Cuentos de Fray Mocho

Entre gentes de confianza

Mi querida Ernestina: Te escribo apurada para hacerte saver que recién acavamos de yegar de Lomas y que estamos muy buenas de salud. Mamá ha perdido completamente aquellos mareos que le daban y tuvo que achicar la bata como tres centímetros porque con los aires de campo perdió como medio kilo. Yo no puedo salir todavía porque acabo de bagar del tren y estoy desnuda. Nos vinimos con lo puesto porque el equipage se lo dejamos a mi tío para que él nos lo mande despacio. Si vieras como he pasado estos quince días que no nos bemos. Encontré una cimpatía que es bastante buen mozo y después te contaré. Es un mozo de ogos azules, que está muy bien empliao en el jujao de pas y dice mi tío que es de porbenir y muy serio. No te escribo más porque el muchacho está esperando y no quiero demorarlo. Ernestina, dise mamá que te pide como un cerbisio que le digás por el teléfono a ese amigo tuyo que puso el otro día la noticia de que nos íbamos, que lla emos buelto y estamos aquí y que este año pensamos dar algunos resibos a las relaciones festegando la entrada del inbierno. No te vallas a olvidar y decile el nombre de nosotros bien, para que no ponga en la noticia que somos la familia Mogarrita que es el apellido de papá, que es tan feo, sino de Lagos que es más conocido y es el de mama. Dice mama que le digas tanvien que hemos sido muy osequiadas por lo megor de Lomas y que nos visitaron mucho, porque mi tío es allí muy querido y que el gobierno le debía de dar algún empleo bueno, bisto lo bien que se a portado. El corría con las luces del corso nadies tubo nada que decir. El pobre es mui bueno y me va ayudar para que me bisite el moso de que te hablé más arriba. Se disfrazo de Juan Moreira y otra noche de Cocoliche y nos hizo reir con las ocurrencias que nos digo. A mí me digo que desde que me había visto, le paresía que tenía un hormijero en la naris en italiano atravesao le salio muy gracioso. Yo creo que me quiere, porque se pasó las tres noches con nosotros. Es afisionao a la bisicleta y sacó a Juan Moreira y a Cocoliche montado en bisicleta por lo que todo lo aplaudían. A mí me digo un berso muy lindo. Cuando nos veamo te contare de otras cosas. En Lomas estaban las de García que dijeron los diarios que se iban a Mar del Plata. Bibian en una casita de las orillas alquilaban una piesa para todos y decían que eran sobrinas del presidente y que no podían quedarse sino hasta el gueves después del entiero, porque tenian que ir a resibir a Marcelo de Albiar. Que te parece lo que son la notisia de los diario, ya no se puede crer las notisias que dan sobre la bida social con las mentiras que disen. A mí me encontraron en la plasa y se icieron las que no me conocían pero yo me les acerque no mas y entonces no sabían que hacer con nosotras. Nos digieron que estaban con un enfermo que creían era tifos para que no las bisitaramos y supieramos como bibian amontonadas. Juanita trago un bestido rosa de bolado en forma y manga de farol y María Ester un sombrero muy lebantado de atrás y bago de delante.

Parese que a Juanita la festega un provinsiano y que se casa. Ay algunas que tienen suerte y saben mariar los moso así que no es estraño. Dice mama que te pide que no te olbidés de la notisia de la yegada de nosotras y que hagás costar que somos las de Lagos y no de Mogarrita como digieron. Si tenés algún ratito benite a conbersar. Ya me contaron que el ofisialito aquel de los bomberos, andaba pasando siempre y que te había escrito. Me contó Laurita en la estación Constitución cuando yegamo y ella iba para Adrogue. No le vas a contestar, acordate de lo que me paso a mi con aquel dependiente por aberle contestado, que después les mostro a todos los amigos y tata mismo lello mi carta en el café, enseñada por el y se la tubo que quitar y romperla dándome un reto grandísimo...

–¡Niña!... Si no v’acabar, v’y a espumar el puchero... y a retirar la olla’asta que vuelva... ¡si acaso me v’a mandar!

–¿Y recién te acordás... condenado?... Vas a ver luego con mama... ¡Ya verás la que cobrás!... Llevale’sta carta a Ernestina y si te pregunta cuando llegamos, decile que recién entramos...

–¿Y quién espuma el puchero?... ¡Mire que la niña vive lejos... y no v’y venir a tiempo!...

–¡Andá nomás... y apurate!... Mirá... ¡si te pregunta qu’estoy haciendo, no le digás que cocinando... decile qu’estaba en el piano!... No te vayás a olvidar... ¿eh?... Y fijate, así de paso, a ver lo qu’está’ciendo ella...

–¡La pucha que tiene vueltas el oficio e cocinero... en estas casas de ricos... ¡Uno es casi com’un estuche!