Mio Cid

Texto 1

Fragmento del Cantar del Destierro

Texto 2

"La defensa de Alcocer"

Texto 3

Fragmento de La afrenta de Corpes

Actividades

Textos obligatorios del Poema de Mio Cid. Versión original.

Texto nº 1

[v.v .1 a 14]

Cantar del destierro (vv. 1-1086)

El Cid se ve obligado a abandonar Castilla por motivos no aclarados5. Tas abandonar su casa, situada en Vivar, pasa por Burgos y acompaña y deja a su familia en el monasterio de San Pedro de Cardeña. En el destierro le acompañan sesenta guerreros, y se siente tan atenazado por la tristeza que rompe a llorar.

El Cid sale de Vivar para el destierro.

Narrador

1 De los sus ojos tan fuertemente llorando,

tornaba la cabeza y estábalos catando.

Vio puertas abiertas y postigos sin candados,

alcándaras vacías, sin pieles y sin mantos,

5 y sin halcones y sin azores mudados.

Suspiró mío Cid pues tenía muy grandes cuidados.

fabló mío Cid, bien y tan mesurado:

Cid

¡Gracias a ti, Señor, Padre que estás en alto!

¡Esto me han vuelto mis enemigos malos!

El Cid ve agüeros en la salida.

Narrador

10 Allí piensan aguijar, allí sueltan las riendas.

A la salida de Vivar, tuvieron la corneja diestra,

y, entrando en Burgos, tuviéronla siniestra.

Meció mío Cid los hombros y movió la cabeza:

Cid

¡Albricias, Álvar Fáñez, que echados somos de tierra!

1

De los sos ojos | tan fuerte mientre lorando

tornava la cabeça | y estava los catando.

Vio puertas abiertas | e uços sin cañados,

alcandaras vazias | sin pielles e sin mantos

e sin falcones e sin adtores mudados.

Sospiro mio Çid | ca mucho avie grandes cuidados.

Ffablo mio Çid | bien e tan mesurado:

«¡Grado a ti, señor, | padre que estas en alto!

¡Esto me an buelto | mios enemigos malos!»

2

Alli pienssan de aguijar, | alli sueltan las riendas.

A la exida de Bivar | ovieron la corneja diestra

y entrando a Burgos | ovieron la siniestra.

Meçio mio Çid los ombros | y engrameo la tiesta:

«¡Albriçia, Albar Ffañez, | ca echados somos de tierra!»

35

Enbraçan los escudos | delant los coraçones,

abaxan las lancas | abue[l]tas de los pendones,

enclinaron las caras | de suso de los arzones,

ivan los ferir | de fuertes coraçones.

A grandes vozes lama | el que en buen ora na[çi]o:

«¡Ferid los, cavalleros, | por amor de caridad!

¡Yo so Ruy Diaz el Çid | Campeador de Bivar!»

Todos fieren en el az | do esta Pero Vermuez;

trezientas lanças son, | todos tienen pendones;

seños moros mataron, | todos de seños colpes;

a la tornada que fazen | otros tantos son.

36

Veriedes tantas lanças | premer e alçar,

tanta adagara | foradar e passar,

tanta loriga | falsa[r e] desmanchar,

tantos pendones blancos | salir vermejos en sangre,

tantos buenos cavallos | sin sos dueños andar.

Los moros laman «¡Mahomat!» | e los christianos «¡Santi Yagu[e]!

Cayen en un poco de logar | moros muertos mill e .ccc. ya.

37

¡Qual lidia bien | sobre exorado arzon

mio Çid Ruy Diaz | el buen lidiador!

Minaya Albar Fañez | que Çorita mando,

Martin Antolinez | el burgales de pro,

Muño Gustioz | que so criado fue,

Martin Muñoz | el que mando a Mont Mayor

Albar Albarez | e Albar Salvadorez,

Galin Garçia | el bueno de Aragon,

Felez Muñoz | so sobrino del Campeador:

desi adelante | quantos que i son

acorren la seña | e a mio Çid el Campeador.

38

A Minaya Albar Fañez | mataron le el cavallo,

bien lo acorren | mesnadas de christianos;

la lança a quebrada, | al espada metio mano,

mager de pie | buenos colpes va dando.

Violo mio Çid | Ruy Diaz el Castelano:

acostos a un aguazil | que tenie buen cavallo,

diol tal espadada | con el so diestro braço

cortol por la çintura | el medio echo en campo.

A Minaya Albar Fañez | ival dar el cavallo:

«¡Cavalgad, Minaya, | vos sodes el mio diestro braço!

Oy en este dia | de vos abre grand bando;

firme[s] son los moros, | aun nos van del campo.»

