Cuentos de Fray Mocho

En Familia

–Mirá, mamá querida... todas esa cosas que me decís yo las sé, pero no me sirven de nada, porque con ellas no adelanto ni pizca... ¡Mi situación es d’empantanamiento clavao y no tiene vuelta!... ¡Fijensé!... No he podido n’ingresar en el nuevo partido, pa ver si siendo de los primeros me liga alguna cosita, porque ustedes me tienen en una categoría que... ¡francamente!... da vergüenza.

–¿Y acaso yo te privo?... ¿No es verdá, Marí’Elenita que yo no le privo de nada?

–¿Y qué le vas a privar?... ¡Mirá semejante nene para’cer caso de lo que le digan!...

–Yo sé que no me privan... pero... ¿y con qué hago la parada?... ¡Aquí no cai pesito que vos no te lo tragués con tus modas y a mí me tenés reventao!... No tengo ni ranglar siquiera y le sacudo al over-coat hasta de tarde... a riejo de que me tomen por cobrador... Está bueno, che... que uno vaya pasando a fuerza de hacerse el loco y el mozo diablo... ¡pero no hay que ser tan calvo que se vean hasta los sesos!

–¿Y por qué no lo ves a tu sastre?... ¿Qué nos venís a nosotras con semejantes historias... pedazo de sonso?

–¿Ves a tu sastre?... ¿Y te cres que yo tengo eso, che... ni que porque yo lo vea ya me v’a largar un ranglar?... No seas pava... hijita... Tengo que llevarle veinte pesos y sino no hay tutía.

–¿Y cómo tenés para llevarlas a palco y nada menos que al Odeón... a las lombrices de Misia Pepa?...

–Mirá Marí’Elenita... ¿no me saqués los cueros al sol, porque no se va a’soliar solos, eh?

–¡Bueno!... Déjense d’eso... y vamos a ver cómo arreglamos para que te hagás tu sobretodo...

–Acordate, mamá, qu’este mes hay que pagar los réditos y que se precisan los cincuenta pesos para el bordador de tu capa... Vos no podés seguir con la que tenés... ¡Es un verdadero asesinato!

–Dejal’a mamá, che... qu’ella sabrá lo que v’a’cer... No la mariés con tus esageraciones...

–¿Vos cres que son esageraciones?... ¡A este paso nos vamos a quedar en la calle! Mejor sería qu’en lugar de andar de tiatro en tiatro, te ocupases de alguna cosa...

–¿Pero vos cres que yo gasto un centavo en tiatros?... ¿Y de dónde v’y a sacar?... No sos vos la que la metés a mamá en los gastos de recibos, para que no venga nadie... ¿pues no lo quiero contar al desgraciao de Pambazo?...

–¡Bueno!... socieguensén y vamos a reglar el asunto...

–Si yo no hago más que contestarle a ésta... ¡mamá!... Figurate que yo tengo que tomar mi café con el Dientudo chico que me lo paga pa que lo acompañe a pasar por una casa de la calle Artes...

–Eso no es el tiatro... ¡che! Yo te hablaba de las lombrices de Misia Pepa... ¡no te hagás el sonso!...

–¿Y sabés por qué voy con ellas?... Porque son portuguesas... y yo las acompaño...

–¿Qué Pepa es portuguesa, decís? ¿Pero estás loco?... Si hemos andao juntas en l’escuela’e Misia Pamela y nos conocemos desde chicas... El padre’ra un chino gordo...

–No, mamá... Si no es portuguesa de nacionalidá sino de oficio... En los tiatros les llaman así ¿sabés? A las familias que sirven p’al relleno e la sala no más... Cuando se da una función y no va gente, la empresa comienza a mandar los palcos y las lunetas, conforme nota que no se van a vender, a las casas que ya tienen en la lista... Todas esas familias qu’entran tarde a la función son generalmente del gremio...

–¿Qué nos contás, hijito?

–¡Como lo oyen! Misia Pepa es muy amiga del empresario y es la segund’e la lista... A las ocho, ya se visten las muchachas y se ponen los sombreros y esperamos,, jugando a la baraja, hasta que llega el zanagoria con las localidades... Vea... vos, che... Es’es el secreto que tengo para ir casi todas las noches y si no fueses tan criticona yo ya te hubiese convidao, porque las muchachas...

–¿A mí?... ¡No faltaba más!... ¡Mirá quién, che... para andar de portuguesa en ninguna parte!... ¡Y yo que creía que esas que llegan tarde a la función lo hacían por darse corte!...

–¡Portuguesismo corrido, m’hijita!... Nosotros ya conocemos todo eso y no nos llama l’atención... ¡Bueno!... Vaya, hermanita querida, en cambio de la lección que l’he dao eche una manito a ver si arreglamos lo del ranglar... ¿Cómo hago?...

–Mi consejo es que hagás como hacen muchos... ¡Que veas si también hay portugueses en las sastrerías y te hagás poner en la lista!