Algunos textos

Antonio Machado, en el Prólogo a la Antología de Gerardo Diego (1932)

Antonio Machado, Los Complementarios

(1932)

Me siento, pues, algo en desacuerdo con los poetas del día. Ellos propenden a una destemporalización de la lírica, no solo por el desuso de los artificios del ritmo, sino, sobre todo, por el empleo de las imágenes en función más conceptual que emotiva. […] Entretanto se habla de un nuevo clasicismo y hasta de una nueva poesía del intelecto. El intelecto no ha cantado jamás, no es su misión; […] las ideas del poeta no son categorías formales, cápsulas lógicas, sino directas intuiciones del ser que deviene, de su propio existir; son, pues, temporales, nunca elementos ácronos, puramente lógicos.

Cuando leemos a algún poeta de nuestros días --recordemos a Paul Valéry entre los franceses, a Jorge Guillén entre los españoles-- buscamos en su obra la línea melódica trazada sobre su sentir individual. No la encontramos. Su frigidez nos desconcierta y, en parte, nos repele. ¿Son poetas sin alma? Yo no vacilaría en afirmarlo si por alma entendemos aquella cálida zona de nuestra psique que constituye nuestra intimidad, el húmedo rincón de nuestros sueños humanos, demasiado humanos, donde cada hombre cree encontrarse a sí mismo, al margen de la vida cósmica y universal.