Siete adefesios de Barranquilla

29 de diciembre de 2011

El mal gusto, la improvisación y la adjudicación a dedo de diseños y obras a los menos indicados parecen males atávicos de los barranquilleros a juzgar por la profusión de mamarrachos urbanísticos y arquitectónicos que proliferan silvestres en los cuatro puntos cardinales de la ciudad desde hace décadas. 

Lo increíble es que no aprendemos de los errores pasados y seguimos repitiendo el patrón, no rompemos la cadena, sobre todo hoy, cuando si a algún arquitecto o urbanista no le da el caletre para diseñar algo con todas las de la ley, lo único que tiene que hacer es invertir dos o tres horas investigando en Internet: hay miles de fotos y videos de ciudades, monumentos y proyectos, y por medio de Google Earth se puede incluso “recorrer” virtualmente las ciudades más importantes del mundo.

Por eso, los mayores adefesios urbanísticos de Barranquilla son los recientes monumentos y construcciones públicas que les han sido vendidos a mis conciudadanos como “obras de arte”, “motivos de orgullo”, "ejemplos de civismo" y hasta “proezas de la ingeniería”. Aquí mencionaré los que a mi juicio se llevan el farolito.

Por lo demás, siempre me ha gustado el siete: es número primo e impar, en siete días creó Dios el mundo, siete son los días de la semana, los sacramentos son siete, siete los dones del Espíritu Santo, siete las maravillas del mundo antiguo, en la Biblia es considerado el número perfecto, hay que perdonar setenta veces siete, siete son los mares, siete los chakras del cuerpo humano, siete los principios básicos del bushido, siete las colinas de Roma, también siete las de Constantinopla, siete los reyes y emperadores de Roma, las siete artes liberales, los siete sabios de Grecia, siete las virtudes, siete los pecados capitales, siete las terrazas del monte Purgatorio (una por cada pecado capital), siete los colores del arco iris, siete los objetos estelares que se pueden observar a simple vista, los gatos tienen siete vidas, Buda dio siete pasos al nacer, el número de agente secreto de James Bond es el 007, fueron siete contra Tebas, siete los enanitos de Blancanieves, siete los samuráis de Kurosawa, siete el año de la comezón, siete los magníficos de Yul Brynner, siete los años en el Tíbet, siete el número de Mickey Mantle, siete los cielos, las capas de la Tierra y las puertas al infierno en el Islam, siete el inning de la suerte en el béisbol, siete las notas musicales, siete los orificios de la cara, siete veces sería vengado Caín, siete años de abundancia y siete de hambruna pasaría el faraón, siete el número de brazos de la menorá, siete los pilares de la sabiduría, los muros de Jericó cayeron siete días después de que siete sacerdotes con siete trompetas marcharon siete veces alrededor de la ciudad, siete los panes multiplicados la segunda vez por Jesús de Nazaret, setenta veces siete las veces que Pedro debía perdonar a los pecadores (y no siete, como creía), en la genealogía de Lucas, Jesús de Nazaret es el número 77 en línea directa, siete las últimas palabras de Jesús de Nazaret en la cruz, siete los suicidios mencionados en la Biblia; en el Apocalipsis, siete son los espíritus de Dios, siete las iglesias, siete los sellos, siete las lámparas de oro, siete las antorchas de fuego, siete los ángeles y sus trompetas, siete los truenos, siete las últimas plagas, siete los jarrones de oro, siete los cuernos y los ojos, siete las diademas, siete los reyes; y siete cosas detesta el Señor.

La megabandera hecha jirones por la brisa (foto tomada de elheraldo.co el 17 de enero de 2012).

1. La rotonda de la 17, homenaje a Pacho Galán y la megabandera (2011). Hoy parece que ni la recuperación del espacio público dio resultado, pues los vendedores siguen apostados a lado y lado de las carreras 9 y 10 cual fieras al acecho de la mínima oportunidad para volver a invadir. Al bulevar le echaron más cemento y, en cambio, la hierba y los árboles brillan por su ausencia: es un peladero. Para rematar, las tractomulas siguen adornando la que se esperaba que fuese una entrada “digna” para Barranquilla. La tal megabandera, por su lado, se ha hecho jirones tres veces desde su erección en agosto de 2011 (¿mala confección? ¿materiales no adecuados? ¿improvisación?), pero tercamente se han vuelto a confeccionar unas cada vez más “resistentes” e izado una y otra vez. Si se hizo hilachas dos veces en dos meses (la primera vez a la semana de haberse erigido), cuando ni siquiera habían llegado los alisios, ¿cómo será dentro de 5 años? No nos engañemos: la megabandera está destinada a desaparecer; si no se abandona para siempre ese disparate, habrá un nuevo y deplorable componente del paisaje urbano barranquillero en la rotonda: el insulso mástil, que desde lejos no se verá, y de cerca parecerá un enorme mondadientes. 

Foto tomada del periódico gratuito ADN el 23 de noviembre de 2011, página 15.

