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2 de mayo de 2013
Vía muy importante
La carrera 38, avenida de los Estudiantes o, antiguamente, callejón de Igualdad, nace al pie del terminal marítimo, recorre toda Barranquilla de oriente a occidente, se prolonga hacia Juan Mina, se convierte en la carretera del Algodón, une a Tubará, Juan de Acosta, Piojó, y sigue su camino hacia el occidente del departamento hasta empalmar con la Vía al Mar que conduce a Cartagena. A su paso por la salida de Barranquilla surgieron recientemente nuevas zonas francas y parques industriales de prometedora importancia económica. Hace unos años, la 38 se desplomó a la altura del barrio Campo Alegre generando caos vehicular a consecuencia del aumento de tráfico en los barrios Ciudad Jardín, Los Nogales, Nuevo Horizonte y Campo Alegre. Pero ese no es el único problema de esta importante vía: en la mayor parte de su recorrido parece haber sido bombardeada, huecos y zanjas por doquier son el dolor de cabeza de conductores y transeúntes. En su mayor parte, también, es de una sola calzada en doble sentido sin separador central (solo posee bulevar y doble calzada entre las calles 69C y 80), lo que constituye un enorme cuello de botella dado el altísimo flujo vehicular que la transita. Por todo lo anterior, la 38 debe ser prioridad en materia de vías, debe proyectarse su conversión en avenida de doble calzada y separador central como la Circunvalación (como debe ser también la Cordialidad, algo que ya proyectó Taller de Ciudad), mejor dicho, tarde o temprano lo será. La administración distrital, junto con el Ministerio de Transporte, han tasado la recuperación de la 38 en 150 mil millones de pesos sin ningún estudio que lo sustente. Ver $150 mil millones cuesta recuperar la carrera 38.
La Zona Cachacal
Desde hace varios años presencio, camino a mi trabajo, una de las escenas más sórdidas y dantescas que se puedan imaginar. Se trata de la calle 32 entre carreras 36 y 38, una de las ollas de droga a cielo abierto más tenebrosas de Barranquilla (la otra es la de la Vía 40 entre el Parque Cultural del Caribe y la antigua Aduana, frente al barrio Barlovento). Allí, decenas de seres humanos se aglomeran en total degradación, drogados, enfermos, desnutridos, abandonados, a la vista impotente de sus conciudadanos ante los graves problemas de delincuencia y convivencia que generan. Si como seres humanos no somos capaces de reaccionar ante semejante abyección, por lo menos deberíamos hacerlo ante el hecho de tener que convivir a diario con tan deprimente espectáculo, de lo contrario, y como el que calla otorga, el silencio solo puede significar irrespeto hacia nosotros mismos, una especie de negligencia disfrazada de impotencia. Afortunadamente, por fin la Alcaldía ha dirigido su mirada a este tumor urbano (calles 31 a 34 entre carreras 35 y 38) del otrora tradicional barrio San Roque, denominado Zona Cachacal porque en sus hoteles pernoctaban camioneros del interior del país, y ha emprendido un plan de rehabilitación urbana y humana. Tiene que haber resultados, no se pierda de vista que esta zona se encuentra en el área de influencia de dos megaproyectos de renovación urbana del centro de Barranquilla: las plazas de San Roque y del Hospital General. Ver La esperanza revive en la Zona Cachacal.
El ocaso de un bello paisaje costeño
Me parece deplorable que hayan dejado dañar la Ronda del Sinú de Montería, uno de los pocos parques lineales de Colombia. Incrédulo leo en la prensa cordobesa que los insensatos que no faltan en ningún lado la convirtieron en su motel particular, que dejaron de hacerles mantenimiento a las zonas verdes, y que su recuperación vale 1.500 millones de pesos, suma que casi equivale a volverla a hacer. ¿En qué momento ocurrió todo esto? Da grima que un espacio tan reciente (fue construido en 2005) ya se encuentre abandonado a su suerte. Y pensar que estaba por poner de ejemplo el diseño de la Ronda (senderos sinuosos, arborización, diseño de jardines, fauna local, teatrino, esculturas, venta de artesanías, paseo fluvial, estanques, mesas de ping pong, ciclorruta, entre otros atractivos) en contraposición al monótono, lánguido, pobre, sin imaginación diseño del tal malecón de la avenida del Río de Barranquilla.
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