Homero. Introducción

Homero

Título

Odisea es un término derivado del vocablo griego Odyssey, que significa “el relato de Odiseo”. Con el paso de los siglos, la palabra se ha convertido en sinónimo del viaje difícil, de la empresa arriesgada.

Género

Epopeya es un poema extenso del género épico (poesía narrativa). Se diferencia de otros poemas épicos por su mayor extensión y por la grandeza del tema, el cual debe trascender las circunstancias del argumento y ofrecer valores que tengan una repercusión universal. Así, la versificación de la épica se caracteriza por una métrica grave que realza la elegancia del idioma (los griegos usaban el hexámetro). El héroe de la epopeya tipificaba las virtudes de su pueblo; era un modelo a imitar por su inteligencia, valor, bondad, sentido de justicia, etc. Llegaba a alcanzar estatura sobrehumana, a través de la inclusión en el poema de elementos mágicos y religiosos que reforzaban su imagen mítica. La Odisea es una epopeya que narra las aventuras de Ulises (Odiseo), rey de Ítaca.

Es poesía cantada por aedos o cantores profesionales, con acompañamiento musical, ante un público eminentemente popular. Es poesía objetiva, pues el poeta actúa como simple narrador de unos hechos ajenos a él y en los que para nada interviene, de hecho el poeta canta lo que la musa le inspira. En casi todas las culturas, la poesía épica tuvo una primera etapa oral, en la que el aedo se limita a repetir, con pequeñas variaciones, una serie de cantos de héroes y personajes míticos que él a su vez ha aprendido de otros aedos, sin que intervenga la escritura. A esta etapa sucede otra en la que el rapsoda, utilizando la escritura, crea sus propios poemas a partir de una serie de temas y motivos legados por la tradición. Ésta es la etapa de poesía culta y es a ésta a la que pertenece Homero.

Características de la epica griega:

a. La obra literaria inicia con una invocación a seres divinos (Musas) que inspiran la creación del poeta.

b. Se expone el propósito: breve anuncio del asunto o tema de la obra.

c. Intervención de los dioses y seres mitológicos: algunos son aliados y otros adversarios de los personajes.

d. Uso de epítetos para caracterizar a dioses o a personajes. “Atenea, la deidad de ojos de lechuza”.

e. Uso de detalles. Se resalta por ejemplo el origen de los personajes (procedencia familiar y de lugar).

f. Objetividad. No se expone ningún comentario personal del autor.

g. Uso de lenguaje erudito. Para mostrar la educación aristocrática de la época.

h. Uso del diálogo. Expresa la objetividad de las palabras del personaje.

Transmisión

Homero reunió en sus poemas todo un bagaje de leyendas, mitos y héroes que los aedos o juglares griegos habían cantado durante siglos. Homero se sitúa al final de una larga tradición de poesía oral. Fue probablemente en las fiestas aristocráticas, en los palacios y en los festivales religiosos, e incluso en ambientes populares donde la poesía épica se desarrolló y se enriqueció con nuevas aportaciones.

La tradición oral en la que se basa Homero se puede rastrear en algunos rasgos de sus poemas:

a. El tema, los sucesos relacionados con la legendaria guerra de Troya, pertenecen a un pasado ya lejano para él (siglo XIII a.C.).El conocimiento de esa guerra, de las hazañas de los supuestos héroes que en ella participaron, de aspectos de la cultura material de entonces (palacios, armas, vestidos, etc) sólo pudieron llegarle por tradición oral.

b. Esos hechos debían de ser conocidos por su público, pues los personajes de sus poemas son introducidos sin que se cuente nada de su pasado.

c. En ocasiones, el propio Homero nos presenta a los aedos cantando acompañados de un instrumento musical.

d. El uso de un lenguaje formulario, consistente en un conjunto de frases hechas y expresiones fijas que se repiten continuamente y en lugares fijos para expresar contenidos idénticos. Estas fórmulas épicas suelen ser nombres y epítetos de héroes, como «divino Ulises», «Héctor, el de tremolante casco», «Aquiles, el de los de pies ligeros», etcétera.

e. El empleo de ciertos recursos estilísticos: comparaciones, epítetos épicos, usados sistemáticamente para referirse a personajes u objetos. catálogos (largas enumeraciones de guerreros, pueblos que participan en el combate, etc),digresiones (narraciones o relatos que se alejan de la acción principal), escenas típicas (batallas, armamento de guerreros, visitas, reuniones de la asamblea, sacrificios, juegos, discursos).