Lo tragicómico del asunto es que se insiste en un monumento completamente equivocado: en esa entrada quizá la principal de Barranquilla se impone una puerta monumental para hacerle eco metafórico al apelativo de la ciudad, Puerta de Oro de Colombia. Un verdadero monumento que sea visible desde lejos, que quien lo aviste sienta que está llegando a la (otrora) Puerta de Oro. Bien vista, la bandera debería ser el complemento de dicha puerta (la haría aún más monumental), la cual deberá inspirarse en las antiguas puertas de entrada de las ciudades europeas, pero a la barranquillera: adelantada, pionera, con discretos y bien escogidos altorrelieves de carnaval, cumbiambera, caribeña y fluvial. Siguiendo por la línea de lo descabellado, poco después de izada la megabandera se erigió un monumento en honor al músico soledeño Pacho Galán, una columna-cara (cara, no busto, pues este incluye la parte superior del tórax) grotesca, de pésimo gusto, mal elaborada, que no se parece al trompetista y compositor de Cosita linda. Con todo el respeto que se le debe a Pacho Galán, ese monumento debería estar en su tierra natal. Para rematar, hace pocas semanas se anunció que en la rotonda y el bulevar se construiría un parque, o sea que vamos, inexorablemente, camino de un nuevo batiburrillo urbanístico: ya no se sabe si en ese espacio público se pretende honrar la oriflama cartagenera-barranquillera-malambera-carmera, o a Pacho Galán, o tener un parque para ¿solaz? de la gente. La nueva alcaldesa tiene en sus manos la oportunidad de enderezar semejante desaguisado. Léase también La megabandera de Barranquilla y La megabandera, otra vez vuelta jirones por la brisa (17/1/2012).

Espantosa "estatua" de Joe Arroyo.
Grotesca estatua de Joe Arroyo (2011). Autor: Yino Márquez.

2. La estatua de Joe Arroyo (2011). Bien idas están las épocas en que la ciudad se engalanaba con estatuas bien elaboradas, como la de Bolívar, la de Santander, la de Colón, la de la Libertad o la del monumento a la bandera (mal llamado por muchos “Policarpa Salavarrieta”). Me resulta particularmente increíble y chocante que se le haya hecho menudo bodrio a Joe Arroyo que más bien es un mamarracho de él, a lo sumo su caricatura, seguramente por haberse emprendido a la carrera o, más bien, por habérsele confiado su elaboración a Yino Márquez, sujeto que ha probado en repetidas ocasiones que no es más que un escultor barato de repulsivas obras, algunas de las cuales integran esta misma lista. Una masa en la que rechina la desproporción de los brazos, las manos y las piernas con respecto a la cabeza. Revolcándose en su tumba estará el pobre Joe; qué aguante el de sus familiares para no dejar entrever durante la inauguración lo que en realidad les debe producir la escultura: genuina vergüenza propia. Clementine Churchill odió abiertamente el cuadro que de su esposo pintó Graham Sutherland con motivo del octogésimo cumpleaños del estadista inglés, hasta que terminó destruyéndolo.

"Los enamorados" (1999). Autor: Yino Márquez.

3. “Los enamorados”. Siguiendo con las esculturas, ¿podrá haber una más ordinaria que esa de las manos atornilladas? Por los clavos de Cristo, ¿no se le pudo ocurrir algo más original a ese señor Márquez? “Los enamorados” es una escultura grotesca que no merece mayores comentarios, sin duda, la peor de Barranquilla.

4. La plaza de la Concordia (2007). Resultado de la administración Hoenigsberg y de Edubar, prometía ser de los proyectos de mayor impacto en la ciudad porque suponía el inicio de la recuperación del paseo de Bolívar, haciendo casi imperiosa la demolición o el traslado del edificio de la Caja Agraria, el cual quedó, literalmente, en la mitad. Sin embargo, el desatinado diseño de las calles adyacentes, curvas, sin estructura ni forma definida, convirtieron la plaza en estacionamiento de buses intermunicipales. Y en inverosímil y decepcionante escena de subdesarrollo, a diario se pasean tranquilamente vacas allí. Léase también En Barranquilla no me quedo.

Tenebroso "homenaje" al "Héroe caído - Cristo yacente” (2003, parque de los Fundadores), aterradora estructura que ha sido denominada “la momia”.

