Actividad previa. Siglo XX

España (a través de la pintura). Museo Reina Sofia de Madrid

Pablo Picasso, Mujer en azul (1901)

En la época madrileña, Pablo Picasso pintó todo un mundo de marginación y decadencia. Frente a la moral burguesa, se imponía en el arte la vida de la bohemia, en cuyo surgimiento en España colaboraron varios factores: el modelo de la vida artística parisina, el enfrentamiento de un arte joven con los estilos tradicionales, y el incremento de la capacidad adquisitiva de la pequeña burguesía. La miseria y la marginalidad adquirieron un papel central en la poética de la bohemia. Mujer en azul (1901) gira en torno a la temática de la mujer cortesana, una versión refinada de la prostituta de burdel, que frecuenta salones y fiestas distinguidas.

La generación del 98 conectaba con las inquietudes europeas a través de un proceso regeneracionista que se estaba produciendo en todo el mundo occidental. Esta generación estimulada por la experiencia del desastre había intensificado la crítica política y social, siendo pintores como Ignacio Zuloaga o José Gutiérrez Solana algunos de los que mejor lo representaban.

Ignacio Zuloaga, El Cristo de la Sangre

Miguel de Unamuno fue un apasionado defensor de Regoyos y Zuloaga; para él estos artistas expresaban una visión específica y diferencial de España que consistía en la austeridad, la gravedad y un hondo sentimiento de catolicidad.

El Cristo de la sangre (1911), de Zuloaga, supone una representación sintética de ese ideario noventayochista. Los miembros de la hermandad del Cristo, unidos a una cofradía de clérigos y campesinos componen una escenografía que tiene como telón de fondo una ciudad medieval de Castilla, emblema de religiosidad.

José Gutiérrez Solana, La tertulia del café Pombo (1920)

El nacimiento del surrealismo estuvo fuertemente influido por la literatura, como muestran las numerosas declaraciones en las que estos artistas afirmaban que la pintura y la escultura no eran sino consecuencias plásticas de la poesía. La primera exposición surrealista se celebró en 1925, en la Galerie Pierre de París, donde concurrieron, entre otros, artistas como Max Ernst (1891-1976), Jean Arp (1886-1966), André Masson (1896-1987), Paul Klee (1879-1940), Pablo Picasso (1881-1973) y Joan Miró (1893-1983). Gran parte de ellos colaboraban en la revista Littérature, que recogía la producción literaria de miembros del movimiento, e incluía textos de Mallarmé, Rimbaud, Apollinaire o del Conde de Lautréamont. Estos poetas constituyeron una de las grandes referencias del movimiento surrealista francés, y sus escritos formaron parte de los libros de cabecera de Joan Miró, quien participaba apasionadamente en los debates que se daban en torno a la revista. El pintor estableció un intenso contacto con el grupo de poetas, y llegó a afirmar que se contagió más de las experimentaciones poéticas que de las propias de los pintores.

Joan Miró, Hombre con pipa (1925)