Todos estos rasgos se encuentran en poemas épicos de otras culturas, como el Ramayana y el Mahabharata de la India, el Poema de Gilgamesh de los sumerios, el Beowulf inglés, la Canción de Roldán francesa, los Nibelungos de la cultura germánica o el Poema del Cid castellano. Estas coincidencias se explican porque la épica griega se encuadra dentro de la gran épica de los pueblos indoeuropeos.

Los rapsodas, recitadores profesionales de poesía, fueron los encargados de difundir desde época muy temprana los poemas homéricos. Según la tradición, fue en Atenas donde se fijaron por escrito los poemas homéricos (siglo VI a.C.), a partir de versiones procedentes de Jonia. Siguiendo el ejemplo de Atenas, las demás ciudades se hicieron con un texto oficial de Homero para ser recitado en sus fiestas. Sin embargo, la transmisión principalmente oral de los poemas homéricos hizo que su texto sufriera a lo largo de los siglos una serie de interpolaciones y adiciones difíciles de precisar, en gran parte debidas a los rapsodas. A partir del siglo III a.C., los poemas homéricos pasaron a fijarse en múltiples papiros egipcios. Por la misma época, en la Biblioteca de Alejandría varios autores griegos se preocupan por fijar definitivamente el texto de Homero siguiendo ya criterios filológicos. Los filólogos alejandrinos se propusieron, con su trabajo sobre las numerosas copias anteriores, hacer una edición lo más cercana posible al original, según sus criterios literarios. Su trabajo sirvió para fijar gran parte del texto transmitido y su número de versos. A Zenódoto de Éfeso debemos la división de los poemas en veinticuatro cantos cada uno, designados por las letras del alfabeto (las mayúsculas para la Ilíada y las minúsculas para la Odisea). La edición definitiva de los poemas en la Antigüedad se debe a Aristarco de Samotracia (siglo II a.C.).

Métrica

Esta poesía heroica se cantaba en versos de métrica uniforme y ritmo rápido denominados hexámetros, que tenían seis pies métricos y alternaban sílabas largas (__) y breves (U). La regularidad métrica es fundamental en la memorización de los poemas y en su transmisión oral de generación en generación. Todos los poemas épicos presentan dos elementos en común: se componen y recitan de memoria, sin ayuda de la escritura, y se cantan con acompañamiento musical. Los poemas son, propiamente, canciones.

El tema de la Iliada y la Odisea

El argumento de un poema épico se extrae de la leyenda heroica, el conjunto de leyendas sobre héroes o antepasados ilustres. Estas leyendas suelen referirse a hechos y personajes históricos, pero transformados por la imaginación popular, la transmisión oral y el paso del tiempo. Tales leyendas se organizan en los llamados "ciclos épicos": en torno a un hecho histórico de

especial relevancia se constelan leyendas de origen local diverso y con diferentes protagonistas.

Es lo que ocurrió con la guerra de Troya.

Toda épica tiene siempre un fondo de verdad histórica, aunque poéticamente elaborada, y transformada por la distancia temporal y la transmisión oral. Siempre se puso en duda la propia existencia de Troya, y, por tanto, la realidad histórica de la guerra, hasta que el alemán Heinrich

Schliemann descubrió su emplazamiento en Asia Menor. Hoy se piensa que la guerra debió de ser una expedición micénica contra Troya por motivos comerciales, dada la situación estratégica de Troya para el comercio y el protagonismo micénico en el comercio de la zona. Se la sitúa en torno al año 1.200 a.C., en la Edad del Bronce Reciente, o Época Micénica.