Cavalgo Minaya | el espada en la mano,

por estas fuerças | fuerte mientre lidiando;

a los que alcança | valos delibrando.

Mio Çid Ruy Diaz | el que en buen ora nasco

al rey Fariz | .iii. colpes le avie dado,

los dos le fallen | y el unol ha tomado,

por la loriga ayuso | la sangre destellando;

bolvio la rienda | por ir se le del campo.

Por aquel colpe | rancado es el fonssado.

39

Martin Antalinez | un colpe dio a Galve,

las carbonclas del yelmo | echo gelas aparte,

cortol el yelmo | que lego a la carne;

sabet, el otro | non gel oso esperar.

Arancado es | el rey Fariz e Galve:

¡Tan buen dia | por la christiandad

ca fuyen los moros | de la [e de la] part!

Los de mio Cid | firiendo en alcaz,

el rey Fariz | en Ter[rer] se fue entrar,

e a Galve | nol cogieron alla;

para Calatayu[t]h | quanto puede se va.

El Campeador | ival en alcaz,

fata Calatayu[t]h | duro el segudar.

La defensa de Alcocer.

Los del Cid socorren a Pero Bermúdez que lleva la enseña al grueso de los moros.

Narrador

Embrazan los escudos delante los corazones;

bajan las lanzas, abueltas de los pendones

inclinaron las caras, arriba de los arzones;

íbanlos a herir con fuertes corazones.

Con grandes voces llama el que en buena hora nació:

Cid

¡Heridlos, caballeros, por amor de caridad!

¡Yo soy Ruy Díaz, el Cid Campeador de Vivar!

Narrador

Todos hieren en el haz donde está Pero Bermúdez;

trescientas lanzas son, todas tienen pendones;

sendos moros mataron, todos de sendos golpes;

a la tornada que hacen, otros tantos son.

Descripción de la batalla.

¡Veríais tantas lanzas bajar y alzar;

tanta adarga horadar y traspasar;

tanta loriga romper y desmallar;

tantos pendones blancos salir bermejos de sangre;

tantos buenos caballos sin sus dueños andar!

Los moros llaman: “¡Mahoma!” Y los cristianos: “¡Santi Yague!”

Caían en un poco de lugar moros muertos mil y trescientos ya.

Mención de los caballeros que luchan con el Cid.

¡Qué bien lidia sobre dorado arzón

Mío Cid Ruy Díaz, el buen lidiador!

Minaya Álvar Fáñez, que Zorita mandó;

Martín Antolínez, el burgalés de pro;

Muño Gustioz, que su criado fue;

Martín Muñoz, el que mandó a Montemayor;

Álvar Álvarez y Álvar Salvadórez;

Galín García, el bueno de Aragón;

Félez Muñoz, sobrino del Campeador.

Desde allí adelante cuantos allí son,

socorren la enseña y a mío Cid el Campeador.

El Cid socorre a Álvar Fáñez y lucha contra Fáriz.

A Minaya Álvar Fáñez, matáronle el caballo;

bien le socorren mesnadas de cristianos;

la lanza ha quebrado, a la espada metió mano;

aunque de pie, buenos golpes va dando.

Violo mío Cid, Ruy Díaz el castellano,

arrimose a un alguacil, que tenía buen caballo,

diole tal golpe de espada con el su diestro brazo,

cortole por la cintura, el medio echó en el campo;

a Minaya Álvar Fáñez, íbale a dar el caballo:

Cid

¡Cabalgad, Minaya, vos sois el mi diestro brazo!

Hoy en este día, de vos habré gran amparo.

Firmes están los moros, aún no se van del campo.

Narrador

Cabalgó Minaya, la espada en la mano,

por estas fuerzas firmemente lidiando;

a los que alcanza, valos matando.

Mío Cid Ruy Díaz, el Campeador contado,

al rey Fáriz, tres golpes le había dado;

los dos le fallan y el uno le ha alcanzado;

por la loriga abajo, la sangre destellando;

volvió las riendas por írsele del campo.

por aquel golpe el ejército es derrotado.

Martín Antolínez lucha contra Galve. Huida de los moros.

Martín Antolínez un golpe dio a Galve;

los rubíes del yelmo echóselos aparte;

cortole el yelmo, que llegó a la carne.

Sabed, el otro no se atrevió a esperarle.

Derrotado es el rey Fáriz y Galve.

¡Tan buen día para la cristiandad

pues huyen los moros de una y otra parte!

Los de mío Cid hiriendo en alcance;

el rey Fáriz en Terrer se fue a entrar,

y, a Galve, no le acogieron allá;

para Calatayud, cuanto puede se va.

El Campeador íbalo en alcance;

hasta Calatayud duró el acosar.