Apuntes mirmidónicos LIX
10 de enero de 2021
Tras larga ausencia debida a múltiples situaciones personales, retomo los apuntes mirmidónicos, cuya elaboración probablemente abandonaré para concentrarme en escribir artículos especializados. La profusión de noticias de interés general y su amplificación en la Web hacen casi innecesario que las comente, circunstancia que no se presentaba cuando empecé a redactar estos Apuntes en 2013.
Covid es el acrónimo de coronavirus disease, que traduce enfermedad del coronavirus. Por ende, debe decirse la covid, no “el” covid.
La enfermedad es consecuencia de la presencia del virus en el organismo humano. Este virus, comúnmente y a pesar de ser la segunda generación (el primero fue el de 2002-2004), se llama coronavirus a secas o coronavirus de Wuhan. Trump denominó “el virus chino”, “el virus de China” y “la plaga de China”, y su secretario de Estado Mike Pompeo hizo lo propio llamándolo “virus de Wuhan”. La enfermedad se ha denominado covid y covid-19, aunque también simplemente coronavirus. Raramente se refieren a ella por su nombre científico, SARS-CoV-2.
Eduardo Pulgar debe recibir sanción ejemplar, si bien no se consumó el delito de soborno, pues el juez no aceptó ser comprado. Qué vergüenza ciertos políticos de Barranquilla, cada cierto tiempo aparece una Aida Merlano o un Eduardo Pulgar.
Y lo más escabroso son los tentáculos y motivaciones: por un lado, los horripilantes entresijos de intrigas y golpes bajos entre familiares por el control de la Universidad Metropolitana; por el otro, la sórdida relación de las Merlano con los Gerlein.
Muy valeroso y encomiable lo que ocurrió en la revista Semana a causa de la nueva línea uribista determinada por sus máximos accionistas, el clan Gilinski de Cali (el clan Char también forma parte de la sociedad). Ya Daniel Coronell y las circunstancias que rodearon su salida en 2019 habían dado el campanazo de alerta. Ciertamente, parte significativa de la sociedad no pasa por alto ciertas irregularidades que acontecieron durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez.
Cuando en agosto metieron preso a Uribe Vélez, Nicolás Maduro se refirió a él como “el matarife” (como se llamó la serie sobre su vida distribuida por Whatsapp, Telegram y YouTube) y profirió la mejor frase que se conoce al respecto: “Como en el caso de Al Capone, lo están agarrando por un delito menor”.
Me encantan los efectos dominó como el que se presentó en Semana con las salidas sucesivas de Coronell, Samper Ospina, María Jimena Duzán y Antonio Caballero, algunos de los periodistas de opinión más reputados de Colombia.
Pero la consecuencia más notable del desastre de Semana es losdanieles.com, que a juzgar por su primera edición de 2021, se dirige hacia un futuro de alto vuelo e impacto. Nadie, ni los propios Coronell y Samper, imaginaron que se les unirían pesos pesados como Samper Pizano, Caballero, Laura Restrepo, Enrique Santos, etcétera, enriqueciendo el portal. Prueba de que cuando los que saben se ponen de acuerdo, se producen resultados prominentes.
Colombia no tiene presidente, qué desastre el tal Iván Duque; menos mal que ya le queda año y medio nada más. Lo más repudiable de su presidencia, aparte de su ausencia, es la masacre de los llamados líderes sociales, que recuerda el exterminio de la Unión Patriótica.
En Estados Unidos, cada cierto tiempo policías blancos asesinan de forma brutal a ciudadanos negros, como ocurrió con George Floyd en Minneapolis, Minnesota, en mayo de 2020. Luego sobrevienen violentas protestas que dejan destrozos, más muertos, más división y más odio. Lo inmortalizó Spike Lee treinta años antes en su extraordinaria película Do the Right Thing (1989), donde en circunstancias muy similares a las que desembocaron en la muerte de Floyd, un policía blanco asesina al pintoresco Radio Raheem quebrándole el cuello con un bolillo (porra). Extrañamente, la historia se repite y se repite, y a veces ni siquiera es condenada por el presidente de turno.
No veo para qué libros impresos en papel hoy, si ya están en Internet. Por lo menos (como si fuera poco) todos los libros de la literatura universal están disponibles en línea gratis en cualquier idioma. Igualmente, enciclopedias y diccionarios. Como consecuencia, también las bibliotecas se quedarán sin razón de ser. No nos digamos mentiras: hoy no lee quien no quiere.
Los libros, revistas y periódicos clásicos, impresos en papel, están destinados a desaparecer, lo afirma quien aún es coleccionista de libros impresos. El papel es perecedero, no resiste el fuego, la humedad le produce hongos, las altas temperaturas lo vuelven quebradizo, la acidez lo debilita, las plagas lo destruyen, la luz lo decolora, se rompe, se mancha, en pocas palabras, por su naturaleza está condenado a desaparecer con el tiempo. Además, los libros de papel ocupan espacio. Su tiraje es limitado. Por último, pero no menos importante, la producción de papel causa gran daño al medio ambiente, cuyo cuido ha sido tan preconizado en las últimas décadas. Seguramente, por cuanto antecede la mayoría de periódicos y revistas colombianos ya han dado el paso al cobro de sus ediciones web y su circulación en papel casi ha desaparecido, situación acelerada por la crisis económica causada por la peste de China producida por el coronavirus; de hecho la influyente revista Semana dejó de circular en físico dos meses durante la cuarentena. Parece mentira que desaparecieron aquellos voceadores de prensa que desde las cinco de la mañana berreaban Libertad, Caribe, Heraldoooooooo. Solo restan los pesados textos escolares, por cierto, tan poco usados en los colegios. Nada tan perdurable, portable, accesible, disponible y limpio desde todo punto de vista como los libros, periódicos, revistas, escritos, etcétera, web o en formato digital.
Y el 30 de diciembre, para cerrar con broche de oro fatídico la incomparable estela de muerte del atroz año 2020, el macabro aborto ―la abominación de abominaciones― fue legalizado en Argentina bajo cualquier circunstancia hasta la semana catorce incluida.