El héroe homérico

La obra homérica contiene muchos de los valores de la sociedad griega de entonces. Los héroes homéricos se rigieron por el concepto de areté, ideal de excelencia que comprenden las excelencias físicas, espirituales e intelectuales, a las que debían apegarse si querían conservar su honor, la nobleza y la gloria. Debían cultivar y desplegar fuerza, valor, destreza guerrera, capacidad, elocuencia y cierta sabiduría. Odiseo demuestra estas cualidades y, como la obra se desarrolla en tiempos de paz, la inteligencia, la paciencia, la prudencia, sagacidad e ingenio son las que le permiten el éxito de su empresa. El deber obliga al héroe a cumplir con su condición de líder. Los héroes tenían la obligación ante el pueblo; se debían más al pueblo que a sí mismos. El que faltaba a su deber perdía el honor. Por eso, la nobleza o aristos exigía probar sus méritos personales para permanecer en la nobleza. Dentro de la ética homérica, la venganza es la búsqueda del equilibrio perdido por la cólera o el deshonor. Es justa y correcta para recuperar el honor. Por eso se da la venganza en contra de los usurpadores pretendientes.

Los valores éticos cubren siete aspectos:

a. Areté. Es uno de los conceptos cruciales de la Antigua Grecia; sin embargo, resulta difícil precisar con exactitud su significado. En Época Arcaica estuvo vinculado especialmente a la valentía, a la fortaleza y la destreza en el combate. A las que más adelante se sumaron la moderación o equilibrio, la justicia y la prudencia.

b. Agatós. Poseer la bondad, la verdad y la belleza interiores.

c. Sofrosine. Es la moderación. Todo con medida.

d. Deber. El héroe tiene que cumplir con su condición de líder.

e. Cólera. Es un derecho del líder, del héroe.

f. Venganza. Es la búsqueda del equilibrio perdido. Es obligatoria dentro de ética homérica.

g. Magnanimidad. Es el perdón en la victoria; cuando se debe ser capaz de perdonar hasta lo imperdonable.

La religión

La constante intervención de la divinidad en el acontecer humano es típica de todas las épicas; en muchos casos es difícil distinguir si los acontecimientos se deben a la voluntad humana o es que, simplemente, los hombres actúan movidos por el dios. Así mismo, es típico de la épica la

atribución a seres humanos de poderes o características sobrenaturales (armas mágicas, etc.).

La vida de la Grecia antigua, así como la cultura, no puede entenderse sin conocer su religión. En la época cretense era de signo naturalista, pero pronto se convirtió, gracias a la influencia egipcia, en religión antropomórfica. Los dioses, que por su origen eran locales, acabaron por hacerse nacionales, dando lugar a una religión panhelénica y politeísta, apoyada en un intrincado mundo de mitos y leyendas que nos han sido transmitidos en parte por Hesíodo en su Teogonía (obra que trata del origen de los dioses).

Los dioses griegos eran muy semejantes a los hombres, con sus mismos defectos y pasiones, pero inmortales. Vivían en el monte Olimpo, la más alta montaña de Grecia, y se alimentaban con néctar y ambrosía. Invisibles a los mortales, intervienen constantemente en sus vidas, transformados en humanos, animales, ideas o fantasías, sueños o elementos naturales. No son dos mundos superpuestos: es un mundo mucho más amplio y vivo que el nuestro, que gravitaba en torno de los relatos escuchados a los mayores, en la noche, junto al fuego protector. En estas sesiones los individuos indagaban el sentido de la vida y la muerte. El arte del aedo o rapsoda encuentra en su raíz más profunda en el oficio del sacerdote, brujo o chamán.

Fuentes

Análisis de la Odisea en el blog Departamento de Español.

Tema 1. La Épica, en la página del Departamento de Griego del Instituto Vegas Bajas. Se puede descargar en formato word.