Cuentos de Fray Mocho

En las antesalas del Congreso

–¿Mirá quién en la casa de las leyes?... De seguro viene tormenta...

–El tisne le dijo a la olla: ¡agarrate Catalina!... ¿Y cómo te va?...

–¡La pregunta!... ¡Lindo nomás, pues!... ¿Qué no sabés que le pedí la’ija a tu comadre?...

–Las muchachas leyeron la cosa en la crónica social de La Clase... pero no había detalles.

–¿Y qué detalles me has dau a guardar?... La pedí y me la dieron y aquí paz y después gloria, como decía el finao Anciros.

–Hombre, que sea pa tiempos y pa güeno... ¡Bien te lo merecés, qué diablos!... Porque vos l’has peliao a tu posición actual com’un tigre...

–Bueno... un poco yo y otro la suerte...

–Qué suerte ni qué demonios!... Cuántos como vos han sido mucamos o citadores de jujao y no han llegao al Congreso u los ministerios... ¡No, che, lo qu’es justo es justo!... Y de la muchacha no te digo nada, porque todo sería poco... Mirá... ahí te llama aquel diputao...

–¿Cuál?

–Ese grandote... picau de virgüelas...

–¡Ah! ¡No importa!... ¡Qu’espere!... Ese’s de los que van al muere... ¿Y qué andás queriendo?

–Es que ando de pobre... que no ladro de miedo de que me tomen por perro y cobren la patente ¿sabés?, y m’he metido a corredor...

–¿A corredor? ¿Con esas patas?...

–Escuchá con formalidá, que vale la pena... Quiero que le hablés a García y lo interesés pa que busqu’en la carpeta e su ministro, una solicitú e doña Jesusa Paredes... Mirá... Ahí te llama aquel diputao, che...

–¿Cuál?

–Ese flaquito e galera...

–¡Ah! Mosca mansa... Es’es tamién de los que se van pa no volver... ¡Que lo atienda otro!... ¡Seguí nomás!...

–¡Bueno! Doña Jesusa me ha ofrecido doscientos pesos por ese despacho y yo, che, como el melón tiene muchas tajadas, t’invito a que lo partás... Mirá... ahí te llama ese señor de sobretodo... Ha de ser otro...

–No... Es’es de los que quedan... Esperáte que aura vengo... ¡Ah! ¡Lo atendió González! Seguí...

–¿Y cómo partimos el queso?

–Entre vos y yo y García... ¡igualitos!

–Perfectamente... Mirá... ahí te llama otro señor... aquel de sombrerito...

–Que reviente. Es’es tamién de los mortales...

–Pero, che... Estoy viendo que ustedes aquí no sirven a naides...

–¿No servimos?... ¡Demonio! Lo que hay es que a estos payucaces que acaban el período y no van a ser reletos, no tenemos pa qué atenderlos... ¿Qué van a ser esos desgraciaos, si no pueden ni con la figura?... Son parientes de gobernadores que han caído u miembros de poderes caducaos.

–Sí, perfectamente... pero ¿y si se quejan de que ustedes no los sirven?

–¿Y quién les v’cer caso, che? Aquí, diputao que pierde la releción no se para ni con muletas... Nosotros ¿sabés? Conocemos bien a nuestra gente y servimos a los hombres que pueden servirnos... ¡El sabalaje que se las campané como pueda! Hombre qu’estando arriba se va barranc’abajo no tiene alce, che, ¡y jiede a muerto!

–Lo qu’es la política, ¿no?

–¿Y qué más querés que sea?... Estos han tramitao su vida cuatro años y se les cierra el debate... No les queda más remedio que levantar la sesión y seguir viaje...

–Pero, ¿y si vuelven?

–Y si vuelven los agasajamos, y con la alegría de dentrar al recinto ni se acuerdan de antes...Mirá... ¡Vos pa saber si un diputao o senador d’estos de a vainte la docena, s’entiende, anda en la güena con Roca, no tenés más que venirte aquí, y si ves que los empliaos lo miramos como a público le podés echar el fallo sin miedo!

–¿Qué me contás?...

–¿Ves ese que va dentrando?... ¡Bueno!... Ese v’a ser diputao el año que viene... Fijate cómo le mueven la cola y oservales las sonrisas...

–Bueno, hermano, ¿y le hablarás a García?

–¿Y cómo no?... Mañana lo ves en el despacho pa darle los datos... Sacale garantía a la interesada... No te vayás a olvidar... Ya sabés que seguro... no cai preso y el que traga, gana el cielo.