5. El parque de los Fundadores. Es indescriptible el desconcierto que produce el parque de los Fundadores, antiguo bulevar central del barrio El Prado. En este sitio se dan cita los más disímiles monumentos, desde la solemne águila que rememora a los pioneros de la aviación único monumento que por décadas estuvo allí, hasta el tenebroso sarcófago que contiene una momia, supuesto homenaje a los caídos en la guerra intestina colombiana, pasando por la estatua del primer gobernador del departamento del Atlántico (¿no debería estar en el edificio de la Gobernación?), pseudoobelisco, fuente sin agua, absurdas bolas de cemento y varios mamarrachos de arte urbano postmoderno, si se puede decir así. Léase también Esperpento en el parque de los Fundadores

6. El cierre de la avenida Olaya Herrera (2010). Todo lo anterior se puede explicar mediante el mal gusto, la asignación a dedo y la falta de grandeza para con Barranquilla, pero el cierre de la neurálgica avenida Olaya Herrera responde a la supina ineptitud de quienes tuvieron a su cargo la construcción de la estación de retorno de Transmetro. Peor aún fue que, descubierto el dislate, no se procedió a corregirlo rehabilitando la vía, no: ampliaron la carrera 46B para habilitar el carril occidente-oriente, en actuación sin precedentes en la historia de la ciudad, dejando olímpicamente clausurada la Troncal del Caribe, ruta nacional 90A, tramo 04, de la cual hace parte Olaya Herrera. Como siempre, Barranquilla poniendo la nota triste. Al menos en los años 1970 tuvieron la decencia de detener la construcción de la tribuna de la vergüenza cuando se percataron de que sacrificarían la calle 72. Léase también En Barranquilla no me quedo.

Ridículo punto cero de Barranquilla (a buena hora demolido en 2011 para iniciar la remodelación de la plaza de la Paz).

7. El puente de la Circunvalación con carrera 38 (2010). Este entuerto de la ingeniería civil, que ya poco se menciona, es otra obra ejecutada durante la alcaldía del ingeniero civil y constructor Alejandro Char (2008-2011). Dicho puente fue ideado íntegramente por el entonces burgomaestre para beneficiar el acceso a las zonas francas que se asentaron en la vía al corregimiento de Juan Mina, en las cuales supuestamente tiene jugosos intereses. La obra, sobremanera necesaria, podría catalogarse como otro de los puentes "cachuretos" (en México dicen "cachureco") de Barranquilla junto al de Makro (carrera 51B con Circunvalación, obra del entonces gobernador Gustavo Bell), el de la Murillo con la María (carrera 54), el de Líbano (45) con Felicidad (48) o el recientemente "reconstruido" (cuál, si lo hicieron igual de bajo) de Olaya Herrera (carrera 46) con Felicidad (obra financiada por el gobierno nacional en el marco de las adecuaciones de las vías de Transmetro): todos, ni tienen orejas, ni la altura adecuada (sin olvidar que las orejas del puente de la 38 con 65 no cumplen con el ancho mínimo). Para solucionar que no cumplía con la altura mínima (4,8 metros, lo que requería "ampliar la rampa en unos 70 metros más, para lo cual el Distrito debía comprar por lo menos 30 predios industriales y comerciales, lo que encarecía demasiado el proyecto") se optó por construir una rotonda metro y medio más baja que el nivel del pavimento, exactamente debajo de la estructura. Aparte de que dicha solución ocasiona que el agua lluvia se estanque creando una gran laguna que impide el paso de vehículos, Johnny Romero, periodista de un noticiero de Telecaribe, fue al sitio ya lista la rotonda y, metro en mano, demostró que tampoco se alcanzan los 4,8 metros entre el nuevo pavimento y el puente. Poco después se conoció que el periodista fue amenazado de muerte y pronto dejó de aparecer en el noticiero.

Señores dirigentes de la ciudad: absolutamente todos estos yerros urbanísticos, ornamentales o arquitectónicos se pueden corregir con voluntad política. Todas las ciudades del mundo cuentan con conjuntos monumentales como arcos, puertas, torres, columnas, paseos, entre otros. Ya es hora de que Barranquilla tenga un monumento que la identifique, y ese debe ser la Puerta de Oro de Colombia. Asimismo, es hora de que el diseño y la construcción de los monumentos de la ciudad se socialicen con la debida anticipación y se adjudiquen mediante concursos internacionales en los que participen arquitectos, urbanistas y diseñadores de renombre, pues los locales han probado varias veces que no responden a las expectativas.

Adenda 1: Afortunadamente, con la remodelación de la plaza de la Paz (2011-2012) desaparecen dos esperpentos más: la deforme escultura "El Policía Amigo" y el ridículo y vergonzoso punto cero, ojalá que no se les haya dado por conservarlos en algún lugar para sacarlos después.

Adenda 2: No olvidemos los puentes peatonales de Caiaffa, la avenida del Río (recomendada hace muchísimos años por la Misión Japonesa, iniciada en la administración Char), el desfalco y el atraso de Transmetro, el diseño de la remodelación del paseo de Bolívar que convirtió el bulevar en hogar de indigentes y delincuentes, las casetas de los vendedores de Metrocentro al lado del estadio Metropolitano, la carrera 50, los puentes de las carreras 45, 46 y 50 sobre la calle 48; los puentes nunca realizados de la 53 con 76; las cinco torres originales del World Trade Center que, por cierto, se está cayendo a pedazos; el derrumbe de Campo Alegre y la 38; la tribuna de la vergüenza del estadio Municipal; los caños del mercado nunca saneados; la errada rotación del backstop del estadio Barranquilla (Tomás Arrieta); la fallida remodelación de la piscina olímpica (2011-2012); el coliseo cubierto, entre otros.