto al juego mi hago ver y nunca falta un danificao que me largue un vainte y yo no me llamo plata ni ninguno e mi familia... ¡Mire; pienseló! Yo soy mozo e juicio y ya he dejado de pasiar (le pongo por testigo al coronel Calaza que me tiene fe y siempre dice: “el día que se nos vaya el chino Pereyra se acabaron los bomberos”) y la quiero a usté como no he sabido querer a naides... Vea; la otra noche estaba en uno de esos incendios de floriarse y me tocó de tener el macho ¿sabe?... la manguera gruesa... ¡bueno!... y había puesto el chorro derechito y le estaba pegando cuando un redepente se me viene usté a la memoria y me dentra a temblar la mano...

¿Ve?... Causa de eso lo sacaron medio chamuscao al cabo García y yo me chupé un plantón... Mire, creamé lo que le digo... su crueldá conmigo les va a costar cara a más de cuatro... si no lo hace por mí, hágalo por ellos siquiera...

–¡Non dico di no, dun Perayra... ma prima bisoña!... ¡Cueste cose non si danno com’il savone... cosí, cosí e cosí!...

–¿Y será capaz de decirme que tuavía no ha pensao en mí, después de dos meses que me tiene sin saliva?... ¿Ya no si acuerda e lo que me dijo la noche que nos conocimos en el velorio de don Miguelín, ánima bendita?... ¡Parece mentira que haya en el mundo una lavandera, capaz de jugar con un bombero acreditao, como lo hace usté conmigo!... Digamé usté, ¿no cre en Dios?... ¿No tiene miedo que la castigue y la deje sin lavaos?

–¡Ma, dun Perayra... pense que si te dago del sí... osté haberá una donna pobre... pobre!

–¿Pobre?... ¡La gran perra, que había sido avarienta!... ¿Y tuavía querés ser más rica de lo que sos, mi vida?... ¡Pucha!... ¡si al pensar que me vi’a juntar con vos, me parece que me junto con el Banco e Londres!...